31.3.08

La música y el clima

Independientemente de mis inclinaciones musicales me he dado cuenta que en el Reino Unido se hace excelente música. En este caso, además del RU también incluyo a Irlanda. Grupos como Pink Floyd, Led Zeppelin, The Beatles y Black Sabbath, por mencionar algunos, son producto de toda esa isla al norte del Atlántico. Hoy nos regala músicos como Muse, U2, The Cranberries o Radiohead. Reitero, independiente del gusto personal, es innegable la calidad musical que las bandas mencionadas presentan. Incluso me atrevaría a afirmar que su música está por encima de la que se realiza en el resto del mundo salvo, claro, sus contadas excepciones. Me faltan datos e información para desarrollar este tema como se debe. Sin embargo, aventuro una hipótesis: el clima determina la creatividad musical de la gente que vive en el RU. Para mí es claro que la nostalgia que generan los días nublados y lluviosos detona esta capacidad sonora. Habrá que investigar más.

29.3.08

Diálogo posmoderno

Karina me mandó un mensaje para reclamarme. Me tomó por sopresa. Le contesté el mensaje. A las pocas horas, supongo que vio el mensaje, respondió con otro mensaje. Lo abrí, lo leí y cortesmente hice lo propio. La indignación de Karina fue evidente en el siguiente mensaje que me llegó. Así que pensé: "ella, ¿indignada? Ni madres". En chinga teclee las palabras en el celular y lo envié. Yo sí tenía motivos para estar indignado. Le reclamé por su descortesía. Me contestó que "una cosa no tenía que ver con la otra", y que "ya no tenía sentido aclararlo". No respondí.

28.3.08

Cine para mí o las películas que me determinaron

Películas que me han dejado algún tipo de cicatriz, desde mi infancia hasta la actualidad.
  1. Star Wars. Definitivamente, le debo mucho a la primera trilogía. Una enseñanza para toda la vida.
  2. Furia de Titanes. Enamoró mi gusto por la mitología griega.
  3. The Wall de Pink Floyd. Determinante en mi adolescencia. La música es estupenda. Cúmulo de conceptos trasmitidos visceralmente con los que decididamente todos nos identificamos.
  4. Far Away so Close. Una mirada al interior del ser humano; una búsqueda por la espiritualidad. ¡Maravillosa!
  5. The Matrix. Filosofía hecha cine. ¿Quién se dobla, tú o la cuchara?
  6. Luna amarga. El amor puede ser erótico y lo erótico grotesco. Fronteras entre el deseo, la pasión y la autodestrucción.
  7. Historia de Lisboa. Lecciones sobre epistemología fílmica. Además, el descubrimiento de Madredeus.
  8. Amadeus. La genialidad es un don divino y los prejuicios un abismo humano.
  9. El laberinto del Fauno. La imaginación y la realidad son intercambiables. ¿Cuál es el límite entre una y otra?
  10. El séptimo sello. La muerte puede ser derrotada.

27.3.08

¡Vaya!

Me pregunto, ¿por qué el papel de baño debe ir en el cesto de la basura? ¿Acaso no es suficientemente grande el excusado como para llevárselo todo? ¡Qué desagradable es entrar a un baño donde el papel higiénico se tira en el bote en lugar de dejar que se lo lleve el flush! En fin, así como me he encontrado con este tipo de letreros, he visto los que piden lo contrario o donde ni siquiera existe un bote de basura para evitar la sucia tentación de arrojarlos al cesto.

26.3.08

Soy feliz

He descubierto a Bolaño. Lo leo con fruición. Soy feliz.

Acabo de comprarme el disco del grupo Cavalera Conspiracy. Metal puro. Promete revivir aquellos tiempos cuando los hermanos Max e Igor Cavalera revolucionaron el metal con Sepultura en los noventa. Soy feliz.

25.3.08

Asesinos

Muchas veces me he puesto a pensar en cuáles son las condiciones que Estados Unidos ofrece para que broten como racimos los asesinos seriales. Fuera de Jack el Destripador, no conozco otro criminal de estos no nacido en EUA. Es un tema que provoca escalofríos, pero también curiosidad.

