30.6.08

Circunferencia erótica

Cuando en la vida muere el deseo
muere también la muerte,
muere la motivación,
el empuje
y la paz.

Estrellas galopan la muerte
y a la vida regresa
la imagen enterrada
de tus besos.

27.6.08

El libro de Santiago / Jaime Reyes

El libro de Santiago
Jaime Reyes
Los libros de Homero. México, 2007.
128 págs.

Al despertar, uno de los elementos que todo ser humano debe tener claro para continuar con la rutina del día es poder responder a la pregunta: ¿quién soy? No tenerlo claro desencadenaría un caos. ¿Cómo saber qué tengo por hacer, dónde, a qué hora, si ni siquiera sé cómo me llamo? La identificación del ego es condición necesaria para la supervivencia.

¿Qué sucede cuando tal duda surge consciente y la respuesta que la acompaña no nos deja satisfechos? Santiago recurrió a su libro rojo, donde la pluma chorreaba recuerdos imaginados; también algunos reales. Entre ambos, le susurraban que estaba viejo. Desesperado por encontrarse ante el espejo de la verdad, se refugió en la literatura. Ésta, sin embargo, sentenció su decrepitud. «La literatura es memoria, todos somos editores de nuestros recuerdos y es imposible no serlo.»

El libro de Santiago es la novela de cualquiera de nosotros. Es la angustia y mortificación que el tiempo genera. Es la espiral de la vida: o nos eleva o nos hunde. Es breve, contundente y apasionante.

Jaime Reyes, editor de Cultura y ciencia en el periódico Reforma, debuta como escritor con este texto. Un absoluto acierto.
[Publicado en Istmo, 296, mayo-junio 2008]

26.6.08

Nocturno a mí mismo

Definitivamente, soy un ser nocturno. Ayer --en realidad hoy-- regresé a mi casa a las 12 y media de la madrugada y en lugar de irme a dormir, me senté frente a la computadora a redactar una reseña de mil palabras. Lo mejor fue que a las dos de la mañana que terminé quería seguir escribiendo. Pensé por un segundo en seguirme con la redacción de mi tesis. Sólo fue un segundo, hoy tenía que levantarme a las ocho para cumplir con mis actividades. Confieso que aunque a las 2 y diez de la mañana ya estaba enfundado en las sábanas, me costó trabajo conciliar el sueño. Mi mente seguía pensando, razonando, articulando oraciones y generando ideas. El horario laboral está invertido para mí.

25.6.08

Roberto Rivadeneyra una década después

Ayer saqué mi pasaporte. Tras dar una vuelta de más --aunque he de reconocer que la burocracia en México parece estar muriéndose lentamente-- obtuve mi documento. Llevaba, por supuesto, el anterior, el vencido. Aquí las fotos del viejo y del nuevo, que lo que reflejan es a un joven frente a un viejo. 1995. 18 años. Joven, esbelto, entusiasta, lleno de vida y gozando del último año de preparatoria. Ansioso por vivir.
2008. 31 años (casi 32). Cansado (y también casado, que es casi lo mismo), amargado, lleno de responsabilidades y falto de vida. Con la redacción de la tesis de maestría en curso y el grado pendiente. A la espera de un golpe de suerte para poder vivir de leer y escribir. Con tres horas de descanso en promedio a la semana.



23.6.08

Skateboarding in the 80's

La mejor parte de mi adolescencia fue la patineta. Desconozco el rumbo de mi vida si no me hubiera aficionado por este deporte extremo. Aún tengo sueños donde brinco escaleras, hago melancholies, 360 kickflips y la paso bien con mis amigos. Aquí dos de las tablas que más me gustaron mientras patiné.





20.6.08

Caminar entre amigos

Hoy que ingresé a mi página de Hi5 me di cuenta que tengo 90 amigos. ¡Cuántos! «¡Qué afortunado soy!», debería pensar, pero… De esos noventa tal vez conozco a la mitad y de esa mitad sólo un puñado son realmente cercanos. Es decir, sólo 10 o 15 son mis amigos. Una vez más me asalta la pregunta: ¿qué es un amigo, qué es la amistad?


