25.1.08

¡Santos vientos, Batman!

El miércoles un vendaval latigó a la ciudad de México. Alrededor de las 6:30 de la tarde comencé a escuchar, desde mi oficina, que las hojas de los árboles se friccionaban violentamente entre sí. Sencillamente pensé que era como cualquier viento. A los pocos minutos cayó una ligera lluvia que sólo ensució todos los coches. El viento no amainaba y la tierra se filtró por cualquier resquicio que hallaba. Al caminar por la oficina podía uno sentir las pequeñas partículas de polvo en el piso. Minutos antes de que dieran las siete de la noche.... se fue la luz. Todo parecía tan normal en esta metrópoli: viento, lluvia y cortones de luz. No había por qué alarmarse.

Al poco tiempo comencé a escuchar que la gente decía que se habían caído árboles y que estos habían caído sobre cables de luz. La calle donde está mi oficina se había convertido en un estacionamiento móvil. Entonces, para qué salirme de aquí si iba a estacionarme allá, pensé. Decidí tratar de llegar a mi casa. Era un caos. Las arterias principales avanzaban a vuelta de rueda y, como no había semáforos, se complicaba más. Busqué alternativas para llegar a mi casa. Ambulancias por todos lados. Carros de bomberos. En la búsqueda de la mejor vía, me topé con dos calles cerradas porque árboles habían atravesado la calle, de banqueta a banqueta. Las raíces expuestas y el pavimento levantado. Finalment lo logré, llegué a mi casa. Como casi el resto de la ciduad, en la penumbra. Saqué a pasear a mi bóxer para ver cómo estaban las cosas en la colonia. Me sorprendí al saber que en la siguiente cuadra otro árbol había bloqueado la calle.

Como no había luz en la casa, mi esposa y yo sacamos un radio de pilas y escuchamos las noticias. Allí nos enteramos que 52 colonias estaban sin luz, que árboles se habían caído por toda la ciudad, que espectaculares sufrieron el mismo destino que los árboles, que los vientos alcanzaron 100 km/hr, y que la energía eléctrica tardaría en reestablecerse en su totalidad en 48 horas.

Y así, iluminados por la luna llena que se colaba por la ventana, disfrutamos de la tranquilidad brindada por este capricho de la naturaleza. Fue tan hermoso platicar a la luz de las velas y la luna, y poder escuchar el silencio. Fue un bello momento de paz.

PD Ayer que llegué a la oficina no había luz y así permanecimos el resto del día. Todos nos fuimos temprano.

21.1.08

Aguascalientes

Además de Guadalajara, tuve la oportunidad de visitar Aguascalientes la semana pasada. Aquí algunas de las fotos que tomé de esta acogedora y limpia ciudad.
"Farol aborregado", Aguascalientes, Ags.

"La arquería", Palacio de Gobierno, Aguascalientes, Ags.

"El Cristo negro", Iglesia del Encino, Aguascalientes, Ags.

Vitral, Iglesia del Encino

"Cúpula y torre", Iglesia del Encino

"Encuentros imposibles", Nave de locomotoras, Aguascalientes, Ags.

Locomotora de vapor, Museo ferrocarrilero, Aguascalientes, Ags.

"Lucky number"

Palenque San Marcos, Aguascalientes, Ags.

"La Catrina" de José Guadalupe Posada

Iglesia de San Marcos, Aguascalientes, Ags.

"El Cristo Roto", Presa Calles, Aguascalientes

18.1.08

Guadalajara

Gracias a mi trabajo he tenido que viajar a distintas ciudades de mi país para hacer unos reportajes. Aquí les dejo algunas fotos que tomé de Guadalajara. Rotonda de los jalicienses ilustres, Guadalajara, Jalisco
"La gente y sus líderes", José Clemente Orozco (Palacio de Gobierno, Guadalajara, Jalisco)

