Descubrir al hacedor y padre de este universo es difícil, pero, una vez descubierto, comunicárselo a todos es imposible. (Platón, Timeo, 28c)
31.3.08
La música y el clima
29.3.08
Diálogo posmoderno
28.3.08
Cine para mí o las películas que me determinaron
- Star Wars. Definitivamente, le debo mucho a la primera trilogía. Una enseñanza para toda la vida.
- Furia de Titanes. Enamoró mi gusto por la mitología griega.
- The Wall de Pink Floyd. Determinante en mi adolescencia. La música es estupenda. Cúmulo de conceptos trasmitidos visceralmente con los que decididamente todos nos identificamos.
- Far Away so Close. Una mirada al interior del ser humano; una búsqueda por la espiritualidad. ¡Maravillosa!
- The Matrix. Filosofía hecha cine. ¿Quién se dobla, tú o la cuchara?
- Luna amarga. El amor puede ser erótico y lo erótico grotesco. Fronteras entre el deseo, la pasión y la autodestrucción.
- Historia de Lisboa. Lecciones sobre epistemología fílmica. Además, el descubrimiento de Madredeus.
- Amadeus. La genialidad es un don divino y los prejuicios un abismo humano.
- El laberinto del Fauno. La imaginación y la realidad son intercambiables. ¿Cuál es el límite entre una y otra?
- El séptimo sello. La muerte puede ser derrotada.
27.3.08
¡Vaya!
26.3.08
Soy feliz
25.3.08
Asesinos
24.3.08
Frente frío
23.3.08
¿Ironía o sabiduría?
Harold Bloom
Punto de lectura. México, 2006.
350 págs.
Para los antiguos griegos la búsqueda de la sabiduría era algo serio. «Los orígenes de la filosofía, y, por tanto, de todo el pensamiento occidental, son misteriosos. (…) En realidad, la época de los orígenes de la filosofía griega está mucho más próxima a nosotros. Platón llama “filosofía”, amor a la sabiduría, a su investigación, a su actividad educativa, a la forma literaria del diálogo.»[1]
Es verdad, Platón fue el primero en combinar el amor con la sabiduría, la Philé con la Sophía. Gracias a él la actividad que urde el saber mediante la observación y los silogismos tiene un nombre. Occidentalmente se considera a Tales de Mileto como el primer filósofo. Sin embargo, descartar la filosofía ancestral china o india sería peligroso y falaz, aunque por el momento no navegaré esos cauces y seré muy occidental en mi análisis.
Tales, por ejemplo, buscó el saber en el cosmos. Pudo predecir un eclipse solar (585 a.C.) y darle una explicación científica. Igualmente desarrolló una teoría donde explicaba cuál era el origen —arjé— de todas las cosas. A él le siguieron Anaxímenes, Anaximandro, Anaxágoras, Heráclito, Parménides, Empédocles, Pitágoras, Demócrito y Sócrates. Todos son conocidos como filósofos —si bien algunos se adentraron también en otros saberes— porque buscaban la sabiduría mediante razonamientos lógicos que pudieran explicar lo que veían y pensaban. Es el nacimiento del pensamiento científico, por supuesto.
Platón y el resto que son conocidos bajo dicho título —filósofos— igualmente van tras el saber. Su discurrir es el mismo en casi todos, aunque las conclusiones de cada uno estén matizadas. Eso no importa, pues buscan la sabiduría.
Harold Bloom, en ¿Dónde se encuentra la sabiduría? investiga en otros campos. Desde el principio del libro nos anuncia que para él ésta estará en los textos «sapienciales». In strictu sensu, la literatura. El recorrido del libro abarca desde la Biblia hasta los textos apócrifos, sin perder de vista a su consentido: Shakespeare. En este viaje se detiene en Homero, Platón, Cervantes, Montaigne, Bacon, Samuel Jonson, Goethe, Emerson, Nietzsche, Freud y Proust.