Afortunadamente, hace poco encontré un libro dedicado al tema. Lo escribió un misionero jesuita a finales del siglo XVI y principios del XVII. Su nombre era Matteo Ricci. El ejemplar que tengo, De la amistad[1], lo conforman cien sentencias. El autor lo escribió a petición del príncipe chino Jian’an, quien le dijo: «cuando hombres nobles de gran virtud se dignaron (sic) a pasar a mi tierra, no hay ocasión en que no los invite, les trate como amigos y los honre. El gran Occidente es la tierra de la moralidad y la justicia: quisiera escuchar qué piensa de la amistad».


El Xitai Ricci (maestro del grandioso Occidente, sobrenombre que confirieron al jesuita los letrados y reyes chinos de la época), con el deseo de satisfacer al príncipe, entregó Dell’ amicizia, donde sintetizó las enseñanzas de autores como Plutarco, Aristóteles, Diógenes Laercio, Cicerón, Séneca, san Agustín y Ambrosio entre otros. Por supuesto, incluyó ideas provenientes de los sabios chinos, específicamente de Confucio.


La edición que me llegó es una traducción castellana de Jesús Salazar que conserva también la versión italiana.


Las enseñanzas de Ricci no sólo complacieron a Jian’an, sino que a cinco siglos de su creación la fuerza de cada una de las sentencias lacra el ánimo de quien las lee. Cito la primera: «Mi amigo no es otro que la mitad de mí mismo; así, es otro yo. Por tanto debo considerar al amigo como a mí mismo». Sencilla, inteligible y real. El resto del libro conserva el mismo tono contundente.


Este tomo también incluye una introducción de Filippo Mignini, director del Instituto Matteo Ricci, que narra la vida e influencias del autor. Siguen los prefacios de Qu Taisu, amigo de Ricci, y de Feng Yingjing, curador de la obra china de 1601. El recorrido inicial finaliza con el proemio del propio autor publicado cuando Feng curó el texto.


El libro es un auténtico tesoro que puede leerse de corrido o por fragmentos. Personalmente prefiero esta segunda opción. El azar puede ser un juego divertido cuando lo que se encuentra son máximas. Realizo el ejercicio en este momento. Pienso en mi preocupación inicial, la de mis amigos en Hi5 y, concretamente, en cómo se define la amistad. Tomo el ejemplar, lo abro y aparece la sentencia 42: «Los confines de la amistad son amplios: también las personas más bajas en la sociedad, cuyo principal oficio es ser ladrones, se unen en grupos con amigos y así pueden luego ejercer su oficio». ¡Cuidado con esos amigos!, parece aconsejarme.


En la misma página leo la 43: «Cuando se considera al amigo como a sí mismo, entonces el lejano se avecina, el débil se fortalece, quien padece súbita desgracia vuelve a la prosperidad, el enfermo sana y –¿qué necesidad hay de tantas palabras?– el muerto está como si estuviera vivo».


Ambas sentencias arrojan luz sobre mi pregunta; ambas están en la misma página y fueron parte de la lectura casual que propongo. Reitero, si se prefiere la lectura lineal es igualmente válida, aunque no tan juguetona.


Veamos finalmente qué me aconseja Matteo Ricci para concluir esta breve inquietud: «Después de haber contraído una amistad, cuídate de no romper el pacto; ya que, una vez roto, aunque se puede reparar, es difícil regresarlo a su estado original. Las macetas de jade reparadas son feas a la vista y fáciles de romperse nuevamente: no tienen casi ninguna utilidad».


Esa fue la sentencia 84 y cierro con la 86: «Si no puedes ser amigo de ti mismo, ¿cómo podrás ser amigo de otros?»

[1] Ricci, Matteo. (2007). De la amistad. México DF: Los libros de Homero.

[Publicado en Istmo 296, mayo-junio 2008.]

19.6.08

El mágico número 7

En uno de los partidos de la Eurocopa de la semana pasada me llamó la atención un comentario de uno de los analistas de ESPN Latinoamérica. Creo que fue con relación a un partido de Portugal, pero sólo es una creencia. Al debatir sobre el partido recién terminado uno de ellos habló del "mágico número 7", según Conny Méndez. No sabía que los libros de "Metafísica" 4 en 1 que la venezolana publicó y son best-sellers en casi todos los países de habla hispana fueran autoridad para ser citados al aire en un programa como el de ESPN. Celebro la apertura y, por qué no, algún día cite a St. Germain en alguno de mis textos.

