LA ODISEA DEL RECUERDO
Platón profetizó el desuso de la memoria. En la antigua Grecia la mnemotecnia era un arte bien desarrollado. Se sabe que La Ilíada y La Odisea fueron poemas creados en el siglo IX a.C. cuando la escritura no existía aún. Sin embargo, ambos relatos llegaron hasta nuestros días gracias a la vieja tradición de repetir para aprender y luego transmitir. Esto sucedió por generaciones hasta el arribo de la escritura, calculado entre los siglos V y IV a.C.
Los rapsodas encargados de difundir estos poemas eran los homéridas, de ahí que las narraciones de la guerra de Troya y el regreso de Ulises a su natal Ítaca se atribuyan a Homero, a pesar de que estudios filológicos pongan en duda su existencia. Lo indudable es que todos gozamos de estas aventuras gracias a su impresión, ahora en papel, antes en tablillas de cera. Pero esta nueva invención æla escrituraæ no deleitó a todos. Platón fue enemigo declarado del nuevo arte. Al final de su diálogo Fedro relata el mito de Theuth y Thamus, que expondré brevemente.
Theuth, dios egipcio a quien se le atribuía el descubrimiento del número, el cálculo, la geometría, la astronomía, el juego de damas, el de los dados y la escritura, va al encuentro de Thamus, rey de todo Egipto. En su visita, el dios pretende mostrarle sus artes al rey, entre las cuales destaca la invención de las letras, invento que él presume hará más sabios y memoriosos a los egipcios. Pero a Thamus no le agrada, afirma que su único efecto será la pérdida de la memoria, ya que se fiarán de lo escrito y llegarán al recuerdo desde fuera, mas no desde ellos mismos.
A partir de este invento la costumbre de repetir mnemotécnicamente un poema quedó olvidada, junto al Partenón, en la antigua Grecia. Esta tradición no es exclusiva del mundo helénico. Los egipcios, excepto los escribas, sacerdotes y faraones, propalaban sus enseñanzas de forma oral sin tablilla alguna. Los chinos, incas, mayas y aztecas lo hicieron del mismo modo. La escritura era algo vedado para la mayoría y asociado con lo sagrado.
Actualmente, las sociedades funcionan distinto. Las letras son una herramienta que escapó al misterio para introducirse en lo común. El manejo de tanta información sería imposible sin su uso. La gente está acostumbrada a leer, por lo que la lectura se convierte en requisito indispensable para la supervivencia humana. La lectura también es sinónimo de cultura. Un pueblo leído es un pueblo educado. La leyenda que apoya el día nacional del libro en nuestro país reza así: «leer para ser mejores», y una revista nacional imprime la siguiente frase: «uno es lo que lee». La escritura ya es una realidad y no conviene ignorarla. Sin embargo, como todo, tiene sus excesos.
EL MUNDO DE FUNES
Aprenderse todo de memoria, probablemente con el fin de evadir lo escrito, es uno de los extremos de este invento. En Funes, el memorioso, Borges nos advierte de los riesgos de vivir sólo para la memoria. Memorizar es, ante todo, tener presente algo pasado. Pero, ¿dónde queda el futuro, figura temporal de la existencia?
El hombre es un ser en el tiempo (Dazeit), como bien observó Heidegger, por lo que sólo recordar es dejar a un lado algo de nosotros mismos. La esperanza, por ejemplo, es un hecho futuro basado en una realidad presente. El peligro de memorizar æel más grave en mi opiniónæ es el que advierte Borges en su cuento: la pérdida del discurrir dialógico, el olvido del pensamiento Si lo único que se hace es vivir para la memoria, entonces no hay tiempo para pensar.
El cineasta alemán Wim Wenders afirma con verdad que «repetir es humillante», tanto para el autor como para quien lo hace, por lo que dejaré al mismo Borges hablar del tema: «había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos».
La obsesión de memorizarlo todo conduce al abandono de aquello que, según Aristóteles, nos diferencia de los animales: la racionalidad.
¿PARA NO OLVIDAR?
El otro defecto que parió la escritura fue escribirlo todo (contra esto luchó Platón). La creación de las agendas ejemplifica lo dicho. El Diccionario de la Lengua Española dice sobre la agenda: «libro o cuaderno en que se apuntan, para no olvidarlas, aquellas cosas que se han de hacer». (Está claro que el célebre diccionario no tenía contemplada la creación de las Palm.)
