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25.3.10

Los numerati van tras tus huellas

El periodista Stephen Baker detalla en Los numerati (Temas de hoy, 2009) los entresijos de una sociedad secreta cuyo objetivo es uno solo: conocer nuestros gustos para manipular nuestras decisiones de consumo. ¿De verdad existen?

Los numerati son los nuevos psicólogos, antropólogos, sociólogos y semióticos. Matemáticos que buscan crear un perfil de cada persona. Quieren descifrar el ADN digital de todo ser humano con base en la estela de información que deja al utilizar las tarjetas de crédito, de cliente frecuente, los celulares o realizar una búsqueda en internet. Toman estos datos, crean algoritmos a partir de ellos y elaboran etiquetas «personales».

La finalidad es ofrecernos el servicio o producto con el sabor, textura y color que deseamos al precio adecuado. Perfecto material para los mercadólogos.
«No es necesario que participemos, ni siquiera que sepamos que nuestros fantasmas matemáticos sirven día y noche como ratas de laboratorio. Recibiremos los resultados de dichos estudios (…) en forma de sugerencias sutiles, prescripciones u órdenes.» (p. 23) Imposible escapar de ellos. Cada actividad realizada se registra en uno de los múltiples chips que llevamos con nosotros: desde el videojuego hasta el automóvil pasando por el cada vez más expansivo e invasivo Facebook. Nuestra vida está al alcance de los numerati, y así lo hemos consentido.

Mientras que en Alemania Oriental, durante la Guerra Fría, el gobierno invertía gran parte de sus recursos en mantener miles de espías para conocer el comportamiento de los civiles, hoy cada usuario de cualquier dispositivo electrónico se convierte en su propio espía… ¡y gratis! Por naturaleza, el ser humano disfruta compartiendo sus experiencias y sentimientos. Mina de oro para esta mafia matemática –como la clasifica Stephen Baker– en su afán por conocer quiénes somos.

A los numerati no les interesa saber qué nombre llevamos ni dónde vivimos. Sólo quieren perfilar nuestra conducta. Ya que lo logran convierten esa información en un cupón de descuento, atractivas ofertas o ligas para páginas web, obviamente acordes con nuestros gustos. Pero no se limitan al consumo materialista, también les interesan las preferencias políticas, intenciones de voto, hábitos laborales, salud y amor.

LA MAGIA DE LOS NÚMEROS
En tan sólo un mes, Yahoo reúne 110 mil millones de datos sobre sus clientes. De acuerdo con el estudio que realizó comScore en 2008, aproximadamente cada persona que visitó Yahoo dejó 2 mil 500 huellas digitales. El reto está en organizar e interpretar todas esas huellas para establecer perfiles de los usuarios.

Los numerati trabajan para diversas empresas: IBM, Microsoft, telefónicas o Wal-Mart, por mencionar algunas. En cada una buscan los datos que permitirán engrosar la clientela y, por ende, el consumo. Originalmente nos clasificaban de acuerdo a nuestra edad, sexo, raza, riqueza y geografía, lo que nos hacía parecer figuras de palo. Este modelo primitivo está en desuso; el nuevo, el de los numerati, se encamina a producir versiones de seres humanos tan complejas como cada uno de nosotros.

«El creciente mundo de los datos (…) es un laboratorio gigantesco de la conducta humana, un banco de pruebas para las ciencias sociales, el comportamiento económico y la psicología.» (pp. 23-24) No basta sólo conocer cómo nos comportamos sino también cómo sentimos, rasgo determinante en la clasificación final.

Una vez que estos «magos» de las matemáticas, estos Newton cibernéticos, desarrollan el perfil de un usuario lo ubican en alguna de las miles de ¬¬«cubetas» que corresponden con las conductas humanas que han clasificado. Así resulta más sencillo acertar en la publicidad que recibirá dicho sujeto.

TÚ NO LOS CONOCES… ELLOS A TI SÍ
La primera vez que escuché hablar de los numerati me vino a la mente algo oscuro, místico, enigmático, esotérico, casi como una logia masona. Cuando me explicaron lo que eran y busqué información de ellos en internet –ahora saben que yo sé– me di cuenta de que en cierta medida mi intuición había sido correcta. ¿Alguien los conoce? ¿Pueden decirme quiénes son? Si en el periódico voy a la sección de avisos oportunos tampoco veo que las empresas soliciten numerati. ¿Algún headhunter ha posicionado a uno? Me sorprendería saber que sí.

Lo común no es hallarlos así. Más bien, las empresas –de computación, telefónicas, de publicidad…– los seleccionan por sus habilidades matemáticas para interpretar datos, elaborar estadísticas y construir algoritmos que permitan correlacionar toda la información que cada persona cede en la red.