24.3.08

Frente frío

Terminó la Semana Santa. Hoy amaneció el valle de México con temperaturas bajas. El frío es escandaloso. Odio el frío. Prefiero sudar la gota gorda que tiritar; prefiero la comodidad de la poca ropa que parecer un oso-robot, incapaz de movimientos ágiles y coordinados. En la semana pasada vi un programa que buscaba darle una explicación a la extinción de los grandes mamíferos. Surgieron tres teorías predominantes: la era glacial 23, la matanza humana y una enfermedad hipercontagiosa. Al final no concluyeron nada y todo quedó igual. Hoy sé que el frío que se estacionó en la ciudad está congelando mis neuronas y mi sensibilidad literaria. No hay bacterias ni matanzas, sólo congelamiento.

23.3.08

¿Ironía o sabiduría?

¿Dónde se encuentra la sabiduría?
Harold Bloom
Punto de lectura. México, 2006.
350 págs.


Para los antiguos griegos la búsqueda de la sabiduría era algo serio. «Los orígenes de la filosofía, y, por tanto, de todo el pensamiento occidental, son misteriosos. (…) En realidad, la época de los orígenes de la filosofía griega está mucho más próxima a nosotros. Platón llama “filosofía”, amor a la sabiduría, a su investigación, a su actividad educativa, a la forma literaria del diálogo.»[1]

Es verdad, Platón fue el primero en combinar el amor con la sabiduría, la Philé con la Sophía. Gracias a él la actividad que urde el saber mediante la observación y los silogismos tiene un nombre. Occidentalmente se considera a Tales de Mileto como el primer filósofo. Sin embargo, descartar la filosofía ancestral china o india sería peligroso y falaz, aunque por el momento no navegaré esos cauces y seré muy occidental en mi análisis.

Tales, por ejemplo, buscó el saber en el cosmos. Pudo predecir un eclipse solar (585 a.C.) y darle una explicación científica. Igualmente desarrolló una teoría donde explicaba cuál era el origen —arjé— de todas las cosas. A él le siguieron Anaxímenes, Anaximandro, Anaxágoras, Heráclito, Parménides, Empédocles, Pitágoras, Demócrito y Sócrates. Todos son conocidos como filósofos —si bien algunos se adentraron también en otros saberes— porque buscaban la sabiduría mediante razonamientos lógicos que pudieran explicar lo que veían y pensaban. Es el nacimiento del pensamiento científico, por supuesto.

Platón y el resto que son conocidos bajo dicho título —filósofos— igualmente van tras el saber. Su discurrir es el mismo en casi todos, aunque las conclusiones de cada uno estén matizadas. Eso no importa, pues buscan la sabiduría.

Harold Bloom, en ¿Dónde se encuentra la sabiduría? investiga en otros campos. Desde el principio del libro nos anuncia que para él ésta estará en los textos «sapienciales». In strictu sensu, la literatura. El recorrido del libro abarca desde la Biblia hasta los textos apócrifos, sin perder de vista a su consentido: Shakespeare. En este viaje se detiene en Homero, Platón, Cervantes, Montaigne, Bacon, Samuel Jonson, Goethe, Emerson, Nietzsche, Freud y Proust.

Lo primero que salta es que sólo hay un filósofo sistemático en su lista, Platón, y además, no sale muy bien parado frente a Homero, pues es disecado sólo literariamente. Bacon y Nietzsche son los otros que aparecen aunque del primero sólo le interesan sus Ensayos y del segundo sus aforismos. Hacia el final del libro aparecerá San Agustín sólo para ser comentado por sus Confesiones. El resto de la obra agustiniana, como la de los demás filósofos, le tienen sin cuidado.

Para el profesor de Yale nada superará la sabiduría que existe en la obra de Shakespeare. Casi en el mismo andamio coloca a Cervantes como el creador de la novela moderna. Constantemente identifica a Hamlet con Don Quijote y a Falsfatt con Sancho. Muestra su dominio sobre ciertas obras de la literatura occidental y en ocasiones ilustra. Hay otras en donde aburre. Las citas tienden a ser excesivas e innecesarias. Preferiría escuchar su voz y no tanto la de los autores que menciona.

Algo es claro, la tesis del ensayo es, como ya quedó mencionado, que «la sabiduría se encuentra en los textos literarios». Agregaría un par de elementos más: la ironía y la muerte. «La sabiduría está en las obras literarias donde exista un dejo de ironía y una lección sobre la muerte», debería rezar la última línea de la página 350. Tampoco es sorpresivo el tema de la fatalidad humana; desde el primer párrafo nos advierte que el libro fue re-escrito tras la cercana experiencia con la muerte que tuvo debido a una enfermedad y el dolor de la pérdida de sus amigos. No condeno esto, sino la subjetividad que ello implicó en el desarrollo de la obra.

