16.6.07

Otro Pollock

Allí tienen a mi pequeño Pollock decorando la pared que le corresponde en su recámara. Definitivamente se ve muy blanca, qué bueno que le ponga algo de color.

6 comentarios:

Imagíname dijo...

jaja yo hacía eso, recuerdo mucho en una ocasión que mi mamá me enseño a dibujar un santa claus cuando tenía 4 o 5 años y muy orgulloso hice 5 gigantes en los cuartos de mis tíos, de esas anecdotas de niño que por alguna razón no olvidas y a menudo salen en las platicas familiares entre risas.

Unknown dijo...

cuántos años tiene el pequeño?

Roberto Rivadeneyra dijo...

Imagíname: Hasta eso, nunca, que yo recuerde o me lo recuerde la familia, pinté las paredes. Sin embargo, me parece genial que mi hijo sí tenga una pared completa para él solito.

Víctor: 2 años. ¿Para cuándo el tuyo? Hay que ir a echarnos unas chelas pronto.

Anónimo dijo...

Roberto te felicito por esa fotografia. Sucede que conozco dueños de otros blogs que no les gusta mezclar este pasatiempo con su vida privada. Supongo entonces que cada cabeza es un mundo.
Deja que tu hijo siga rayando y creando su propia arte, a los hijos hay que dejarlos ser felices y que se expresen a como mejor le parezca! - claro, dentro de lo bien no?-.

Saludos!

Anónimo dijo...

jajaja, yo de lo que me acuerdo era de las regañizas que me daban por pintar las paredes.

Roberto Rivadeneyra dijo...

Anónimo: Definitivamente que soy de la idea de que mi hijo aprenda a ser libre responsablemente. Por eso puede decorar su pared como le guste.

Goldenlink: Precisamente antes siquiera que fuera padre pensabe un día en el tema de que a los papás les suele asustar el hecho de que sus hijos pinten las paredes, muebles y demás. Entonces se me ocurrió que el problema podía ser que el niño, al no tener una pared para hacerlo, pensaba que todas las paredes eran para eso. Finalmente, uno de adolescente decora su recámara como mejor le place, ¿por qué no hacerlo desde pequeño? Los límites, pienso, deben ayudar a encauzar la racionalidad del ser humano. Sin embargo, decir "no rayes las paredes" no es un límite racional, sino impositivo y muy probablemente provocado por el miedo de los padres. Decirle, en cambio, no rayes ninguna pared, excepto ésta, es un límite donde él entiende que sí hay un espacio para él dentro de la casa pero que no toda la casa es para decorar. Funciona bastante bien.