Hay quienes son más precavidos y procuran borrar las galletas o cookies del historial de su computadora. Son los menos y sinceramente dudo que la razón para borrarlas sea que evitan ser rastreados por esta mafia matemática.

Lo más delicado de la existencia de los numerati es que mientras ellos saben perfectamente las conductas y preferencias de millones de personas, miles de millones de personas los desconocen.

ESTÁN HASTA EN LA SOPA
Los numerati están en todos lados: la empresa, el supermercado, la política, la red, las organizaciones, los hospitales y el amor. Siempre soltamos fragmentos de información que serán ordenados y clasificados. Son como un enorme rompecabezas que requiere de una súper inteligencia para encontrar las piezas que embonan. Stephen Baker divide los capítulos de su libro de acuerdo con las siguientes categorías.

La empresa. No hay lugar de trabajo que no busque cuantificar el rendimiento de sus empleados. Normalmente la medición incluye los resultados que aportamos a la empresa. Entre más impresionemos al jefe parece que somos mejores.

Hay otras áreas donde las empresas cada vez se muestran más estrictas. En particular, la restricción a internet. Por un lado, la total apertura a la web distrae sobremanera el rendimiento de un empleado. Por otro, puede brindar información valiosa de cada quien.

Desde el correo electrónico hasta las páginas donde más damos clics dicen mucho de nosotros. A los numerati esto les importa porque los jefes quieren que incrementemos la productividad.

El consumidor. A todos nos gusta llegar a un restaurante que frecuentamos y que el mesero conozca tan bien nuestros gustos que nos confirme: «En las rocas y un vaso con agua aparte». La atención personalizada hizo que Dell creciera exponencialmente. Celebramos la idea de ser tratados como individuos.

Por medio de las tarjetas de lealtad obtenemos descuentos y grandes ofertas. Nos sentimos consentidos. De eso se trata. Mientras gozamos de un descuento para ir al cine o comprar un vino, el negocio registra nuestros hábitos, cantidad de consumo por visita y preferencias.

Toma y daca. A cambio de sentir que realmente somos especiales para tal o cual marca, ésta toma información que le servirá para incrementar sus ventas.

El votante. Partamos de la siguiente premisa: en casi cualquier país son una minoría quienes de verdad disfrutan la política y ven al mundo como los políticos. Al contrario, lo común es escuchar que «de política prefieren no hablar». Es un tema complicado que requiere una forma de pensar muy específica.

Pero para los políticos conocer nuestros gustos, disgustos y preferencias puede convertirse en tema cardinal. ¡Imagínese que pudieran leer la mente de cada uno! Ganar cualquier elección sería sencillo. Pues bien, los numerati se convierten en estos adivinos que por medio de nuestros rastros cibernéticos procuran realizar un juicio para conocer la intención del voto.

El bloguero. En 2005 se llevó a cabo el último reporte sobre la cantidad de blogs en la red: 70 millones. Dejaron de contarlos porque sencillamente eran demasiados. ¿Hoy habrá 200 millones?
Muchas personas tienen más de un blog. Esto nos lleva a pensar en la cantidad de datos que diario arrojamos de la blogósfera al ciberespacio donde antes que podamos ejecutar otra acción, ya está en manos —o mejor digo mentes— de los numerati.

«En vez de llamar a nuestra puerta, los recopiladores de datos dividen nuestros documentos en miles de componentes y luego los ciernen obsesivamente, intentando armar un mosaico de nuestros pensamientos y preferencias.» (p. 117)

Así, los blogs se convierten en perfectos terrenos de prueba para la publicidad y la mercadotecnia. Los numerati sólo tienen que codificar el ADN del blog para que inicie el bombardeo de links relacionados con el contenido del mismo.

El terrorista. Una de las razones para el espionaje es detectar posibles actos terroristas antes de que ocurran. En los medios nos enteramos de aquéllos que no lograron descifrar.

Los actos terroristas no son sólo las bombas en embajadas o lo visto el 9/11, sino también todo lo que atente contra cualquier sistema: empresarial, académico, político, económico…

Los numerati también son radares contra estafadores, embaucadores, intimidadores o hackers. «La necesidad de cerrar la brecha de información es urgente, porque está en juego la seguridad de millones de personas.» (p. 145) El único peligro es que con este manejo de información, los numerati podrían ser los próximos terroristas.

