30.4.10

Recuerdo de niño

En Nueva York a los 10 años.


De niño quería ser beisbolista. Ese sueño se me frustró por razones que ya no quiero ni mencionar (y no tiene que ver con una lesión). Un amigo alguna vez me dijo que es absurdo querer cumplir con nuestros "sueños", que nadie termina siendo lo que de niño quería ser. Difiero y pienso que de haberse dado la circunstancia y que yo pudiera haber seguido jugando beisbol, en este momento formaría parte de algún equipo de las ligas mayores. Recuerdo que cuando viví en Nueva York era el más rápido de toda mi generación. Así es, un mexicano que ni inglés sabía hablar tenía más potencia y velocidad que el resto de mis amigos estadounidenses. Recuerdo también que en alguna ocasión me dieron el diploma al jugador más versatil por mi capacidad para jugar cualquier posición dentro del campo de juego (aquí en México jugué de pitcher, parador en corto y jardinero central). Recuerdo que en los torneos era de los que más se embasaban. Recuerdo que fui, junto con otro buen amigo, el único que conectó un cuadrangular en un torneo de beisbol de Nueva York (aún conservo esa pelota). Recuerdo que cuando salíamos al recreo o era el capitán de uno de los equipos o el primero en ser seleccionado, ya fuera para soccer, basquetbol, beisbol o americano. Recuerdo con nostalgia aquéllos años en donde tenía tan claro que lo mío, para lo que era bueno, útil, era el deporte. Hoy, en cambio, trato de hacerme bueno en una profesión. Dilemas de la libertad.

29.4.10

22.4.10

Escritores

Platicando hace unos instantes con A.M. llegamos a la conclusión de que existen dos tipos de escriotres: los de vino y los de café. Yo, definitivamente soy de vino. ¿Tú?

21.4.10

A-Muse-D

Ayer fui a ver a Muse en el Foro Sol. Qué buen concierto, qué grandes músicos. Salí muy satisfecho. Aquí comparto el setlist que ayer tocaron.

14.4.10

¿Y la metafísica?

Tras un debate sobre pobreza, capitalismo y responsabilidad social llegué a la conclusión de que el problema del socialismo es que se desentiende de la metafísica y pretende funcionar a partir de parámetros estrictamente racionales, lo que deshumaniza toda acción allí ejercida, pues el ser humano, si bien racional, no se reduce a ella. Por otro lado, tampoco el capitalismo actual es humanista. En este caso es por la instrumentalización de la política y economía, y, como el ser humano no es un instrumento, el capitalismo falla en dar soluciones que beneficien a todos. Ergo, en ambos casos podemos ver, ¡cuánta falta hace la metafísica en el siglo XXI!

9.4.10

El absurdo ser humano

Bartleby, el escribiente
Herman Melville
Siruela. Madrid, 2009
86 Págs

Herman Melville (1819-1891) murió olvidado. Resulta increíble que semejante escritor terminara su vida así. Afortunadamente, el olvido duró poco. Bastó con que alguien encontrara Moby Dick para que el narrador recuperara su presencia ante el público.

Además de la novela mencionada, otro de los clásicos en la literatura es el que aquí se presenta: Bartleby, el escribiente. Este relato se publicó por primera vez de forma anónima en Putnam’s Magazine en noviembre y diciembre de 1853 –dos años después que apareciera Moby Dick–. Luego se incluyó en The Piazza Tales (1856).

Hoy de nuevo podemos gozar de su lectura gracias a Siruela quien nos acerca a Bartleby de la mano de la traducción de Borges.

En este cuento, Melville mete al lector en la mente de un oficinista de Wall Street; un personaje que de alguna manera somos todos. El encierro que provocan las cuatro paredes y un escritorio donde trabajar irremediablemente nos ensimisma y de la nada surge una pregunta: ¿quién soy? Algo sin duda apasionante.

«Preferiría no hacerlo», comienza a repetir Bartleby ante la insistencia de su jefe por cumplir las tareas solicitadas. Y poco a poco nos quedamos mudos frente a la rebeldía, no sólo laboral, sino íntima del personaje.

Aprisionando en un autismo absoluto, Bartleby nos recuerda La metamorfosis de Kafka y Esperando a Godot de Beckett. La angustia y horror de la primera se amalgaman con la infinita y absurda espera de Vladimir y Estragón por Godot. Así, Bartleby se va transformando en un ser inerte que encuentra un final necio e inevitable. El relato también remite al pujante existencialismo del siglo XX.

¿Qué estamos haciendo hoy? ¿Cuántos Bartlebys estamos produciendo? ¿Será que como él, nosotros enclaustrados en nuestras oficinas hemos perdido el sentido de quiénes somos? La inmediatez y las ideas del mínimo esfuerzo atentan contra el ser humano. Ante la fractura de la voluntad sólo queda el vacío. ¿Es eso lo que realmente queremos?
[Publicado en istmo 307, marzo-abril]

¿Apocalipsis?

Desde el martes de esta semana alrededor de la hora de la comida ha llovido. Desde ese mismo día, al terminar los aguaceros, noté en los charcos que quedaron como consecuencia de la lluvia una nata amarilla. Al principio pensé que a alguien se le habría chorreado algo. Esta idea fue abandonándome conforme veía más y más charcos con esta nata amarilla. Hoy, después de estacionar mi coche y caminar hacia mi oficina, noté más nata amarilla allí donde ayer por la noche había charcos. Entonces concluí que seguro los mayas tenían razón y el apocalipsis se acerca: ¡está lloviendo azufre!

6.4.10

Bienvenido


El sábado 27 de marzo a las 6:33 de la mañana nació mi segundo hijo. Aquí una foto tomada el lunes 29 ya en nuestra casa. Le pondré por nombre Derek y su hermano es Kaleb.