La Catedral vista desde el Palacio de Gobierno, Guadalajara, Jalisco

Friso del Teatro Degollado, Guadalajara, Jalisco

Fuente de Quetzalcoatl, Guadalajara, Jalisco

Instituto Cabañas, Guadalajara, Jalisco

"El hombre de fuego", Clemente Orozco (Instituto Cabañas)

"La rueda del progreso", Clemente Orozco (Instituto Cabañas)

Piñas de agave, Casa Cuervo, Tequila, Jalisco

Barricas con tequila, Casa Cuervo, Tequila, Jalisco

"Reflejos", plaza de Tequila, Jalisco

Alfarero en el Museo del Barro, Tlaquepaque, Jalisco

Explanada de la Basílica de Zapopan, Zapopan, Jalisco

Mayahuel, diosa mexica del maguey, Zapopan, Jalisco

Basílica de Zapopan

10.1.08

La fidelidad como una propuesta cultural

Como hombre constantemente escucho a las mujeres hablar de fidelidad y de la negación de ésta. Hay las ocasiones en las que se me acercan para preguntar mi opinión. No sé si porque estoy casado, pero es recurrente esta solicitud. Tal vez algo en mí delata mi forma de tratar a las mujeres, pues en cada una de las relaciones que he tenido he mantenido todo en orden, ninguna "canita al aire", ni besos de cinco segundos, ni un cachondeo innecesario. La mujer con la que estoy es quien merece, en cada momento, mi respeto y yo agradecer su confianza.

Puedo fácilmente recordar cómo comenzó todo. Era yo un vil adolescente que por un lado tenía el gusto por la patineta --gusto que me acompañó de los 13 a los 18 años cuando tuve que hacer a un lado la skateboard-- y por otro la hormona desenfrenada que buscaba una pareja. Desde ese momento escuchaba las quejas de las mujeres sobre la incapacidad de los hombres para mantener su boca y manos tranquilas en la novia en turno (a esa edad pocos habían tenido experiencias sexuales, aunque muchos alardeaban de haberlas ya tenido). De alguna manera esos comentarios martillaron mi cabeza. Decidí que no quería ser así, como los demás. Lo siguiente que supe fue que era una persona fiel.
Hasta la fecha así me he conservado. Por el momento me siento bien con esa decisión. No por ello condeno a los que son infieles. Hagamos algo de antropología. Somos animales racionales, políticos, culturales y demás adjetivos. A todos antecede el sustantivo "animales". Esto quiere decir que aunque a veces no queramos reconocerlo, somos animales. Bajo esta línea, es posible notar que la monogamia no existe en los animales (excepto en los casos donde su instinto así lo manifiesta). El animal, como el ser humano, es por naturaleza poligamo. La monogamia, al igual que la fidelidad, en el hombre es cultural. Nuestro impulso animal nos incita a tener más parejas (tanto en los hombres como en las mujeres) porque lo que nuestro código genético y psicología animal buscan constantemente es la supervivencia de la especie. (Aun si no se busca la procreación, late esta idea.)

La fidelidad se convierte así en una virtud, pues resulta algo que sólo el ser humano puede lograr al tener un dominio sobre sus impulsos anatómicos. Esto, sin embargo, no quiere decir que el infiel sea viciosos. Es, sencillamente, un ser humano. Lo que sí pienso es que si a tu pareja --mujer u hombre-- le genera conflicto la infidelidad, entonces por respeto a ella se debe buscar llevar a cabo esta virtud. Si no se puede, entonces hay que buscar una pareja a la que ese tema no le genere conflicto.

¿Por qué los musulmanes y algunas otras parejas logran vivir en paz con una situación de poligamia? Su cultura se enfocó a que no había nada erróneo en ello. Es nuestra educación occidental la que nos ha marcado un tabú. Creo que la fidelidad enaltece la humanidad de quien la practica, pero definitivamente estoy convencido que quien no logra mantenerse fiel a una sola persona, sea en absoluto alguien malvado, perverso o indigno de humanidad. Lo que es malvado y perverso es mentir y navegar con bandera de monógamo cuando en realidad besas y te acuestas con cualquier mujer u hombre que acabas de conocer, teniendo ya un pareja "oficial" o "formal".