18.6.08

Ícaro / Sergio Pitol

Ícaro
Sergio Pitol
Almadia. Oaxaca, 2007.
233 págs.

¿Sería demencial decir que Sergio Pitol es el escritor mexicano vivo más importante? ¿Aún más arrojado sería etiquetarlo como el mejor cuentista de México de la actualidad? El poblano, quien descubrió el cuento en sus lecturas de Borges, Onetti y Faulkner, ha hecho de este género una nueva vivencia.

Ícaro es el resultado de años dedicados a la noble y demandante pasión por las letras. El presente volumen es una antología propuesta por el mismo Pitol donde comparte algunas de sus mejores narraciones. Destacan los cuentos «Nocturno de Bujara», «La pantera» y «Cementerio de tordos».

En «De cómo escribí mis primeras novelas» el Premio Cervantes 2005 nos participa de la metodología e influencias en la redacción de El tañido de una flauta y Juegos florales. Por ejemplo, devela que no conoce «mejor enseñanza para estructurar una novela, que la traducción».

Otro de sus textos relata la amistad que ha establecido con Enrique Vila-Matas a raíz de coincidir en numerosos congresos, presentaciones y ferias.

Cada uno de los escritos provocan en el lector una levitación tal que, como el mítico Ícaro, sentirá deseos por explorar lo ignoto. La prosa de Pitol, sin duda, alcanza la idea de Belleza.

[Publicado en Istmo, 296, mayo-junio 2008]

16.6.08

158 lugares arriba

Es imperdonable. Ayer vi el primer tiempo e inicios del segundo del partido entre las selecciones de México y Belice. El marcador al descanso fue un patético 0-0. Vamos, se suponía que México es futbolísticamente superior a Belice. De hecho, los belisianos no tienen canchas donde jugar y practicar profesionalmente el deporte. Entrenan una hora al día porque todos deben regresar a sus trabajos y su partido como local hubieron de jugarlo en EUA porque en su país no hay donde. ¿Cómo es posible, entonces, que el marcador terminara 0-0 tras el primer tiempo? Afortunadamente --y así fue, por fortuna-- Carlos Vela metió un gol con un balón que le cayó al pie. El otro gol ni siquiera lo vi, pues me retiré del restaurante donde miraba el partido sin ganas de seguir viendo jugar a la selección. Fue un partido malo y aburrido. La selección mexicana de futbol no puede jugar así de mal. Pareciera que tenemos que acostumbrarnos a seguir pareciendo buenos, pero en los momentos decisivos, no serlo. El partido de ayer no mostró que México esté 158 arriba de Belice en este deporte.

11.6.08

Genio maligno

Hoy, al despertar, lo hice un tanto aliviado. Pensé que amanecía en viernes. "Hoy iré a trabajar y luego viene el fin donde dormiré y dormiré", me decía mientras el agua de la regadera caía sobre mi cuerpo. Todo iba bien, llevé a cabo mi rutina como cualquier día, y cuando llegué a mi oficina, el lugar desde donde narro esto ahora, y tomé mi agenda para ver cómo íbamos en la edición de la revista me enteré que hoy no era viernes sino miércoles. ¡Vaya decepción! Ahora que lo pienso, achaco mi confusión a aquel Genio maligno del cual hablaba Descartes. Sí, fue él quien mientras dormía me engañó para que despertara con la idea de viernes. ¿O fue mientras despertaba?

10.6.08

Los animales y la moralidad

El presente número de Letras Libres aborda el tema de Los animales y nosotros. Allí se leen textos que van de lo filosófico a lo meramente literario y cultural. Con relación al primero se barajan algunas ideas sobre el papel de los animales con relación a los seres humanos.