Leer a Sócrates en los diálogos de Platón es exquisito, además de por la bien cuidada prosa platónica, por la ironía socrática. Esta es un elemento enriquecedor de toda literatura. Un gozo se manifiesta cuando nos encontramos con textos irónicos que, además, resultan iluminadores. Pero, ¿reducir la sabiduría al potencial irónico del escritor en ciernes? La falacia es evidente.

Olvidemos tales afirmaciones y mantengamos la tesis inicial y central. ¿Es posible sostener que la sabiduría radica en la literatura? No hay duda que la literatura está llena de enseñanzas que pueden beneficiar mayúsculamente a las personas. De allí no se sigue la exclusión del resto de las ciencias. El texto se torna interesante si omitimos la tesis central y lo tomamos como un recorrido por la ironía en la literatura occidental. Aunque claro, sería otra obra y a la misma le faltarían varios autores más que sin explicación fueron excluidos de la presente.

«La sabiduría, sea esotérica o no, me parece una perfección capaz de absorber o destruir, según lo que le aportemos», comenta Bloom al inicio de este trabajo. Irónicamente, parece que en la búsqueda por la sabiduría el autor fue destruido por su propio impulso hacia la literatura. He de reconocer que el título es sumamente sugerente. Por desgracia, su pretensión cojea ante las expectativas de un lector de literatura, historia y filosofía.

[1] Colli, Giorgio. (2000). El nacimiento de la filosofía. Tusquets: Barcelona, pág. 13.

21.3.08

Viernes en el Valle

Hoy decidimos ir a Valle de Bravo. El recorrido es de dos horas por la autopista. Tres si te equivocas y te vas por la carretera federal. Llegamos. La avenida principal --la que costea el lago-- era un estacionamiento. Mi hijo tenía ganas de hacer pipí. Ni modo, como en mis tiempos, en el arbolito. Después de más de media hora tratando de llegar al Muelle Principal estacioné el coche en el primer huequito que se ofreció. Caminamos otros quince minutos hasta llegar al muelle. Teníamos hambre. Comimos en la Balsa Flotante y vaya que así era, flotante. El pescado y los mariscos estuvieron deliciosos. Pedimos la cuenta. Nos subimos a una lancha para pasear durante una hora por el lago. Bella experiencia. Bajamos tras el recorrido en lancha y fuimos a conocer el centro del pueblo. Bonito, pintoresco, con artesanías muy baratas. Desgraciadamente, hasta la madre. De regreso al coche. Quisimos ganarle a la avenida callejoneando. Nos perdimos. Finalmente llegamos al coche. Eran las siete y media de la noche. Hacia México. Todo bien hasta que pasé por una feria de pueblo. Habíamos tomado el camino largo, el de tres horas, por la federal, de noche, con curvas y sin conocer la carretera. Llegamos. Lo comparto.

Por cierto, hoy ccomenzó la primavera.

20.3.08

Jueves de ceniza

Quise ir a ver "Ashes and Snow". El centro estaba como siempre más un porcentaje extra: hasta la madre. Quise comer en la terraza del Holiday Inn. Su prepotencia y mal trato me alejaron. Comí un par de tortas de pavo en "El rey del pavo". ¡Exquisitas! Pedí una cerveza que venía tibia. Recordé Pedro Páramo y solicité un vaso preparado para michelada. Mejor. Caminé un poco por las calles del centro. ¡Maravilloso! 54 pesos de estacionamiento. ¡Un robo! Me llevaron mi auto, no di propina. Acabo de regresar de tomarme un capuccino en Starbucks. Tal vez nunca vea la obra que gratuitamente se presenta en el Museo Nomádico. Tendré que conformarme con la experiencia vía YouTube o similar. Fin.

18.3.08

Monstruos


"Silencioso es el fondo de mi mar: ¡quién adivinaría que esconde monstruos juguetones!"

(Nietzsche. Así habló Zaratustra. Alianza: México, 1997, pág. 174).