Lo primero que salta es que sólo hay un filósofo sistemático en su lista, Platón, y además, no sale muy bien parado frente a Homero, pues es disecado sólo literariamente. Bacon y Nietzsche son los otros que aparecen aunque del primero sólo le interesan sus Ensayos y del segundo sus aforismos. Hacia el final del libro aparecerá San Agustín sólo para ser comentado por sus Confesiones. El resto de la obra agustiniana, como la de los demás filósofos, le tienen sin cuidado.
Para el profesor de Yale nada superará la sabiduría que existe en la obra de Shakespeare. Casi en el mismo andamio coloca a Cervantes como el creador de la novela moderna. Constantemente identifica a Hamlet con Don Quijote y a Falsfatt con Sancho. Muestra su dominio sobre ciertas obras de la literatura occidental y en ocasiones ilustra. Hay otras en donde aburre. Las citas tienden a ser excesivas e innecesarias. Preferiría escuchar su voz y no tanto la de los autores que menciona.
Algo es claro, la tesis del ensayo es, como ya quedó mencionado, que «la sabiduría se encuentra en los textos literarios». Agregaría un par de elementos más: la ironía y la muerte. «La sabiduría está en las obras literarias donde exista un dejo de ironía y una lección sobre la muerte», debería rezar la última línea de la página 350. Tampoco es sorpresivo el tema de la fatalidad humana; desde el primer párrafo nos advierte que el libro fue re-escrito tras la cercana experiencia con la muerte que tuvo debido a una enfermedad y el dolor de la pérdida de sus amigos. No condeno esto, sino la subjetividad que ello implicó en el desarrollo de la obra.
Leer a Sócrates en los diálogos de Platón es exquisito, además de por la bien cuidada prosa platónica, por la ironía socrática. Esta es un elemento enriquecedor de toda literatura. Un gozo se manifiesta cuando nos encontramos con textos irónicos que, además, resultan iluminadores. Pero, ¿reducir la sabiduría al potencial irónico del escritor en ciernes? La falacia es evidente.
Olvidemos tales afirmaciones y mantengamos la tesis inicial y central. ¿Es posible sostener que la sabiduría radica en la literatura? No hay duda que la literatura está llena de enseñanzas que pueden beneficiar mayúsculamente a las personas. De allí no se sigue la exclusión del resto de las ciencias. El texto se torna interesante si omitimos la tesis central y lo tomamos como un recorrido por la ironía en la literatura occidental. Aunque claro, sería otra obra y a la misma le faltarían varios autores más que sin explicación fueron excluidos de la presente.
«La sabiduría, sea esotérica o no, me parece una perfección capaz de absorber o destruir, según lo que le aportemos», comenta Bloom al inicio de este trabajo. Irónicamente, parece que en la búsqueda por la sabiduría el autor fue destruido por su propio impulso hacia la literatura. He de reconocer que el título es sumamente sugerente. Por desgracia, su pretensión cojea ante las expectativas de un lector de literatura, historia y filosofía.
[1] Colli, Giorgio. (2000). El nacimiento de la filosofía. Tusquets: Barcelona, pág. 13.
21.3.08
Viernes en el Valle
20.3.08
Jueves de ceniza
18.3.08
Monstruos
17.3.08
Manual de Da Vinci
- Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
- Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.
- Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
- No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.
- No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
- No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.
- No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.
- Ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
- No ha de limipar su armadura en la mesa.
- No ha de tomar la comida de la mesa y ponerla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.
- No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa mismsa fuente.
- No ha de escupir frente a él.
- Ni tampoco de lado.
- No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
- No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitirá dar codazos.
- No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
- No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras esté conversando.
- No ha de hacer figuras modeladas, ni prender fuegos, ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así se lo pida).
- No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa.
- Ni tampoco serpientes ni escarabajos.
- No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera).
- No ha de cantar ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
- No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).
- No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
- Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
- No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).
- Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.
[Notas de cocina de Leonardo da Vinci, compilación y edición de Shelagh y J. Routh. Temas de hoy: España, 1999.]
14.3.08
Estéticamente congelado
Deseo trascendente
13.3.08
Autoconocerse para no enfermar
10.3.08
Borges Crítico
Sergio Pastormerlo
FCE. Buenos Aires, 2007.