En una pareja se vale tanto como la pareja acepte. Si ambos están de acuerdo en los "swingers", que vayan a fiestas u organicen las propias en su casa y tengan ese tipo de diversión. Si uno no está convencido, allí se acabó la posibilidad. Hay muchas otras personas que estarán dispuestas a entrarle a una relación con características de diversidad sexual.

Finalmente, el sexo es algo cultural. Los animales sólo lo hacen para reproducirse. Nosotros lo podemos hacer en cualquier momento y periodo del año. Acompaña a la procreación, el placer --probablemente el más intenso que una persona pueda experimentar naturalmente. ¿Quién, si no el cerebro, es el órgano sexual más importante? Al fin de cuentas... animales racionales.

9.1.08

Las amigas de la condesa Mirto

Mirto, inteligente, buena y bonita, pero dada a la distinción, prefiere antes que a sus otras amigas a Partenia, que es duquesa y más brillante que ella; sin embargo, se encuentra a gusto con Lalagea, cuya distinción iguala exactamente a la suya, y no es indiferente a los atractivos de Cleantia, que es oscura y no aspira a un rango esplendoroso. Pero a la que Mirto soportar es a Doris; la posición mundana de Doris es un poco menor que la de Mirto, y busca a Mirto como Mirto busca a Partenia, por su mayor elegancia.

Si señalamos en Mirto estas preferencias y esta antipatía es porque la duquesa Partenia no sólo le da categoría a Mirto, sino también porque no puede quererla más que por ella misma, y en todo caso, como son colegas y del mismo grado, se necesitan la una a la otra; por último, queriendo a Cleantia, Mirto siente con orgullo que es capaz de desinterés, de tener una inclinación sincera, de comprender y de amar, que es lo bastante distinguida para, en caso necesario, prescindir de la distinción. Mientras que a Doris no la mueven más que sus deseos de distinción, sin estar en situación de poder satisfacerlos; que va a casa de Mirto como un gozquezuelo se acerca a un mastín que tiene los huesos contados, para rozarse con sus duquesas y, si puede, llevarse una; que desfavorecida como Mirto por una enojosa desproporción entre su rango y el que desea, le presenta al fin la imagen de su vicio. El afecto que Mirto tiene a Partenia, Mirto lo reconoce con desagrado en las atenciones que le tiene Doris. Lalagea, la misma Cleantia le recordaban sus sueños ambiciosos, y Partenia por lo menos empezaba a realizarlos: Doris no le habla más que de su pequeñez. Por eso, demasiado irritada para desempeñar el divertido papel de protectora, tiene por Doris los mismos sentimientos que ella, Mirto, inspiraría precisamente a Partenia, si Partenia no estuviera por encima del snobismo: la odia.

Marcel Proust. "Las amigas de la condesa Mirto" en Los placeres y los días. Alianza Editorial, Madrid 2005.

8.1.08

Del amor y la mundanidad

"De las primeras decepciones de su sensualidad nació para ella la primera sed de confidencias, tan naturalmente como suele nacer de las primeras satisfacciones del amor. El amor no lo conocía aún. Al poco tiempo lo padeció, que es la única manera como se aprende a conocerlo."

(...)

"Había llegado a no gozar de la naturaleza sino con sus sentidos pervertidos, y el encanto de las estaciones ya no existía para ella más que para perfumar las elegancias y darles tonalidad. Los encantos del invierno se le quedaron reducidos al placer de ser friolenta, y la diversión de la caza cerró su corazón a las tristezas del otoño. A veces quería hacer un intento de recobrar, caminando sola en un bosque, la fuente natural de los verdaderos goces. Pero, bajo el follaje tenebroso, paseaba vestidos esplendorosos. Y el placer de ser elegante corrompía para ella el goce de estar sola y de soñar."

Marcel Proust. "Violante o la mundanidad" en Los placeres y los días. Alianza Editorial. Madrid, 2005, págs. 41 y 47.