17.3.08

Manual de Da Vinci

"De las conductas indecorosas en la mesa de mi señor"

  1. Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
  2. Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.
  3. Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
  4. No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.
  5. No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
  6. No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.
  7. No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.
  8. Ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
  9. No ha de limipar su armadura en la mesa.
  10. No ha de tomar la comida de la mesa y ponerla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.
  11. No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa mismsa fuente.
  12. No ha de escupir frente a él.
  13. Ni tampoco de lado.
  14. No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
  15. No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitirá dar codazos.
  16. No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
  17. No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras esté conversando.
  18. No ha de hacer figuras modeladas, ni prender fuegos, ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así se lo pida).
  19. No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa.
  20. Ni tampoco serpientes ni escarabajos.
  21. No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera).
  22. No ha de cantar ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
  23. No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).
  24. No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
  25. Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
  26. No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).
  27. Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.

[Notas de cocina de Leonardo da Vinci, compilación y edición de Shelagh y J. Routh. Temas de hoy: España, 1999.]

14.3.08

Estéticamente congelado

Ayer mientras paseaba entre los blogs que tengo me encontré con un par de videos en el de mi amigo Kics donde, en una multitud, repentinamente hay quienes se congelan. Los autores de semejante realización son los creadores de un blog que se llama Improve Everywhere y lo que buscan es "Crear escenas" y vaya que con la idea de "Freeze" lo lograron.

El primer experimento lo realizaron en la Grand Central Station de Nueva York, donde miles de personas transitan al día. Los organizadores pusieron de acuerdo a 200 individuos para que en el exacto mismo segundo todos se "congelaran" en la posición que tuvieran. (Como cuando de niños jugábamos encantados.) La gente que no estaba enterada y continuaba con su rutina diaria se mostraba sorprendida. Los tocaban, les daban la vuelta, fotografiaban, videogrababan y aún así, no se movían un ápice.

Me imagino que el impacto fue grande para los que lo vivieron. Este performance es una verdadera experiencia estética. Lo he comentado ya, el tiempo es un tema que ocupa parte de mis pensamientos diarios desde la infancia. Cuando vi el video experimenté una sensación metafísica donde la eternidad la tenía al alcance del instante congelado. No puedo sino remitirme a Kant.

De acuerdo con el regiomontano alemán el espacio y el tiempo no son realidades independientes del sujeto, sino que nacemos con ellas y son los filtros por medio de los cuales accedemos a la realidad. Estas formas a priori de nuestra sensibilidad determinan el conocimiento que adquirimos. Kant le llama Estética trascendental. Si entonces nuestra psique impone estas dos categorías --espacio y tiempo-- a todo lo cognoscente, ¿qué sensación tan sublime es que un objeto cuya naturaleza es el movimiento (en el cual existe tanto tiempo como espacio) quede petrificado.

Lo que realza esta percepción es el movimiento del resto de la gente que no quedó congelada. El contraste es brutal; simultáneamente hay nada y todo, vacío y plenitud, pausa y fricción. Es ver al mismo "tiempo" el mundo sensible --fenómeno--, al cual estamos acostumbrados y el inteligible --noúmeno-- donde la realidad sí es independiente de nuestros filtros epistemológicos. Fue experimentar el Absoluto hegeliano, el Motor inmóvil aristotélico, el Demiurgo platónico frente a la mortalidad humana. Por un momento, me sentí liberado de las ataduras de mi cuerpo.

Deseo trascendente

Hoy leí: "El deseo debe ser un acceso a la trascendencia". Comulgo en su totalidad.

13.3.08

Autoconocerse para no enfermar

Ayer mientras veía Spiderman 2 con mi hijo anoté una frase que el Dr. Octopus menciona antes de convertirse en tal: "Si guardas algo tan complicado como el amor, enfermarás". No sólo el amor, sino cualquier emoción. Si las personas guardamos nuestras emociones y no las manifestamos de alguna manera sentenciamos nuestra salud.

Pienso que todas las enfermedades son psicosomáticas. Después de los siete años, periodo en el cual la racionalidad está totalmente desarrollada, todas las enfermedades son producto de nuestro desequilibrio emocional. Previo a esa edad las enfermedades las causamos los padres al transmtirle nuestros miedos, ansiedades y preocupaciones a nuestros hijos.

