Nadie escapamos a la onda polar que actualmente abraza la parte norte del continente americano. Yo: camiseta, camisa, suéter, chamarra, bufanda, gorro, guantes, doble calcetín... y sigo con frío (no puedo ni imaginar lo que mi amigo Saúl padece ahora en la ciudad de los vientos).
Bien, pues el otro día en la oficina me detuve a observar un acontecimiento que me pareció fabuloso: una familia de lagartijas que salen a apoderarse del poco calor que hay. El frío que sienten es tanto --me imagino-- que no se mueven ni al tocarlas. La loza que tenemos en un pequeño patio en la oficina debe retener algo del calor que durante el día se filtra con el poco sol que sale en estos días lluviosos y nublados. He descubierto que alrededor de las 12 de la tarde salen a buscar el sol y desaparecen para cuando regreso de comer a las 4.
Bien, pues el otro día en la oficina me detuve a observar un acontecimiento que me pareció fabuloso: una familia de lagartijas que salen a apoderarse del poco calor que hay. El frío que sienten es tanto --me imagino-- que no se mueven ni al tocarlas. La loza que tenemos en un pequeño patio en la oficina debe retener algo del calor que durante el día se filtra con el poco sol que sale en estos días lluviosos y nublados. He descubierto que alrededor de las 12 de la tarde salen a buscar el sol y desaparecen para cuando regreso de comer a las 4.
Previo a esto jamás me dediqué a pensar en cómo se calientan las lagartijas de lugares más fríos que lo que actualmente hay en la capital mexicana.
1 comentario:
Acomoda la caja, Chunga, está al revés...
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