27.8.08

Hace 32 años diluvió

Era 1976 alrededor de las cuatro de la tarde cuando cayó una tromba. Mi madre iba en camino al hospital con dolores de parto. Mi abuela estaba ilocalizable --aún no existían los teléfonos celulares. Llegó mi bisabuela por mi mamá y se la llevó al hospital Santa Mónica. Llegaron como a las tres de la tarde --ustedes disculparán que haya datos flojos, pero lo comprenderán (como diría un buen amigo Viejo)-- y llevaron a mi madre para que iniciara los trabajos de parto. Le pusieron la epidural y a las cinco de la tarde con cinco minutos nació un varón de 51 centímetros y tres kilos.

Mi madre siempre lo vaticinó, mi hijo nacerá el mismo día que su tío Nacho, cuñado de mi madre. Y así fue, no se equivocó. Al poco tiempo llegó mi padre al hospital para estar con mi madre. El aguacero era insólito. Literalmente, las nubes cargadas de agua cayeron sobre la ciudad de México. En el hospital, sin embargo, lo que vivía era la alegría de una vida, el llanto que anuncia la salud y el bienestar --aunque no tanto, el niño nació con la bilirrubina alta y tuvo que quedarse en incubadora durante 48 horas.

En la casa donde vivían mis papás --Tampico esquina con Sinaloa en la colonia Condesa, planta baja-- el agua había llegado hasta el respaldo de los sillones. Al llegar mi padre por la noche encontró una alberca dentro del departamento y la perra que tenían --una dálmata llamada Gorda-- sobre la mesa del comedor refugiándose del agua. Así fue el inicio de mis primeras horas de vida fuera del útero de mi madre, fuera del hospital que me cobijaba.

Me gusta creer que los acontecimientos pasan por alguna razón, pero aún no descifro la sabiduría de la naturaleza ese 27 de agosto de 1976. ¿Por qué la tormenta?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

porque era verano, como ahora, chunguita, no le busques chichi a las culebras
un abrazo y muchas felicidades!

Saulo dijo...

la tormenta sucedio por que ese dia a mi me dolia el brazo.