20.9.07

Because...

Cuando tenía 8 años a mi papá le ofrecieron una capacitación de dos años en Nueva York. Al principio recuerdo no querer irme de México y dejar a mis amigos para llegar a un lugar donde las únicas personas conocidas serían mis papás, mi hermana y la persona que nos llevamos para que nos ayudara con el quehacer. Evidentemente, no estaba en mis manos esa decisión y partimos en verano. Llegamos en julio de 1985. El calor era intenso y húmedo. En otro momento compartí el vuelo México-Nueva York y lo emocionante que fue. En agosto cumpliría 9 años. Recuerdo que durante un par de semanas dormimos en unas colchonetas en el piso porque la mudanza aún no arribaba. La primera noche en la casa fue caluroso, pues todo estaba alfombrado. Sin embargo, fue en esos días que descubrí mi fascinación por sudar. (Hoy en día mi hermana dice que duermo en mi jugo, porque aunque haga calor tengo, además de las sábanas, un edredón y dos colchas.)

En septiembre entré a la escuela. Me correspondía el tercer grado de primaria. Estudié en Seely Place, una escuela pública que tenía mucho mejor nivel académico que la mayoría de las privadas mexicanas. El dato curioso es que yo no sabía decir nada en inglés que no fuera, "I don't speak English". Fuera de esas palabras, mi vocabulario sajón era nulo. Los primeros meses en la escuela tenía como única actividad sentarme a contemplar todo el salón, repetir mentalmente el abecedario que como cenefa estaba pegado a lo largo de las paredes. Al mismo tiempo, recibía clases de inglés como parte de los servicios de la escuela. La maestra era Mrs. Strongin, quien además de su lengua natal, hablaba español, francés, alemán, italiano y japonés. Yo tomamba mis clases con una compañera japonesa, Sayuki. Resultaba curioso cuando Mrs. Strongin tenía que explicarle algo en su idioma y yo las escuchaba dialogar sin entender absolutamente nada. Supongo que Sayuki pensaba lo mismo cuando parlábamos en castellano.

Aún recuerdo cómo odiaba la tarea de Mrs. Strongin. Era tediosa, aburrida y, en ese momento, la encontraba sin sentido. Repetir veinte veces oraciones en inglés en un cuaderno. Sin lograr ser consciente del momento, repentinamente hablaba inglés perfectamente. Aunque no logro saber si fue a mediados de tercer grado o comenzando cuarto de primaria cuando el inglés realmente se convirtió en mi segunda lengua (o como mi curso se llamaba, English as a Second Language, ESL), sí conservo memoria de la palabra que me hizo darme cuenta que ya tenía la posibilidad de armar oraciones. Fue cuando por primera vez pude utilizar la conjunción casual because. Fue como si verdaderamente hubiera recibido un relámpago de luz. Ahora podía hablar inglés teniendo la capacidad de explicar aquello que decía. Indudablemente esto también está relacionado con mi decisión de estudiar Filosofía. Because es una palabra muy importante para mí, en el idioma que sea, pues ella me permite dar razón de lo que afirmo.

El flujo de emoción que sentí cuando en una oración utilicé because fue como la que cualquier niño siente al ver su película favorita o anotar un gol en un partido. Constantemente recuerdo para mí esa anécdota y cada que lo hago una sonrisa acompaña mi rostro.

Continuamos viviendo en Nueva York hasta junio de 1987. Cuando supe que regresaríamos a México entristecí. Había hecho excelentes amigos, me sentía cómodo en el ambiente donde vivía, había bosque y lagos y fauna donde yo radicaba. Conocí la nieve y el otoño. Me supe querido por mis compañeros y maestras. Practiqué en liga casi todos los deportes: bésibol, basquetbol, soccer, futbol americano. Iba con frecuencia al Yankee Stadium; también estuve en Meadowlands, el estadio de los Gigantes y de los Jets de Nueva York. Lo único que me faltó fue ir al Maddison Square Garden a presenciar un partido de los Knicks. Aprendí inglés como si fuera mi lengua materna --incluso solo hablaba en español frente a mi madre; entre mi padre y mi hermana sólo se hablaba en inglés. Mi mejor infancia se quedó allá. ¿Para qué regresar? Una vez más, la decisión no estuvo en mis manos y desde esa fecha no he vuelto a ese maravilloso lugar. Lo extraño. Sé que algún día regresaré con mi familia y compartiré con ellos mis vivencias.

5 comentarios:

Jesús dijo...

Una feliz estancia y un bello recuerdo, incluso arriesgaría que la vuelta tal vez te decepcione un poco porq...because lo tienes idealizado.

Isabel Burriel dijo...

Pues no, yo creo que la vuelta te emocionará como me emociona a mi cada vez que ha vuelto a donde vivía de pequeña.
Espero que lo hagas pronto...

Mallén dijo...

Tiempo que no pasaba por aquí, me he puesto algo ingrata... y me encuentro con esta historia bella y sentida. "Because" es una tremenda palabra, con un más grande sentido.
Sobre eso de retornar a los lugares de la infancia... es bello pero a veces puede ser algo doloroso, pues ya nada, nunca, se mantiene exactamente como lo recordamos...
Cariños!!!

Saulo dijo...

Because... Seguramente te pregunto la maestra por que no hiciste la tarea y tuviste que poner a prueba todos tus conocimientos para llegar con un buen pretexto. Una muestra mas que el institnto de sobrevivencia hace maravillas

Darío Zetune dijo...

Because uno siempre regresa a los puntos donde fue muy feliz, o muy triste.

Saludos.