El primer texto está compuesto por uno breve y dos entrevistas. El primero lo escribió Élisabeth de Fontenay y se titula "De filósofos y bestias". Es sugerente y polémico. Abre con una cita de Nietzsche: "Como si el hombre hubiera sido la gran idea tras el cerebro de la evolución animal. El hombre no es en absoluto el coronamiento de la creación: cada ser se encuentra junto a él en el mismo grado de perfección". La afirmación es un hachazo contra la concepción jerárquica católica. Por otro lado, es digna de reflexión, ya que las estructuras piramidales han sido peligrosas en la historia de la humanidad.

Los orientales, por ejemplo, tienen una cosmología completamente diferente. Para ellos todos los seres vivos están en un mismo nivel. Cada uno se destaca por diferentes motivos, pero ninguno es superior al resto. Su concepción deriva de la idea de trascendencia que contemplan. Al afirmar la reencarnación, y que ésta incluye a los animales, obliga a un respeto por el resto de la creación. Tal vez la hormiga que aplasté o la vaca que me comí era un pariente mío.

Con Fontenay discrepo en que categóricamente dice que "se sabe desde hace mucho tiempo que no hay una esencia del hombre". Probablemente lo que la autora entiende por esencia es diferente de lo que yo entiendo por esencia. No sólo el hombre sí posee una, sino que todo ser (vivo o no) la lleva consigo. Aunque claro, para mí la esencia es lo que distingue a un objeto de otro. Para Nietzsche esta universalización era imposible y subjetiva, pues un árbol es siempre diferente a otro árbol, por lo que no puede existir algo como la esencia del árbol. La objeción inmediata es que todos entendemos lo que un árbol es, aunque efectivamente, cada uno piense en uno distinto.

Otro de los textos, la entrevista que Humberto Beck le hizo a Peter Singer, es innovador. El filósofo australiano ha desarrollado una teoría sobre la moralidad de los animales. Su tesis es que los animales, al igual que los seres humanos, son capaces de sufrir y, por lo tanto, de tener intereses. Además, afirma que en un nivel biológico no hay jerarquía, todos los seres somos iguales. La liberación de los animales es un eslabón más en la cadena de liberaciones: esclavitud, racismo, sexismo y ahora podríamos llamarlo animalismo.

Aunque comparto la idea de moralidad hacia el resto de la creación, veo debilidad en la argumentación. Los negros oprimidos tuvieron varias voces que defendieron sus derechos como civiles y personas. Las mujeres, igual. ¿Quién es el vocero de los animales? El animal racional. En ese caso, ¿se trata de una autodefensa? No creo que el discurso esté claro.

Finalmente, la otra entrevista, "La moral de las especies", con Frans de Waal, señala el egoísmo de los seres humanos. Él parte de la idea de que en los animales existe empatía, lo cual los introduce automáticamente en la moral. Pretende refutar la idea darwiniana de la moral como un fruto del instinto social. Por lo tanto, si hay empatía y camaradería, hay moral. Lo novedoso de su postura es que para él la moral no es un acto cultural, sino más bien natural. Los animales son capaces de más moral que los humanos gracias a la empatía que entre ellos existe. Habrá que analizar con más detalle este último argumento.

9.6.08

Cai anónima sonríes
Y el sol dora tu cabello.
¿Por qué para ser feliz
Hace falta no saberlo?

Fernando Pessoa

6.6.08

Star Wars

Lástima que se ve pequeña, pero si le dan clic apreciarán mejor el poster. Un pequeño homenaje a la película que más ha influido mi desarrollo espiritual, moral y cognitivo.

3.6.08

Más por menos

Es ridícula la influencia que sobre nosotros tiene la sociedad del consumo --sociedad líquida, bautizada por Zygmunt Bauman-- donde hemos transgredido los valores de las cosas. Es paradójico que hoy más personas tienen más bienes materiales que sus ancestros. Por ejemplo, yo tengo más cosas que lo que mis padres y abuelos tenían a mi edad. La idea de adquirir más y más objetos no necesariamente ha conducido a un estado de felicidad. Antes bien, lo contrario, un vacío cada vez más hondo. ¿Cuándo entenderemos que el dinero, el estatus, el éxito profesional y los títulos son meros accidentes de la persona? ¿Acaso no lo esencial vive en nosotros? Hay que cultivarlo más.