11.5.07

Aire mortal

En mi trabajo no tengo una oficina individual. Es posible decir que comparto mi oficina con otras diez personas, o que otras diez personas comparten su oficina conmigo. Al abrir la puerta de la megaoficina para 11 uno se encuentra con dos hileras de escritorios: una del lado derecho y otra del izquierdo. Cada lugar tiene su escritorio con computadora, dos gavetas para guardar material y un archivero. Al centro hay algunos otros archiveros y al fondo las impresoras. En el techo hay dos ranuras por las que en ocasiones aparece el aire acondicionado.

En ocasiones alguien lo acciona y comienza a enfriar el ambiente de la megaoficina. El problema con trabajar en una oficina compartida es que también hay que compartir gustos y disgustos. Por ejemplo, me considero una persona con mucha tolerancia al calor, al grado que detesto los aires acondicionados en las habitaciones (en ocasiones los puedo tolerar en el auto, pero para ello tendría que haber un infierno afuera -de 35 grados C. para arriba).

Aprovecho para platicar una anécdota. Hubo una ocasión en la que estábamos mi familia y yo en un lugar con una temperatura elevada. ïbamos en el coche y mi padre enciende el aire acondicionado (clima como le dicen los regios), lo cual reproché. Le dije que no lo hiciera porque me gustaba sudar. Por supuesto, el aire dentro del automóvil se mantuvo y yo tuve que dejar de sudar. De hecho, considero que hacerlo (sudar) es una de las cosas más saludables que podemos hacer pues allí expulsamos muchas toxinas; sin embargo, los prejuicios sociales lo consideran algo sucio.

Retomo mi tema. En estos días que ha estado haciendo algo de calor en la ciudad hay quienes lo suelen poner (incluso cuando el calor no lo es tanto) y a los 5 minutos siempre pongo el grito en el aire para apagarlo. Hoy llegué a la oficina y allí estaba, el aire mortal, encendido. Son las 9 de la mañana, caramba, ¿por qué tan temprano? ¿Por qué la tortura? Varios compañeros ya se han enfermado de la garganta debido al uso del mortal aire. Aún así, hay quienes aseguran padecer bochornos para justificar el accionar del aire.

¿Podré desde aquí exigir una oficina individual para ya no tener que padecer la gelidez del aire que atrofia mis pulmones y me provoca malestar?

1 comentario:

Jaime Alberto Tovar dijo...

Sería totalmente adecuado!, sin embargo al esperar el cambio entablar una batalla en contra del aire y a favor de comfort personal...