Sobre el cascarón se pintó un paisaje.
El pincel hundido en el vaso
salió lleno de vida
para recargar sus barbas
en la pureza de un atardecer inexistente.
Aparecieron cielo, mar y sol.
La playa se extiende en el horizonte
como los brazos de una mujer que te recibe.
El sol avanza dejando una estela de cisne a su paso.
El mar gime mientras el viento viaja venturero entre las olas.
Disminuyen los azules. Se precipita el ocaso.
Sigue caminando. Es la acuarela
roja que brilla dorada entre los granos de arena.
Sus rayos inferiores besan los labios de sal.
Su estómago se diluye con la efervescencia de su nombre.
El mar es sangre de dioses, el cielo lo sabe.
La pintura: paisaje de flor colorada.
Acapulco, Gro.
20 de noviembre de 1999.
5 comentarios:
Qué gran imaginación. Qué gran descripción de un ocaso tan naranja, tan apasionado.
Holaaa!! Te invitamos a que nos leas...tenemos post buenísimos....y si querés participar también!
Un abrazo!
FELICITACIONES POR TU ANIVERSARIOO!! Y REALMENTE SI COMENZASTE CON ESE POEMAA...¡CÓMO PARA NO SEGUIR Y SER PREIADO!! HERMOSOo!!
Aun no conozco acapulco, y la verdad no estoy ansioso por conocerlo, acabo de regresar de veracruz y me llevé una decepción, he ido a huatulco y esa si me gusto, pero aun tengo pendiente ir a cancun también.
Interrogación: Me encantan los atardeceres junto al mar.
Revista Calma: Ahora los leo.
Imagíname: No te pierdes de nada, la verdad no es mi primera opción de playa y en general no me gusta. En cambio sí, las playas vírgenes en la costa de Guerrero y Oaxaca. Cancún tiene belleza, pero Tulum es mágico, ese sí no puedes dejar de conocerlo.
hye, bien bien, me gusto el poema.
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