197 págs.
Cuando descubrí a Borges realicé uno de mis primeros ejercicios literarios. Mientras leía los cuentos de El Aleph circulaba todas las palabras que mi vocabulario aún desconocía. Posteriormente las anotaba en un cuaderno junto con su correspondiente definición.
El reto de leer a Borges no es baladí. En sus textos, además de riqueza gramatical, convergen ideas, críticas, opiniones, experimentos y un sinfín de características que constantemente retan al lector.
En Borges crítico Sergio Pastormerlo retrata los periodos que el bonaerense vivió como escritor y, sobre todo, como juez literario. Sus escritos constantemente enfrentan los hechos; sus anécdotas, su vida, su pasado. Vemos un Borges que en sus inicios gustaba de la poesía para posteriormente afirmar que no creía en la metáfora como artificio central de la poesía.
También nos encontramos con otro Borges, el sacerdote, el que inventó un universo literario y canonizó a Macedonio Fernández y Cansinos Assens; el que poseía un gusto irremediable por leer, el lector hedonista. El que tomaba cualquier pretexto para escribir sobre su pasión más grande: la literatura.
¿Cuántos más hay? ¿El que en el "Poema de los dones" se afirma muerto o aquel que sigue vivo en las historias de sus cuentos?
6.3.08
Balún Canán
Rosario Castellanos
FCE. México, 2007.
286 págs.
Los mexicanos no podemos negar el pasado indígena que corre por nuestra sangre. Rosario Castellanos no sólo no lo niega sino lo exalta. Aunque nació en el Distrito Federal, creció en Comitán, Chiapas, donde gestó su opera prima.
[Publicado en Istmo 294]
4.3.08
Internet. ¿Cómo ser alguien en el cibermundo?
En su reciente libro, Vida de consumo,[i] el sociólogo norteamericano Zygmunt Bauman arroja algunas luces sobre esta nueva era en la que las redes sociales vía internet se han convertido en una nueva forma de consumismo para coleccionar «amigos», relaciones sociales, profesionales o comerciales y analiza algunas consecuencias sociales y económicas que esto implica.
Dice Bauman que el lanzamiento de cada nuevo sitio web en las redes sociales se asemeja a la inauguración de un nuevo bar (antro) en la ciudad; precisamente por ser el más reciente, por ostentar un nombre nuevo, haber sido remodelado o relanzado, atraerá enorme circulación antes de caer en el olvido en cuanto surja otro. Se pasará el magnetismo al «próximo más reciente», en una interminable carrera de postas en busca del lugar «más de onda», en donde «todos los que son alguien tienen que estar».
El crecimiento de esas redes sociales se debe a que satisfacen dos necesidades muy sensibles del ser humano: intercambiar información personal y formar parte de un grupo.
Bauman afirma que es evidente que los creadores y promotores de las redes virtuales tocaron unas cuerdas muy sensibles que sólo esperaban la llegada del estímulo adecuado; por eso, de ser el boom del futuro se convirtieron tan rápido en el boom del presente.[ii]
Como es lógico, esto trae consecuencias económicas y sociales. En octubre del año pasado nos enteramos que Techcrunch, un weblog que perfila y observa los productos en internet, publicó que Facebook, una de las redes sociales más frecuentadas, es la quinta empresa más importante en internet con valor de 15 mil millones de dólares, sólo debajo de Google, eBay, Yahoo y Amazon.
Facebook es uno de los sitios más codiciados por los internautas, con 50 millones de usuarios alrededor del mundo. Además puede presumir de ser la única red social conocida que se mantiene independiente –aunque Microsoft desembolsó 240 millones de dólares por una pequeña participación.
COREA, ASUNTO DE SALUD PÚBLICA
En algunos lugares como Corea del Sur, ya es algo común que la vida social se encuentre mediatizada electrónicamente. Se trata de una cibervida, donde gran parte de las relaciones se desarrollan en compañía de una computadora. Para los adolescentes tener un perfil personal en un sitio de las redes les permite socializar on line. Sólo la «muerte social» aguarda a quienes no han logrado todavía poner un pie en la «red».