Harold Bloom menciona en ¿Dónde se encuentra la sabiduría? que "lo que caracteriza a Occidente es esa incómoda sensación de que su saber va por un lado y su vida espiritual por otro distinto". En particular se refiere a que nuestro acercamiento a la verdad y estética está regido por la cultura greco-romana, mientra que la búsqueda interior por la judeo-cristiana-islámica. Dos culturas que aunque en momentos se tocan en otras son contradictorias. En una tenemos dioses pasionales, llenos de ira y egoismo; en la otra, un Dios omnipresente, misericordioso y que en el Antiguo Testamento pretende que se luche por él.

Los filósofos griegos recogieron grandemente las enseñanzas de Oriente, desde los egipcios hasta los hinduístas y budistas. Bajo una atenta lectura de textos orientales y filosóficos griegos se constata lo dicho. Si se compara la genealogía de los dioses de Hesíodo con la de los egipcios, la coincidencia es notable. O los textos órficos con los budistas.

En la filosofía griega encontramos la búsqueda del crecimiento espiritual como algo que el propio hombre ha de trabajar. La sabiduría está en nosotros. Basta mencionar el mandato délfico, la templanza socrática, la reminiscencia platónica, la autodeterminación estoica, la plenitud cínica o la misma filosofía epicúrea: todas apuntan hacia el interior. En cambio, el encauce que proporciona las enseñanzas judeo-cristianas van hacia el exterior. Si bien también debe existir un dominio de sí mismo para lograr las virtudes judeo-cristianas, la motivación está fuera de nosotros, en la entrada al paraíso, en la redención. Será Dios quien nos dé su visto bueno para ello. Se actúa más bajo el concepto del premio-castigo que por una verdadera convicción de hacerlo.

Esto ha determinado que la autoexigencia sea menor que en las culturas orientales. El Harakiri es terrible, pero muestra a la perfección esta dualidad. El honor es tan grande para un japonés que violarlo conduce necesariamente al suicidio. En Occidente somos mucho más permisivos con los yerros y en ocasiones los justificamos por la causa material.

Las enfermedades, entre otras cosas, son justificables por los virus (¡los cuales verdaderamente existen!). Sin embargo, ¿por qué permitimos que ese virus, bacteria o cualquier otra enfermedad atacara nuestro sistema biológico? Definitivamente, porque nuestras defensas estaban bajas. Lo están porque ante un miedo, una angustia o el estrés las afectamos. También si nos programamos para ello: "si sales sin suéter te enfermarás", "si comes en este lugar te enfermarás". Buenos como somos para elaborar falacias, creamos las que nos dañan. ¿Por qué no todos los que salen si suéter se enferman? O porque no han creado ese "silogismo", o porque ya lo detectaron y se han dado cuenta que no existe una causalidad directa entre un hecho y el otro.

Siempre será más fácil encontrar la desgracia propia en un factor externo y más complicado autoeducarnos. Conforme elevemos nuestra consciencia a un grado de autosuficiencia lograremos mejor el equilibrio emocional. En tanto que este exista, la posibilidad de una enfermedad será cada vez más remota. Todo se encuentra en nuestro interior.

10.3.08

Borges Crítico

Borges crítico
Sergio Pastormerlo
FCE. Buenos Aires, 2007.
197 págs.

Cuando descubrí a Borges realicé uno de mis primeros ejercicios literarios. Mientras leía los cuentos de El Aleph circulaba todas las palabras que mi vocabulario aún desconocía. Posteriormente las anotaba en un cuaderno junto con su correspondiente definición.


El reto de leer a Borges no es baladí. En sus textos, además de riqueza gramatical, convergen ideas, críticas, opiniones, experimentos y un sinfín de características que constantemente retan al lector.


En Borges crítico Sergio Pastormerlo retrata los periodos que el bonaerense vivió como escritor y, sobre todo, como juez literario. Sus escritos constantemente enfrentan los hechos; sus anécdotas, su vida, su pasado. Vemos un Borges que en sus inicios gustaba de la poesía para posteriormente afirmar que no creía en la metáfora como artificio central de la poesía.


También nos encontramos con otro Borges, el sacerdote, el que inventó un universo literario y canonizó a Macedonio Fernández y Cansinos Assens; el que poseía un gusto irremediable por leer, el lector hedonista. El que tomaba cualquier pretexto para escribir sobre su pasión más grande: la literatura.


¿Cuántos más hay? ¿El que en el "Poema de los dones" se afirma muerto o aquel que sigue vivo en las historias de sus cuentos?