El paciente. Es común que después de acudir con el médico olvidemos ciertos detalles como las dosis, el diagnóstico completo y hasta el medicamento a tomar. Esto ha motivado a algunos investigadores a crear un software que porte todo humano, donde se guarde esta información.
Así, al acudir al médico éste podrá conocer el proceso del paciente, quien a su vez contará con toda la información que su médico le dicte.

La intención es crear un chip que se conecte a una red médica para ser monitoreados día y noche. Ante cualquier eventualidad habría una ambulancia afuera de nuestra casa en cinco minutos.

La pareja. ¿Cuántos sitios de búsqueda de pareja hay en el mundo? Si digo miles no creo exagerar. ¿Y sirven? El autor de Los numerati, Stephen Baker, junto con su esposa se sometieron a una prueba. Cada uno de ellos ingresó a una de estas páginas y llenaron el extenso formulario que a todo usuario se le solicita. Querían ver si los algoritmos detrás de toda la información allí compartida llevaría al encuentro de Baker con su esposa.

Independiente del resultado de dicho experimento, es común ver en la publicidad norteamericana personas que presumen el éxito obtenido al realmente encontrar a su «media naranja». ¿Será así de preciso? Si lo fuera, la conclusión es que realmente los numerati pueden saber –mejor que nosotros– lo que más nos conviene.

EN OTRA DIMENSIÓN
Aunque los numerati y su función en la sociedad parecen ciencia ficción son una realidad. Están aquí, ahora, mientras escribo estas líneas y consulto mi correo; sé que estoy siendo vigilado. Lo que me conforta es que a pesar de sus algoritmos y gigantesca capacidad mental para descifrar la información digital se enfrentan a un reto milenario: descifrar la vida y conducta de los seres humanos.

Por otro lado, la privacidad está en riesgo, pero ¿cómo escapar? ¿Realmente podemos evitar que nos lean, clasifiquen y manipulen como pretenden? Ante la avalancha de datos electrónicos que desprendemos cada minuto parece imposible permanecer en el anonimato.

El autor del libro se muestra sereno ante la posibilidad de ser monitoreados. Por el momento, no deja de ser una circunstancia que está apenas iniciando. Confiemos en que como siempre, el ser humano tendrá la capacidad para comprender y adaptarse al medio ambiente. Aunque éste radique en otra dimensión.
[Publicado en Istmo 307, marzo-abril 2010]

3.3.10

Otra vez el aborto

Acabo de leer en el periódico que hace una semana (el 24 de febrero) España se sumó a la despenalización del aborto. Sinceramente no entiendo qué pretenden los gobiernos que aprueban tales iniciativas. Sólo diré algo: quien apoya el aborto no se separa en su razonamiento de lo que Hitler hizo con los judíos, eslavos, gitanos, homosexuales, síndromes de down y todo lo que justificó el genocidio. Nuestra capacidad racional, desgraciadamente y por ser falible, nos lleva a concebir como verdadero y bueno el homicidio. Pura lógica instrumental.

18.1.10

Twitter vs Alcoholímetro II

Hace una semana escribí en este espacio sobre la discusión que suscitó que unos jóvenes publicaran en Twitter la localización de los retenes de alcoholímetro que hay en la ciudad. La razón es obvia. Entonces la Secretaría de Seguridad Pública se molestó y dijo que tomaría medidas contra los twitteros. Total que hoy leo en el periódico que a quien publique en Twitter sobre la localización de algún retén será castigado con la cárcel. Insisto, el problema no es de Twitter, estos mismos jóvenes lo seguirán haciendo vía SMS. Todo parte de una educación cívica deficiente y de una pobre lectura de la moral y la ética personal. Pero también, del ejemplo que los políticos y funcionarios públicos del país dan. Me pregunto cuántos diputados, senadores, gobernadores y altos funcionarios llegaron al puesto que tienen por méritos propios. Todos sabemos que para ingresar a tan selecta élite se requiere de "palancas". No dudo que haya uno que otro despistado que está allí porque lo merece y honestamente lo consiguió. Para vergüenza nuestra, muchos llegan por otros caminos --más cortos, más poderosos, más fáciles-- que por el correcto. "El que no transa no avanza", decía entonces y lo sostengo. Los twitteros del alcoholímetro siguen al pie de la letra el ejemplo que muchos funcionarios públicos proyectan. Pero como todo en México, ¿para qué educar, si puedo poner un tope, una restricción --física o mental? ¿Para qué ejercer la ley y capacitar al pueblo si mejor, más fácil y rápido puedo reprender autoritariamente? El juego del gato y el ratón...

