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Estábamos detenidos en alguna estación (me parece que fue Xola) cuando escuché a lo lejos vidrios rotos chocando entre sí. En ese momento pensé que se acercaba el faquir, aunque mi duda era dónde iba a realizar su acto, con el metro así de lleno no veía espacio vacío. En efecto, no lo realizó, pero su perorata, vaya que la llevó a cabo. "Les pido una moneeeedaa que me puedan regalaaaar, algo que no afecte su economíiiiia. Se los agradeeeezco". Es evidente que finge, que él no habla así, ¿por qué lo hace? No lo sé, pero ya no parece ser tan efectivo como tal vez antes lo fue. En el espacio donde yo me ubicaba, nadie le dio una moneda. Incluso una pareja bastante humilde que traían a su hija de unos 10 meses con gripa, comenzaron a comentar lo falso que se oía. El dicho dice que de tanto que se decía que allí venía el lobo, ya nadie lo creyó cuando realmente venía.
Cerraré esta intervención con algo que me causó alegría por la mañana que abordé el metro. La música ambiental que había en las estaciones era la música de Star Wars. Con eso llegué animado, y un poco apurado también, al trabajo.
2 comentarios:
en el metro siempre hay "demasiadas" historias que ruegan ser contadas
Así es y espero poder seguir contándolas.
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