4.1.08

Enjoy Coke: una disertación sobre la pureza del líquido

Como los primeros consumidores de Coca-Cola en el mundo me veo en la necesidad de hablar de ella. Sí, así como lo lees, consumimos más Coca que los Estados Unidos. Impresionante, ¿no? Incluso he escuchado que los albañiles llegan a utilizar pequeñas porciones de la bebida como parte del secreto de su resistente mezcla. Probablemente esto sea un mito urbano, pero qué más da, la Coca-Cola es especialista en crear mitos. Ella se convirtió en un mito único. Su historia, conocida por la mayoría, es sumamente peculiar.

A finales del siglo XIX (1885), John Pemberton, un farmacéutico de Atlanta, Georgia, buscaba crear un jarabe que pudiera calmar los dolores de cabeza. Experimentando llegó a mezclar hojas de coca y semillas de cola con un poco de vino. La llamó "Pemberton's French Wine Coca". Resultó un éxito. No sólo quitaba el dolor de cabeza, también aliviaba las náuseas. El remedio fue tan bueno que al poco tiempo comenzó a venderlo en su farmacia, la Farmacia Jacobs, como bebida refrescante por cinco centavos. Frank Robinson la bautizó como Coca-Cola y con su caligrafía creó el logo que todos conocemos. Le llevó un año darse a conocer por toda la ciudad cuando en 1886 se le ofreció a Pemberton venderla en todo el territorio norteamericano. Así lo hizo y por escasos 2 mil 300 dólares vendió la fórmula a un par de empresarios. Comenzaron a abrirse varias envasadoras por todo EU hasta que unos abogados compraron la compañía y la distribuyeron por todo el mundo. Hoy hasta a los bebés se les llega a dar Coca-Cola cuando están enfermos del estómago. Lo increíble es que sí es efectiva.
Con la distribución mundial fueron creándose diversos envases. Tenemos los de vidrio, la lata, en plástico o las máquinas que arrojan el líquido sobre un vaso al apretar un sensor. La comercialización ha sido brutal. Es uno de los íconos --sino que el ícono par excellence-- del capitalismo. Recuerdo como en Adiós a Lenin, los hijos buscan evitarle a su comunista madre, quien había caído en coma en octubre de 1989 y despertó un mes tarde, el impacto de la caída del muro y, por lo tanto, la entrada de Alemania Oriental al mundo occidental cerrando las cortinas de su departamento, pues justo frente a su ventana se desplegaba ahora una inmensa manta de Coca-Cola.

La mayoría, sino es que todos, hemos tomado alguna vez este medicamento gaseoso. Hoy su fórmula consiste en un poco de azúcar y aceites de naranja, limón y vainilla. Es falso que tenga cocaína; al principio se utilizaron las hojas de coca, pero nunca cocaína. La verdadera fórmula es un secreto comercial inaccesible para el resto de la gente y se encuentra guardada en un banco de Atlanta.

Por supuesto, he probado la Coca. Generalmente, por la tarde salgo a comprarme una lata para pasar el resto del día en la oficina dando sorbos estimulantes. De alguna manera sí se convierte en una adicción. Ya estoy programado para ir a la tienda a eso de las cinco para comprar mi lata. Sin embargo, la de lata no es mi Coca favorita.




Los que consumimos Coca hemos notado que el sabor de la misma varía de acuerdo al recipiente. Curioso. Y cierto. No sabe igual la que está enlatada, de la que viene en plástico o vidrio y menos la que sale de la máquina. Mi preferida es esta última. No sé si sea porque tal vez es la más pura, la que ha sido tocada por menos estructuras y por ello su sabor sea más genuino. Después me gusta la de lata, le sigue la de vidrio y finalmente la de botella de plástico, la cual sólo sabe bien si se vacía en un vaso y se le agregan un par de hielos.

