Un mes sin escribir aquí. Viví una sequía inspiracional. No tanto porque me faltaran ideas, sino porque me faltaba la sustancia con las que las alimentaría para contarlas, escribirlas. Mi cabeza se convirtió en una antena que recibía varios pensamientos al día que quería correr a escribir en este blog. Sin embargo, solo pensar en prender la computadora, ingresar a Internet, acceder al blog me hacía desistir. Por un lado, el trabajo y las actividades navideñas fueron en aumento a partir de mi última participación. Cuando por fin salí de vacaciones el 22 de diciembre pensé que ahora sí iba a poder escribir en mi blog. En casa, sin embargo, decidí desconectarme del mundo laboral y como la computadora forma parte del mismo, yo me mantuve alejado de ella.
Realmente estuve vacacionando en mi casa. Hoy regreso al trabajo y a comenzar un nuevo año. Con todo este movimiento festivo en esta época siempre me pregunto cada cambio de año si lo que celebramos es válido y por qué. ¿Qué significado tiene para la mayoría de las personas dejar atrás un año y comenzar a vivir otro nuevo? ¿No es lo mismo que vivir un día, dormir y despertar otro igual? Todos los días son iguales, ¿por qué nos empeñamos en darles un valor del cual, en sí, a priori, carecen? Inclusono comprendo la razón para festejar los cumpleaños . Se vive un día más, punto.
Parece un común denominador de la raza humana el otorgar valor a lo que no lo tiene. Si no lo hace el ser se siente vacío. Es parte de la naturaleza. Una naturaleza que entre más busco comprenderla menos la entiendo y más complicada se me presenta. Metafísica de la metafísica. El hombre es la relación de todas las relaciones que dentro del universo confluyen. Por eso me sigo preguntando, ¿qué es el tiempo?
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