Ignoro cuándo fue creada la primera agenda, pero puedo adivinar que fue casi simultánea a la creación de la escritura. Como en todo, virtudes y defectos nacen juntos. La agenda es la iconización de un mundo cada vez más desmemoriado. Su definición carga con su propio defecto: «para no olvidarlas».
Nuestra civilización es un vertiginoso presente que anhela un gran futuro, sin jamás voltear al pasado. Estamos reinventando nuestras fallas. La historia es abandonada. El defecto, como ya se pudo advertir, sigue el mismo cauce que el de memorizarlo todo; se olvida el pasado, error igual de terrible para la humanidad.
SIN MEMORIA: REGRESO AL PASADO
¿Por qué todavía hay guerras? Una de las múltiples respuestas sugiere la amnesia histórica. A pesar de las trágicas consecuencias que se sabe trae una batalla «a muerte», se siguen armando ejércitos para atacar (o para defenderse). Vivir en constante presente provoca la repetición de los yerros. Así como pensar es olvidar diferencias, aprender es retener el pasado para utilizarlo en el presente y en el futuro.
Nuestro pasado es ignorado, descuidado y pisoteado porque el ser humano ha perdido el hábito de recordar. Escribirlo todo conduce a olvidarlo todo. Como bien observó el rey egipcio, los seres humanos recuerdan, a partir de este exceso, empíricamente. El error radica en que no siempre es posible tener la advertencia frente a nuestros ojos. Ahí es cuando la memoria interna juega un papel decisivo.
No hay nada en la realidad que nos recuerde que pelear, hacer la guerra, es dañino, salvo que estemos en guerra. Sólo será posible conocerlo al revivir el pasado plasmado en los libros. En este sentido la escritura es un gran utensilio, pues permite conocer una consecuencia trágica sin tener que experimentarla en vida.
DE MACONDO A LAS PALM
Crear hábitos para hacernos vulnerables no es recomendable. Utilizar una agenda para recordar todas nuestras actividades es crear una debilidad. Una persona que ha perdido u olvidado su preciado memorándum vive indefensa, no sabe cuáles son sus actividades del día.
Sin embargo, no se ha percatado de que lo más seguro y confiable es la mente. Ahí nada se pierde, nada se deja en otro lado (claro, siempre y cuando memorizar sea un hábito). Saber qué tengo que hacer sin recurrir a algo externo a mí es lo más sano. El ser humano tiene la capacidad de almacenar una infinita cantidad de datos en su cerebro. Sólo basta pensar en el hecho de que La Ilíada y La Odisea se memorizaban de cabo a rabo. ¿Acaso este mismo ser humano, 30 siglos más tarde, no es capaz de llevar una agenda mental?
Lo más curioso es que la agenda sirve para recordar que hay una cita a tal hora, el cumpleaños del jefe, el salón y la clase o la fecha de un examen (junto con la hora). Pero, ¿cómo recuerdan esas personas que deben abrir todos los días, a todas las horas, la agenda para revisar los pendientes? Es un vicio, un círculo vicioso en el cual están atrapados por ellos mismos, y sólo la voluntad de practicar un poco de mnemotecnia los salvará de su propia catástrofe.
Para colmo, la tecnología se encarga de «facilitar» las cosas. En nuestros días es posible conseguir agendas de todos tamaños, formas, colores, electrónicas o tradicionales. Las Palm son la aberración de cualquier agenda. Aunque es frecuente ver a la gente con una de ellas, este exceso elimina, no sólo la capacidad mnemotécnica, sino la escritura.
Para escribir en ellas es necesario aprender una nueva grafología. Por ejemplo, la k ahora es la mitad de la k, la f ya no es f y el 4 es parecido a una u. Paradójicamente, aquello que hizo posible la agenda es succionado por su creación, consecuencia hasta cierto punto lógica.
El descuido de la memoria lleva al desuso de la escritura. ¿Sería esto lo que tenía en mente Gabriel García Márquez cuando describe la epidemia de olvido que azota a Macondo en Cien años de soledad? Si era o no, lo cierto es que Macondo cada vez toma forma más real, pero me pregunto, ¿quién será Melquiades para resucitar nuestra memoria?
Por lo menos, todavía sabemos leer, aunque no dudo que también lo olvidemos. Ya existen agendas-grabadoras: se le «habla» a la agenda y al apretar un botón ésta repite el mensaje; la invención de Thamus ha quedado superada, con el defecto de que no la supeditó la memoria sino el olvido. El refrán dice cría cuervos y te sacarán los ojos; lo corrijo y aplico a este tema: cría agendas y te secarán la memoria.
