30.11.07

El Lucifer que todos llevamos dentro[i] (v.3)

Esta es la tercer y última parte de la entrevista entre Natasha Mitchell y Philip Zimbardo. En 2001 el director Oliver Hirschbiegel realizó la adaptación del experimento de la Prisión de Stanford al cine con la magistral Das Experiment. El hecho es que la capacidad del hombre de convertirse en su peor propia versión sucede con mayor frecuencia de la que pensamos. Esta parte de la entrevista narra la transformación de un soldado estadounidense en una prisión de Irak.

NM: Philip Zimbardo, vayamos ahora hacia delante a 2003 y a otra prisión, Abu Ghraib en Irak. Me impresionó saber que Abu Ghraib en inglés significa la casa de los padres extraños, y de hecho era una extraña y horrible casa, ¿no lo crees?

PZ: Siempre lo fue. Era el centro de tortura y ejecución de Saddam Hussein. Lo que a los estadounidenses les sucedió fue que no estaban preparados para las consecuencias, no iban preparados para las insurgencias, las resistencias. Comenzaron a arrestar a estos insurgentes y no tenían donde colocarlos por lo que los ponían en Abu Ghraib, con lo que colmaron la prisión. Posteriormente se salió de control porque comenzaron a arrestar a familias enteras al realizar la limpieza de barrios.

En septiembre de 2003 Tier 1A, que es donde se llevaron a cabo los abusos y Tier 1B junto a ella, tenía aproximadamente 200 prisioneros. En pocos meses alcanzaron los mil y sólo tenían 8 guardias para lidiar con todos ellos. Los guardias no eran soldados comunes, eran reservistas del ejército, policías militares. Los medios de comunicación no han puesto atención a esto y es crítico. Eso quiere decir que no tenían ningún tipo de entrenamiento para lidiar con asuntos en una zona de guerra. Adicionalmente, Tier 1A era el centro de tortura suave; no se utiliza el abuso físico, sino variadas formas de interrogación psicológica.

NM: Todos recordamos las fotos que aparecieron de Abu Ghraib. ¿Cuál fue tu reacción inmediata a ello? De hecho, tú fuiste en representación de los soldados acusados de atrocidades; fuiste como un testigo experto, por lo menos.

PZ: Habían pasado 35 años desde el estudio de la Prisión de Stanford y para mí había sido superado y terminado. Pero cuando vi esas fotos que se mostraron por todo el mundo, me impresionaron. Eran abominables, pero tampoco eran tan sorprendentes pues esas mismas imágenes las había visto en el estudio de la Prisión de Stanford: reos con bolsas sobre sus cabezas, desnudados, forzados a realizar actos sexuales degradantes. Y estos soldados jóvenes constantemente escuchan por parte de la inteligencia militar, la CIA, que deben ganar la guerra pues de ellos dependerá la paz y vida de sus amigos en Estados Unidos, la seducción al mal es instantánea. Mi argumento es que estas son buenas personas empujados a cruzar esa línea.

NM: ¿Eso excusa su comportamiento? ¿Este es un caso que llamaría excusatorio?

PZ: Claro que no, para nada, pero lo que decimos es que podemos demostrar en mi análisis…Chip Frederick, fue un sargento personal en Tier 1A.

NM: Y él fue el hombre que juntó los cables para … es esa terrible imagen de ese hombre con los cables colgando de sus dedos y un gorro puntiagudo tipo Ku Klux Klan en su cara.

PZ: Es la imagen icónica de la tortura en este momento en el mundo. Los artistas la están utilizando. Pude conocer a esta persona bien. Era un soldado sobresaliente, tenía nueve medallas y reconocimientos, era un excelente guardia de prisión previo al incidente, un buen hombre de familia. Y en menos de un mes está haciendo estos actos terribles junto con los demás. Escogí defenderlo porque la administración de Bush y el ejército tuvieron que lidiar con la filtración de estas fotografías para decir que hay algunas manzanas podridas, algunos soldados coloretes, como mis guardias buenos el primer día que se corrompieron al estar en un lugar insano.