[Publicado en istmo 294]

6.3.08

Balún Canán

Balún Canán
Rosario Castellanos
FCE. México, 2007.
286 págs.

Los mexicanos no podemos negar el pasado indígena que corre por nuestra sangre. Rosario Castellanos no sólo no lo niega sino lo exalta. Aunque nació en el Distrito Federal, creció en Comitán, Chiapas, donde gestó su opera prima.

«…Y entonces, coléricos, nos desposeyeron, nos arrebataron lo que habíamos atesorado: la palabra, que es el arca de la memoria.» Con esta contundente afirmación inicia la lectura de Balún Canán, «Nueve estrellas», nombre dado por los mayas a Comitán.

La novela es un viaje en el tiempo y el espacio. Recrea episodios de la historia nacional durante el sexenio de Lázaro Cárdenas. Chiapas no estaba lista –como el resto del país– para aceptar la igualdad de los «blancos» frente a los «mestizos» cuyo pilar fue la Reforma Agraria. Bajo este contexto se entreteje la trama de los Argüello, familia bien acomodada de «blancos» en Comitán, reacia a las ideas progresistas del general.

La primera y tercera parte de la novela son las mejor logradas. En ellas, la prosa es exquisita y las imágenes abundan; el ritmo es veloz, sin perder cierta cadencia entre capítulos. La voz de la niña es quien jala la historia. La segunda parte se narra en tercera persona y frena el ímpetu que hasta entonces llevaba el texto. El frenesí se detiene y los Argüello inician su declive.

Sin emitir juicios, la autora proyectó las contradicciones de la primera mitad del siglo XX en México, donde a pesar del distanciamiento que los «blancos» procuraban de los «naturales», encargaban el cuidado de sus hijos a nanas indígenas. Rufina fue quien en vida cuidó de la autora cuando radicaba en el sureste mexicano. De ella aprendió el tzeltal y se adueñó de su cultura. Los afortunados de este encuentro somos los lectores que hoy, a 50 años de su publicación, podemos recrearnos en las palabras que Rosario no permitió le arrebataran de su memoria.

[Publicado en Istmo 294]

4.3.08

Internet. ¿Cómo ser alguien en el cibermundo?

En su reciente libro, Vida de consumo,[i] el sociólogo norteamericano Zygmunt Bauman arroja algunas luces sobre esta nueva era en la que las redes sociales vía internet se han convertido en una nueva forma de consumismo para coleccionar «amigos», relaciones sociales, profesionales o comerciales y analiza algunas consecuencias sociales y económicas que esto implica.
Dice Bauman que el lanzamiento de cada nuevo sitio web en las redes sociales se asemeja a la inauguración de un nuevo bar (antro) en la ciudad; precisamente por ser el más reciente, por ostentar un nombre nuevo, haber sido remodelado o relanzado, atraerá enorme circulación antes de caer en el olvido en cuanto surja otro. Se pasará el magnetismo al «próximo más reciente», en una interminable carrera de postas en busca del lugar «más de onda», en donde «todos los que son alguien tienen que estar».
El crecimiento de esas redes sociales se debe a que satisfacen dos necesidades muy sensibles del ser humano: intercambiar información personal y formar parte de un grupo.
Bauman afirma que es evidente que los creadores y promotores de las redes virtuales tocaron unas cuerdas muy sensibles que sólo esperaban la llegada del estímulo adecuado; por eso, de ser el boom del futuro se convirtieron tan rápido en el boom del presente.[ii]
Como es lógico, esto trae consecuencias económicas y sociales. En octubre del año pasado nos enteramos que Techcrunch, un weblog que perfila y observa los productos en internet, publicó que Facebook, una de las redes sociales más frecuentadas, es la quinta empresa más importante en internet con valor de 15 mil millones de dólares, sólo debajo de Google, eBay, Yahoo y Amazon.
Facebook es uno de los sitios más codiciados por los internautas, con 50 millones de usuarios alrededor del mundo. Además puede presumir de ser la única red social conocida que se mantiene independiente –aunque Microsoft desembolsó 240 millones de dólares por una pequeña participación.