REDESCUBRIENDO LA HISTORIA
Platón rechazó la escritura, no porque fuera mala en sí misma, sino debido a las tropelías que cometemos los seres humanos. Sería contradictorio pensar que verdaderamente tuvo en mente abolir las letras impresas (escritas en su tiempo), pues él escribió 36 diálogos en los que legó su pensamiento.
El fundador de la Academia no era tonto y sí bastante realista. Conocía bien la naturaleza humana con sus vicios y pasiones, y la debilidad de la voluntad es uno de los vicios más frecuentes. La malicia de la agenda proviene del abuso que de ella se hace, sobre todo de la escritura, abuso que Platón vislumbró hace 25 siglos, por muchos olvidados.
Sin embargo, para todo mal existe una cura, una pócima. El brebaje mágico que curará la amnesia tiene varios ingredientes:
1) El estudio del ayer, pues al leer nuestro pasado estamos conociendo nuestro presente. La historia, y por lo tanto la memoria, es lo que somos, olvidarlo es olvidarnos, abandonarnos en las manos de lo que no es, de lo que no queríamos ser.
2) Procurar recordar lo que hicimos en el día. Antes de dormir hacer un examen de lo hecho ese día. Al principio costará mucho esfuerzo, pero en la medida en que se convierta en hábito el esfuerzo apenas se notará.
3) Apuntar lo menos posible y confiar más en nuestra memoria, pues allí nada se pierde y, como dice el refrán, «lo que bien se aprende jamás se olvida».
4) Tratar de memorizar una dirección o número telefónico diario, relacionando los datos con alguna referencia sensorial, familiar, histórica, cómica, etcétera.
En el mejor de los casos, estos consejos pueden ayudar a obtener una memoria lúcida y siempre lista para dar el dato correcto. Lo que sí es seguro, es que ejercitan la memoria y benefician también la sinapsis —establecer lazos neuronales—, que no le cae mal a nadie. No rechazo las agendas, sino su mal uso, principal culpable de lo que actualmente somos: una sociedad sin memoria histórica.
Los recuerdos permiten al hombre vivir y revivir sus anécdotas y con ellas regodearse. ¿Qué sería de nosotros si no pudiésemos recordar lo que hicimos ayer? ¿Dónde, entonces, nos buscaríamos? Estas son preguntas que antes de pedir respuesta invitan a reflexionar y, por qué no, a encontrar en el camino la memoria.
(Publicado en istmo en el número 256, septiembre-octubre, 2001)
Descubrir al hacedor y padre de este universo es difícil, pero, una vez descubierto, comunicárselo a todos es imposible. (Platón, Timeo, 28c)
28.9.07
27.9.07
4 generaciones
¡Protesta!
Ayer en la noche pensé que hoy escribiría una queja aquí. Sin embargo, en el camino a mi trabajo hoy por la mañana se agregó una queja más. A continuación, las mismas.Regresaba del trabajo a mi casa cuando decidí pasar a comprar algunas cosas que hacían falta en el hogar al supermercado. Al ingresar al estacionamiento hay que tomar un boleto sin el cual el acceso está prohibido. Estaba en Wal Mart (pero aquí en México todos son iguales). Realicé mis compras, pagué, me sellaron el boleto del estacionamiento y me fui a mi automóvil. Para salir del estacionamiento tuve que pagar 3 pesos. Esto es en sí mismo un abuso de confianza. Entiendo que se hayan implementado estas medidas para quienes utilizan el servicio del estacionamiento sin consumir ningún producto de la tienda. Con la intención de satisfacer a sus clientes, logrando que siempre encuentren lugar donde dejar el auto mientras hacen sus compras, terminaron por cobrarle al mismo cliente ese servicio. ¡Qué abuso! Si ya compré artículos en su tienda y me sellaron mi boleto con mi ticket de consumo en la mano, no veo por qué me habrán de cobrar 2 o 3 pesos por estacionar mi coche para hacer mis compras en su supermercado. Encima, lo que más me enfadó ayer fue que pagué mi estacionamiento con una moneda de 5 pesos y me regresaron 2 pesos en cambio con puras monedas de 10 centavos. ¡Vaya fastidio y doble abuso! Me pregunté al recibir mis centavos, ¿por qué los clientes permitimos que se nos cobre el estacionamiento cuando ya les consumimos? Deberíamos hacer algo.