12.1.10

El bicentenario que los comerciantes no olvidarán

Las recientes obras por la línea 12 del metro capitalino (también conocida como la línea dorada o del bicentenario), han colapsado la economía de los comercios aledaños. Una nota en el periódico de hoy señala que los comercios ubicados a un costado del eje 7 Sur, del metro Mixcoac a División del Norte, llevan pérdidas por más de 50%. Y claro, si cierras de esa manera una avenida afectarás inevitablemente a los comerciantes que viven de las ventas que dicho eje fomenta. Esto mismo sucede en parte del eje 8 Sur, también cerrardo por la misma obra.

La compensación que el gobierno capitalino está dando a los comercios afectados es de 1 a 2 salarios mínimos. ¡Qué majadería! Es decir, un comercio si le toca que le den 2 salarios recibirá entre 3 mil y 3 mil 200 pesos ¡mensuales! ¿Se imaginan qué comercio factura 3 mil pesos mensuales? La renta de un local sobre el eje 7 Sur ronda aproximadamente los 5 mil a 7 mil pesos. Es decir, ni para la renta alcanza. Ni mencionar los gastos por luz, teléfono, mercancía...

En cambio, me queda claro que esta obra, como muchas otras que hace el gobierno de Marcelo Ebrard, tienen tintes electorales. El Jefe de Gobierno de la ciudad de México está labrando su camino hacia las elecciones presidenciales de 2012 y quedar como el gobernador de la capital que hizo todas esas obras en aras del festejo del bicentenario (200 años de la Independencia de México y 100 de la Revolución Mexicana). Su imagen a costa del pueblo.

Pienso que la línea 12 del metro, como muchas otras acciones que se realizan, realizaron o se piensan realizar son necesarias para esta mega urbe. Sin embargo, dentro del presupuesto para dichas obras debe estar la compensación económica a los afectados por las mismas. Lo que no se vale es que perjudiquen a los comerciantes que pagan impuestos y no se les den soluciones dignas. Pero allí siguen los ambulantes, los piratas, los franeleros y todos los que viven a costa de la legalidad, la justicia y los impuestos de los demás.

11.1.10

Alcoholímetro vs Twitter

La semana pasada se desató una controversia entre la medida de prevención de accidentes por alcoholismo conocida como Alcoholímetro y Twitter. Resulta que los jóvenes se avisaban, twitteaban, sobre los retenes de alcoholímetro que había en diferentes calles de la ciudad. Estos retenes normalmente están de jueves a sábado por las noches y detienen a los automovilistas para hacerles unas preguntas y pruebas donde se muestre que el conductor no va en estado de ebriedad. Durante la época decembrina el retén era permanente las 24 horas.

Muchos jóvenes que salían de la posada o el antro con más copas de las que el alcoholímetro podría exonerar avisaban a quienes aún seguían en la fiesta de las calles donde estaban estos retenes para evitar ser detenidos y enviados al Torito por 36 horas (la multa por manejar en estado de ebriedad es arrestar al conductor por 12 o 36 horas, según indique el juez cívico y si no hay acompañante que pueda conducir el auto, éste será arrastrado por una grúa). De modo que la infracción consiste en el arresto y la grúa.

Entonces la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) se percató del uso del Twitter para evitar la sanción del Alcoholímetro y ser armó la marabunta informática de dimes y diretes. Resulta que ahora la SSP propone controlar lo que se publica en Twitter para evitar que los conductores ebrios evadan los alcoholímetros. Es una estupidez su propuesta, como lo es que los jóvenes ebrios insistan en manejar sabiendo que se pasaron de copas. Recordemos lo que le pasó hace casi un año a un joven que iba tomado y quiso evadir un alcoholímetro: atropelló a un policía y lo estrelló, después de conducir con el agente agarrado del cofre del auto, contra la estatua del Papa JP II, matándolo. El joven, estudiante de Derecho y con un futuro prometedor (tenía buen promedio y era cumplido), ahora pasará los próximos 20 años de su vida (tenía 22 cuando lo atropelló) en la cárcel.

Los jóvenes y todos los que salen los fines de semana a distraerse deben ser responsables y decidir que si van a tomar varias copas, entonces o llevan un conductor designado o se van en taxi.

El problema con lo sucedido en el Twitter no es de la red social sino de la cultura de incivilidad que predomina en este país. Con ideología como la de que "el que no transa no avanza" o "si me lo puedo chingar, mejor, soy más chingón", fomentamos la delincuencia y que tarde o temprano seamos víctimas de de esa mentalidad. Censuren Twitter, si quieren, pero y qué harán con los celulares, ¿o a poco creen que antes de Twitter los jóvenes no se avisaban por mensaje a celular? ¿Quieren resolver el problema? Mayor presupuesto para la educación y mejores planes de estudio; profesores bien preparados, bien pagados y exigentes.