Ese país es el más conectado del mundo y está empezando a cosechar también los efectos negativos. 90% de las casas tiene banda ancha y de alta velocidad, los juegos en línea son un deporte profesional y la vida social de los jóvenes gira en torno al PCbang (salas de internet poco iluminadas localizadas en prácticamente todas las esquinas).
Cuando los usuarios empezaron a caer muertos por agotamiento, después de jugar en línea durante días, y los estudiantes empezaron a faltar a clase por estar en línea, el gobierno decidió que era un problema de salud pública. Para noviembre de 2007, había construido ya una red de 140 centros de asesoría para la adicción a internet, además de programas de tratamiento en casi 100 hospitales y el primer campamento Internet Rescue, para ayudar a los jóvenes adictos. (The New York Times, suplemento Reforma 24/II/07).
PROMOVER EL CONSUMO DE UNO MISMO
Este cibermundo apunta además a una lógica mercantilista. El mismo Bauman señala en un libro precedente, Amor líquido, que las frágiles relaciones humanas se desenvuelven bajo los signos del consumismo y la racionalidad económica, y son demasiado breves y superficiales para convertirse en vínculos.
Y es que, para ser alguien en la cibersociedad, ya sea desde el punto de vista de los adolescentes que quieren incrementar su colección de amigos o para quienes navegan en las páginas de relaciones profesionales o entre los escritores y aficionados, es indispensable el marketing, hay que saber venderse a uno mismo promocionarse como un producto deseable y atractivo.
Los jóvenes que exhiben en la red sus atributos con la esperanza de ganar el reconocimiento y aprobación que les permita seguir en el juego de la socialización; emplean las armas a su alcance para acrecentar el valor de lo que tienen para vender, y ese producto que requieren promocionar y poner en el mercado son ellos mismos. Son simultáneamente, promotores del producto y el producto mismo, lo que les exige reciclarse constantemente para captar la atención, atraer clientes y generar demanda.
EN BUSCA DE LA CIBERFELICIDAD
El consumo, dice Bauman es connatural al ser humano y ningún ser humano escapa a él. Desde Lucy que acopiaba la fruta y traía el venado para cenar hasta el último nacido, formamos parte de la cadena donde intercambiar bienes es una necesidad, es consumo, tanto como ir a trabajar y regresar con la quincena para comprar víveres. Nuestra supervivencia nos lo demanda.
Sin embargo, Bauman subraya la diferencia entre la sociedad de consumo y la consumista. La primera responde al instinto, mientras la segunda lo hace sobre un imperativo social. «A diferencia del consumo, que es fundamentalmente un rasgo y una ocupación del individuo humano, el consumismo es un atributo de la sociedad».[iii]
La idea de adquirir bienes acompaña a la de felicidad. «Si compras este nuevo dispositivo electrónico o estos nuevos zapatos albergarás una sensación de plenitud», nos anuncian por todos lados. También la idea de que salir a los lugares de moda te hará pertenecer a la comunidad y, por lo tanto, estarás realizado como persona, pues eres reconocido.
Los encuentros sociales en la red funcionan exactamente igual. Las visitas al sitio MySpace, uno de los líderes del flamante medio de comunicación llamado «redes sociales», se sextuplicaron en 2006, mientras su rival, Spaces.MSN, registró once veces más entradas que el año anterior, y las visitas a Bebo.com crecieron 61 veces. Un hervidero de oportunidades, para las empresas y los usuarios.
LA CONFESIÓN PÚBLICA
Bauman agrega una característica social que, en su opinión, no atañe nada más a los adolescentes sino a toda la población: los usuarios están felices de poder «revelar detalles íntimos de sus vidas íntimas, de dejar asentada información verdadera e intercambiar fotografías».