¿Por qué los peores acontecimientos en la cárcel de Abu Ghraib sucedieron durante el turno nocturno? En tres meses nunca hubo un oficial encargado que se diera una vuelta por el calabozo. ¿Por qué? Porque estaba sucio, había ratas por doquier, cortos de electricidad, escaseaba el agua, había alrededor de mil reos casi todos desnudos, el lugar apestaba y era peligroso. Los prisioneros y los guardias estaban muriéndose por estos ataques morteros. De modo que por un lado está la inteligencia militar, CIA, diciéndole a ochenta hombres y mujeres que hagan lo que tengan que hacer para que estén listos para ser interrogados. Por otro lado, no tienes a nadie de mayor rango diciendo que no debemos lastimar, debemos honrar la Convención de Ginebra, queremos mantener la dignidad del ejército estadounidense. Las señales que tuvieron fueron: haz mal, nadie está vigilando, el gato se ha ido y los ratones pueden salir a jugar.

NM: Aún así, el fiscal Michael Holly no compró tu argumentación ni la evidencia por lo que hoy conocemos como dinámica situacional social, tu análisis del sistema o la influencia de la situación en el comportamiento del soldado.

PZ: Chip Frederick admitió su culpabilidad, no había duda de que lo era, yo simplemente argumentaba que cuando se sentencia a cualquier persona a cárcel, entonces tenemos que tomar en cuenta cuáles fueron los acontecimientos, la situación, alrededor y las fuerzas sistémicas que hicieron que un buen hombre cometiera actos malos. No es posible enfocarse sólo a la libre voluntad o racionalidad individual.

NM: Hannah Arendt escribió sobre lo banal de la maldad, de los actores diarios mientras ella escribía sobre los horrores del Holocausto y sus ejecutores. Tú, por otro lado, hablas de la banalidad del heroísmo.

PZ: Hace un momento tú comentabas que yo estaba democratizando al mal. También democratizo el heroísmo de Hannah Arendt en su brillante análisis de Adolf Eichmann, quien fue el nazi responsable por las muertes de millones de judíos en Auschwitz, quien ella dijo que antes de Auschwitz esta persona era normal. Cuando lo ves en juicio en Nuremberg es alguien completamente normal. Menciona Arendt que lo terrible es que es espantosamente normal. Fue la situación de Auschwitz lo que transformó a esta buena persona en un monstruo. Lo que digo es que lo mismo puede decirse de los héroes, quienes son gente común y corriente que realizan actividades extraordinarias. Pienso en Nelson Mandela y la Madre Teresa de Calculta, Gandhi, Martin Luther King, personas que han organizado toda su vida alrededor del sacrificio. Son una excepción rara. La mayoría de los héroes lo son sólo de momento, son personas como aquél que expuso los abusos en la prisión de Abu Ghraib, alguien llamado Joe Darby, la persona más ordinaria del mundo.

NM: Quien ahora vive bajo una seguridad constante.

PZ: Su madre, esposa y él tuvieron que ser protegidos porque todos querían matarlo. En lugar de ser un héroe se convirtió en el enemigo de la gente porque mostró al mundo las atrocidades que les eran permitidas cometer a los soldados. Para ser un héroe, de acuerdo con mi análisis, no se necesita tener atributos especiales, no es que seas más conciente, altruista, menos egoísta, eres una persona común que en una situación particular, en un momento particular de tu vida, ve el mundo tal como realmente es. Como Christina Maslasch lo vio en el estudio de la Prisión de Stanford, donde otros 50 no lo vieron. Lo que quiero argumentar es que todos tenemos el potencial para ser malvados. Pero aún más importante, todos somos potencialmente héroes.

NM: Philip Zimbardo, ha sido un verdadero placer platicar contigo en este programa. Gracias por aceptar la invitación.

PZ: Natasha, me encanta tu programa. Muchas gracias.

[i] Traducción del inglés por Roberto Rivadeneyra.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Interesante sí...
Quizá lo mejor sería evitar los lugares "insanos"...
A pocos años de la WWII seguimos cometiendo actos indignos. Después sacarán miles de películas y todos nos indignaremos y diremos ¿cómo fueron capaces? Y quizá en ese momento alguien esté siendo humillado y torturado...
Espero no acostumbrarme a eso...

Mallén dijo...

Ufffff... yo vi la película. Claustrofóbica, agónica, horripilante...
El hombre no es sino el lobo del mismo hombre. Y pobrecitos los lobos.