Pareciera que el envase contaminara el líquido. Probablemente ni siquiera sea una simple maquinación, sino real. El envase le cede algo de sí a aquello que está conteniendo. Hago un símil con la dualidad alma-cuerpo. El alma, de acuerdo con Platón y así lo creo yo, vaga sola en el Mundo de las Formas antes de encarnarse en un cuerpo. Mientras está pura puede verlo todo, conocer la Verdad y tener plenitud. Al momento de encarcelarse en el cuerpo adopta las propiedades de éste, dentro de las que destacan la limitación física. Esta limitación física también se convierte en una limitación psíquica, haciendo que el alma ya no sea en sí misma sino en tanto que un compuesto. De esta manera el alma pierde las capacidades que poseía previo al contacto con el cuerpo. El alma, ahora limitada por el cuerpo, accede a la verdad y el conocimiento por medio del receptáculo físico que la abraza.

La Coca-Cola parece funcionar igual. De acuerdo al recipiente que la contenga será el sabor que nos transmita. Lo que creo se acerca más al estado puro del líquido, el Mundo de la Coca, es el sabor que experimentamos tras ser expulsada por la máquina. Eso sí, será imposible conocer cómo es la Coca pura, pues siempre, necesariamente, tendrá que ser contenida por algo. Cualquier líquido lo necesita, como en este mundo, el Mundo Sensible, no puede haber almas sin cuerpo. La limitación física es propia de la naturaleza que conocemos.
A todo esto, lo más curioso es que aunque consumo mucha Coca-Cola, soy de los que prefieren la Pepsi.

3.1.08

Teotihuacan

Teotihuacan (o Teotihuacán, mexicanizado) es uno de mis destinos arqueológicos consentidos. Quien ha estado allí, frente a las pirámides, no puede sino sentir asombro. No puede sino maravillarme lo que estas personas fueron capaces de realizar con los recursos que en ese momento tenían. No soy de la idea de que los extraterrestres construyeron estas pirámides o las de Gizeh. Sí, en cambio, que estos pobladores desarrollaron tecnologías que los "civilizados" del siglo XXI aún no logramos comprender del todo. Sus observaciones astronómicas son sumamente adelantadas. En alguna ocasión leí en un libro de un arqueólogo estadounidense que todo Teotihuacan, que por cierto significa "Lugar donde los hombres se convierten en dioses", representaba el sistema solar con todo y el cinturón de asteroides. De acuerdo con sus mediciones la Pirámide del Sol, cuya imagen ven en la foto, representa al astro rey y la Pirámide de la Luna a nuestro satélite.

Todo el centro está conectado por una gran avenida conocida como la Calzada de los Muertos, a lo largo de la cual hay otras construcciones que van simulando los planetas y un río cercano representa el cinturón mencionado. No sé si todo esto sea cierto y así lo hayan pensado, pero el lugar para mí resulta mágico.
Aprovechando las fiestas decembrinas decidimos mi esposa y yo visitar este majestuoso lugar antes de finalizar el año. Nuestro hijo no lo conocía así que pensamos era un buen pretexto para ir. Si eso me va a llenar de energía y el resto de la parafernalia new age de moda me tiene sin cuidado. Como digo, estar allí es ya, en sí mismo, especial.

La Pirámide del Sol es imponente. Sus escalones de escasos centímentros de ancho dificultan la subida. Sin embargo, eso no nos impidió llegar a la mitad y desde allí contemplar el resto del centro ceremonial. La foto que ahora ven fue tomada arriba de la pirámide.

Siempre que voy hago el ejercicio de imaginar cómo fue todo lo que estoy viendo en su esplendor. Si pudiera viajar hacia atrás en el tiempo definitivamente iría a dos momentos: Teotihuacan y la Gran Tenochtitlan. ¡Qué envidia me dan los ojos de todos esos españoles que junto con Cortés pudieron apreciar --y maravillarse-- ante una civilización que relucía por su grandeza!

Gracias a todos por sus comentarios de fin de año. Deseo para todos ustedes también un 2008 lleno de aprendizaje y consciencia.