COREA, ASUNTO DE SALUD PÚBLICA
En algunos lugares como Corea del Sur, ya es algo común que la vida social se encuentre mediatizada electrónicamente. Se trata de una cibervida, donde gran parte de las relaciones se desarrollan en compañía de una computadora. Para los adolescentes tener un perfil personal en un sitio de las redes les permite socializar on line. Sólo la «muerte social» aguarda a quienes no han logrado todavía poner un pie en la «red».
Ese país es el más conectado del mundo y está empezando a cosechar también los efectos negativos. 90% de las casas tiene banda ancha y de alta velocidad, los juegos en línea son un deporte profesional y la vida social de los jóvenes gira en torno al PCbang (salas de internet poco iluminadas localizadas en prácticamente todas las esquinas).
Cuando los usuarios empezaron a caer muertos por agotamiento, después de jugar en línea durante días, y los estudiantes empezaron a faltar a clase por estar en línea, el gobierno decidió que era un problema de salud pública. Para noviembre de 2007, había construido ya una red de 140 centros de asesoría para la adicción a internet, además de programas de tratamiento en casi 100 hospitales y el primer campamento Internet Rescue, para ayudar a los jóvenes adictos. (The New York Times, suplemento Reforma 24/II/07).

PROMOVER EL CONSUMO DE UNO MISMO
Este cibermundo apunta además a una lógica mercantilista. El mismo Bauman señala en un libro precedente, Amor líquido, que las frágiles relaciones humanas se desenvuelven bajo los signos del consumismo y la racionalidad económica, y son demasiado breves y superficiales para convertirse en vínculos.
Y es que, para ser alguien en la cibersociedad, ya sea desde el punto de vista de los adolescentes que quieren incrementar su colección de amigos o para quienes navegan en las páginas de relaciones profesionales o entre los escritores y aficionados, es indispensable el marketing, hay que saber venderse a uno mismo promocionarse como un producto deseable y atractivo.
Los jóvenes que exhiben en la red sus atributos con la esperanza de ganar el reconocimiento y aprobación que les permita seguir en el juego de la socialización; emplean las armas a su alcance para acrecentar el valor de lo que tienen para vender, y ese producto que requieren promocionar y poner en el mercado son ellos mismos. Son simultáneamente, promotores del producto y el producto mismo, lo que les exige reciclarse constantemente para captar la atención, atraer clientes y generar demanda.

EN BUSCA DE LA CIBERFELICIDAD
El consumo, dice Bauman es connatural al ser humano y ningún ser humano escapa a él. Desde Lucy que acopiaba la fruta y traía el venado para cenar hasta el último nacido, formamos parte de la cadena donde intercambiar bienes es una necesidad, es consumo, tanto como ir a trabajar y regresar con la quincena para comprar víveres. Nuestra supervivencia nos lo demanda.
Sin embargo, Bauman subraya la diferencia entre la sociedad de consumo y la consumista. La primera responde al instinto, mientras la segunda lo hace sobre un imperativo social. «A diferencia del consumo, que es fundamentalmente un rasgo y una ocupación del individuo humano, el consumismo es un atributo de la sociedad».[iii]
La idea de adquirir bienes acompaña a la de felicidad. «Si compras este nuevo dispositivo electrónico o estos nuevos zapatos albergarás una sensación de plenitud», nos anuncian por todos lados. También la idea de que salir a los lugares de moda te hará pertenecer a la comunidad y, por lo tanto, estarás realizado como persona, pues eres reconocido.
Los encuentros sociales en la red funcionan exactamente igual. Las visitas al sitio MySpace, uno de los líderes del flamante medio de comunicación llamado «redes sociales», se sextuplicaron en 2006, mientras su rival, Spaces.MSN, registró once veces más entradas que el año anterior, y las visitas a Bebo.com crecieron 61 veces. Un hervidero de oportunidades, para las empresas y los usuarios.