«Los adolescentes equipados con confesionarios electrónicos portátiles no son otra cosa que aprendices entrenados en las artes de una sociedad confesional –una sociedad que se destaca por haber borrado los límites que otrora separaban lo privado de lo público, por haber convertido en virtudes y obligaciones públicas el hecho de exponer abiertamente lo privado, y por haber eliminado de la comunicación pública todo lo que se niegue a ser reducido a una confidencia privada, y a aquellos que se rehúsan a confesarse–».[iv]
Hace unos años los reality shows con Big Brother y sus derivados nos acostumbraron a la idea de la confesión pública. Citando a Eugène Enriquez, dice que ahora «la desnudez física y social está a la orden del día», porque además, quienes procuren la intimidad están condenados al rechazo, a la exclusión.
El éxito radica en la oferta. Internet es el medio perfecto para solventar la adicción de la idea de felicidad. Todas las plazas virtuales ofrecen la posibilidad de intercambiar información personal sin pudor. Automáticamente, eres parte de una red donde miles (tal vez millones) de personas más llegarán a leer tu profile y, como tú al momento de leer el de los demás, pensarán que ya conocen perfectamente a su nuevo «amigo». «“Amigo” era una palabra venerada en la antigüedad; ahora se vende como una mercancía. ¡Qué pecado!».[v]
Estas palabras de Matteo Ricci, escritas en 1601, resultan relevantes hoy, en la era cibernética. «Las razones de ser de la amistad son la necesidad mutua y la ayuda mutua», afirma en otra parte el autor italiano quien escribió, a petición del príncipe de Jian’an, un tratado sobre la amistad.
Hoy los amigos viven en una dimensión virtual. Su existencia depende en la mayoría de los casos de una cuenta de correo electrónico que les permita registrarse en una red social. ¿Realmente todos los «amigos» que tenemos en hi5 o Facebook son nuestros amigos? Y la pregunta aún más importante: ¿nos sentimos felices por tener todos esos amigos que visitan día con día nuestra página web?
Ciertamente, quienes socializan en esas redes, lo que pretenden es visitar los sitios y las páginas de gente que conocen de distintos ámbitos, pero ese afán y esos conocidos se incrementan con notoria facilidad y caer atrapado en las redes sociales es mucho más sencillo de lo previsto.
DESTINO OBLIGADO, MÁS QUE OPCIÓN
El ciberespacio es un ambiente sumamente celoso; en cuanto te atrapa no te permite escapar con facilidad. Aunque la verdad es que en muchas ocasiones ni siquiera se desea hacerlo. Entre más tiempo permanecemos, más «conectados» nos sentimos. Llega a ser una adicción estar platicando por el Messenger o actualizando tus datos en hi5, Facebook o creando una nueva entrada en tu blog.
Tan veloz como un parpadeo, las redes sociales han dejado de ser una opción entre tantas otras para convertirse en el destino obligado de un creciente número de jóvenes y adultos, hombres y mujeres.
En lugares como Gran Bretaña, donde el uso masivo de aparatos electrónicos de última generación tiene años de atraso en relación con otros sitios del mundo como el ejemplo mencionado de Corea, los usuarios aún conservan la esperanza de que las «redes sociales» sean una manifestación de su libertad de elección, e incluso cree utilizarlas como parte de su necesidad de autoafirmarse y rebelarse.Ante la exposición virtual el término «red» rápidamente sustituye al de «sociedad». Esta nueva forma de convivencia es un imán para exponer el «yo interior», hecho que supera cualquier edad o condición social. Sería un error pensar que es un impulso meramente adolescente. Todos estamos expuestos a revelarnos en un Chat, blog o medio electrónico que tengamos al alcance de los dedos. Sólo necesitamos un teclado, un monitor y una conexión a internet, la «red» se encargará de hacer lo demás.
[i] Bauman, Zygmunt. Vida de consumo. FCE. México, 2007. Es también autor de Amor líquido. FCE. México, 2007.
[ii] Ibid, pág. 11.
[iii] Ibid, pág. 47.
[iv] Ibid, pág. 14.
[v] Ricci, Mateo. De la amistad. Los libros de Homero, México, 2007, pág. 31.
[Publicado en istmo 294]