LA CONFESIÓN PÚBLICA
Bauman agrega una característica social que, en su opinión, no atañe nada más a los adolescentes sino a toda la población: los usuarios están felices de poder «revelar detalles íntimos de sus vidas íntimas, de dejar asentada información verdadera e intercambiar fotografías».
«Los adolescentes equipados con confesionarios electrónicos portátiles no son otra cosa que aprendices entrenados en las artes de una sociedad confesional –una sociedad que se destaca por haber borrado los límites que otrora separaban lo privado de lo público, por haber convertido en virtudes y obligaciones públicas el hecho de exponer abiertamente lo privado, y por haber eliminado de la comunicación pública todo lo que se niegue a ser reducido a una confidencia privada, y a aquellos que se rehúsan a confesarse–».[iv]
Hace unos años los reality shows con Big Brother y sus derivados nos acostumbraron a la idea de la confesión pública. Citando a Eugène Enriquez, dice que ahora «la desnudez física y social está a la orden del día», porque además, quienes procuren la intimidad están condenados al rechazo, a la exclusión.
El éxito radica en la oferta. Internet es el medio perfecto para solventar la adicción de la idea de felicidad. Todas las plazas virtuales ofrecen la posibilidad de intercambiar información personal sin pudor. Automáticamente, eres parte de una red donde miles (tal vez millones) de personas más llegarán a leer tu profile y, como tú al momento de leer el de los demás, pensarán que ya conocen perfectamente a su nuevo «amigo». «“Amigo” era una palabra venerada en la antigüedad; ahora se vende como una mercancía. ¡Qué pecado!».[v]
Estas palabras de Matteo Ricci, escritas en 1601, resultan relevantes hoy, en la era cibernética. «Las razones de ser de la amistad son la necesidad mutua y la ayuda mutua», afirma en otra parte el autor italiano quien escribió, a petición del príncipe de Jian’an, un tratado sobre la amistad.
Hoy los amigos viven en una dimensión virtual. Su existencia depende en la mayoría de los casos de una cuenta de correo electrónico que les permita registrarse en una red social. ¿Realmente todos los «amigos» que tenemos en hi5 o Facebook son nuestros amigos? Y la pregunta aún más importante: ¿nos sentimos felices por tener todos esos amigos que visitan día con día nuestra página web?
Ciertamente, quienes socializan en esas redes, lo que pretenden es visitar los sitios y las páginas de gente que conocen de distintos ámbitos, pero ese afán y esos conocidos se incrementan con notoria facilidad y caer atrapado en las redes sociales es mucho más sencillo de lo previsto.

DESTINO OBLIGADO, MÁS QUE OPCIÓN
El ciberespacio es un ambiente sumamente celoso; en cuanto te atrapa no te permite escapar con facilidad. Aunque la verdad es que en muchas ocasiones ni siquiera se desea hacerlo. Entre más tiempo permanecemos, más «conectados» nos sentimos. Llega a ser una adicción estar platicando por el Messenger o actualizando tus datos en hi5, Facebook o creando una nueva entrada en tu blog.
Tan veloz como un parpadeo, las redes sociales han dejado de ser una opción entre tantas otras para convertirse en el destino obligado de un creciente número de jóvenes y adultos, hombres y mujeres.
En lugares como Gran Bretaña, donde el uso masivo de aparatos electrónicos de última generación tiene años de atraso en relación con otros sitios del mundo como el ejemplo mencionado de Corea, los usuarios aún conservan la esperanza de que las «redes sociales» sean una manifestación de su libertad de elección, e incluso cree utilizarlas como parte de su necesidad de autoafirmarse y rebelarse.Ante la exposición virtual el término «red» rápidamente sustituye al de «sociedad». Esta nueva forma de convivencia es un imán para exponer el «yo interior», hecho que supera cualquier edad o condición social. Sería un error pensar que es un impulso meramente adolescente. Todos estamos expuestos a revelarnos en un Chat, blog o medio electrónico que tengamos al alcance de los dedos. Sólo necesitamos un teclado, un monitor y una conexión a internet, la «red» se encargará de hacer lo demás.


[i] Bauman, Zygmunt. Vida de consumo. FCE. México, 2007. Es también autor de Amor líquido. FCE. México, 2007.
[ii] Ibid, pág. 11.
[iii] Ibid, pág. 47.
[iv] Ibid, pág. 14.
[v] Ricci, Mateo. De la amistad. Los libros de Homero, México, 2007, pág. 31.

[Publicado en istmo 294]

3.3.08

¿Abandono?

Guillermo me pregunta si estaré a punto de abandonar ¿el blog? por mis recientes entradas. La verdad es que lo tengo abandonado desde hace tiempo pues el trabajo en la oficina ha consumido mis fuerzas creativas. La respuesta al buen amigo Memo es un rotundo NO. Tengo muchos temas revoloteando en mi cabeza, sólo me hace falta un poco de tiempo y energías para sentarme a darles forma.

Se me ocurre otra cosa. ¿Por qué no me sugieren temas y veo cómo irlos desarrollando?