Mi segunda queja del día se debe a que en México no hay una regulación contra las manifestaciones. Cualquiera puede hacerlo donde sea y afectando a quien sea. Nuevamente, ¡es un abuso! Hoy unas veinte personas bloquearon uno de los ejes de la ciudad protestando contra alguna escuela (o eso fue lo que deduje pues veía a puros padres con sus hijos uniformados). Estoy de acuerdo en que hay que defender los derechos y no permitir el abuso, pero precisamente porque no se debe permitir el abuso es que quienes se quejan de ello lo cometan contra quienes no estamos oprimiéndoles o fomentando su queja. Las manifestaciones deben ser reguladas para que la libertad y derecho de las personas en ningún momento sea atropellado.
Mi segunda queja del día se debe a que en México no hay una regulación contra las manifestaciones. Cualquiera puede hacerlo donde sea y afectando a quien sea. Nuevamente, ¡es un abuso! Hoy unas veinte personas bloquearon uno de los ejes de la ciudad protestando contra alguna escuela (o eso fue lo que deduje pues veía a puros padres con sus hijos uniformados). Estoy de acuerdo en que hay que defender los derechos y no permitir el abuso, pero precisamente porque no se debe permitir el abuso es que quienes se quejan de ello lo cometan contra quienes no estamos oprimiéndoles o fomentando su queja. Las manifestaciones deben ser reguladas para que la libertad y derecho de las personas en ningún momento sea atropellado.
26.9.07
Identidad amorosa
"La identidad fatal del enamorado no es otra más que ésta: yo soy el que espera." (Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso, Siglo XXI.)
¡Vaya que este libro está genial!
¡Vaya que este libro está genial!
25.9.07
24.9.07
Piedra de Sol
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,
rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,
no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,
sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,
mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,
oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:
frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,
no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
yo vi tu atroz escama,
Melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y al cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo negro
y en el fondo del hoyo los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,
miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
—¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,
¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
—esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
¿hacía planes
para el verano —y todos los veranos—
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde bebían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto —siempre un cuarto—
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños — "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,
Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes esculpidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas de un durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos de lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,
todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo pedilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombe de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;
mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal en cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;
sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,
no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
—y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas "(el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carretera hacia la muerte
—el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos—,
Churruca en su barrica como un trono
escarlata, los pasos ya contados
de Lincoln al salir hacia el teatro,
el estertor de Trotsky y sus quejidos
de jabalí, Madero y su mirada
que nadie contestó: ¿por qué me matan?,
los carajos, los ayes, los silencios
del criminal, el santo, el pobre diablo,
cementerio de frases y de anécdotas
que los perros retóricos escarban,
el delirio, el relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir y ese jadeo
que la vida que nace y el sonido
de huesos machacadosen la riña
y la boca de espuma del profeta
y su grito y el grito del verdugo
y el grito de la víctima...
son llamas
los ojos y son llamas lo que miran,
llama la oreja y el sonido llama,
brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
y lo pensado, llama el que lo piensa,
todo se quema, el universo es llama,
arde la misma nada que no es nada
sino un pensar en llamas, al fin humo:
no hay verdugo ni víctima...
¿y el grito
en la tarde del viernes?, y el silencio
que se cubre de signos, el silencio
que dice sin decir, ¿no dice nada?,
¿no son nada los gritos de los hombres?,
¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?
—no pasa nada, sólo un parpadeo
del sol, un movimiento apenas, nada,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,
los muerto están fijos en su muerte
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto,
desde su soledad, desde su muerte
sin remedio nos miran sin mirarnos,
su muerte ya es la estatua de su vida,
un siempre estar ya nada para siempre,
cada minuto es nada para siempre,
un rey fantasma rige sus latidos
y tu gesto final, tu dura máscara
labra sobre tu rostro cambiante:
el monumento somos de una vida
ajena y no vivida, apenas nuestra,
—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos,
Eloísa, Perséfona, María,
muestra tu rostro al fin para que vea
mi cara verdadera, la del otro,
mi cara de nosotros siempre todos,
cara de árbol y de panadero,
de chófer y de nube y de marino,
cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
cara de solitario colectivo,
despiértame, ya nazco:
vida y muerte
pactan en ti, señora de la noche,
torre de claridad, reina del alba,
virgen lunar, madre del agua madre,
cuerpo del mundo, casa de la muerte,
caigo sin fin desde mi nacimiento,
caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
recógeme en tus ojos, junta el polvo
disperso y reconcilia mis cenizas,
ata mis huesos divididos, sopla
sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
contra sí mismo airado;
abre la mano,
señora de semillas que son días,
el día es inmortal, asciende, crece,
acaba de nacer y nunca acaba,
cada día es nacer, un nacimiento
es cada amanecer y yo amanezco,
amanecemos todos, amanece
el sol cara de sol, Juan amanece
con su cara de Juan cara de todos,
puerta del ser, despiértame, amanece,
déjame ver el rostro de este día,
déjame ver el rostro de esta noche,
todo se comunica y transfigura,
arco de sangre, puente de latidos,
llévame al otro lado de esta noche,
adonde yo soy tú somos nosotros,
al reino de pronombres enlazados,
puerta del ser: abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte,
rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
manantial que disuelve nuestros rostros
en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
indecible presencia de presencias...
quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
se despeñó el instante en otro y otro,
dormí sueños de piedra que no sueña
y al cabo de los años como piedras
oí cantar mi sangre encarcelada,
con un rumor de luz el mar cantaba,
una a una cedían las murallas,
todas las puertas se desmoronaban
y el sol entraba a saco por mi frente,
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura,
me arrancaba de mí, me separaba
de mi bruto dormir siglos de piedra
y su magia de espejos revivía
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre.
Octavio Paz, México, 1957
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,
rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,
no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,
sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,
mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,
oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:
frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,
no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
yo vi tu atroz escama,
Melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y al cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo negro
y en el fondo del hoyo los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,
miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
—¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,
¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
—esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
¿hacía planes
para el verano —y todos los veranos—
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde bebían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto —siempre un cuarto—
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños — "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,
Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes esculpidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas de un durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos de lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,
todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo pedilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombe de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;
mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal en cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;
sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,
no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
—y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas "(el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carretera hacia la muerte
—el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos—,
Churruca en su barrica como un trono
escarlata, los pasos ya contados
de Lincoln al salir hacia el teatro,
el estertor de Trotsky y sus quejidos
de jabalí, Madero y su mirada
que nadie contestó: ¿por qué me matan?,
los carajos, los ayes, los silencios
del criminal, el santo, el pobre diablo,
cementerio de frases y de anécdotas
que los perros retóricos escarban,
el delirio, el relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir y ese jadeo
que la vida que nace y el sonido
de huesos machacadosen la riña
y la boca de espuma del profeta
y su grito y el grito del verdugo
y el grito de la víctima...
son llamas
los ojos y son llamas lo que miran,
llama la oreja y el sonido llama,
brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
y lo pensado, llama el que lo piensa,
todo se quema, el universo es llama,
arde la misma nada que no es nada
sino un pensar en llamas, al fin humo:
no hay verdugo ni víctima...
¿y el grito
en la tarde del viernes?, y el silencio
que se cubre de signos, el silencio
que dice sin decir, ¿no dice nada?,
¿no son nada los gritos de los hombres?,
¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?
—no pasa nada, sólo un parpadeo
del sol, un movimiento apenas, nada,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,
los muerto están fijos en su muerte
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto,
desde su soledad, desde su muerte
sin remedio nos miran sin mirarnos,
su muerte ya es la estatua de su vida,
un siempre estar ya nada para siempre,
cada minuto es nada para siempre,
un rey fantasma rige sus latidos
y tu gesto final, tu dura máscara
labra sobre tu rostro cambiante:
el monumento somos de una vida
ajena y no vivida, apenas nuestra,
—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos,
Eloísa, Perséfona, María,
muestra tu rostro al fin para que vea
mi cara verdadera, la del otro,
mi cara de nosotros siempre todos,
cara de árbol y de panadero,
de chófer y de nube y de marino,
cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
cara de solitario colectivo,
despiértame, ya nazco:
vida y muerte
pactan en ti, señora de la noche,
torre de claridad, reina del alba,
virgen lunar, madre del agua madre,
cuerpo del mundo, casa de la muerte,
caigo sin fin desde mi nacimiento,
caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
recógeme en tus ojos, junta el polvo
disperso y reconcilia mis cenizas,
ata mis huesos divididos, sopla
sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
contra sí mismo airado;
abre la mano,
señora de semillas que son días,
el día es inmortal, asciende, crece,
acaba de nacer y nunca acaba,
cada día es nacer, un nacimiento
es cada amanecer y yo amanezco,
amanecemos todos, amanece
el sol cara de sol, Juan amanece
con su cara de Juan cara de todos,
puerta del ser, despiértame, amanece,
déjame ver el rostro de este día,
déjame ver el rostro de esta noche,
todo se comunica y transfigura,
arco de sangre, puente de latidos,
llévame al otro lado de esta noche,
adonde yo soy tú somos nosotros,
al reino de pronombres enlazados,
puerta del ser: abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte,
rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
manantial que disuelve nuestros rostros
en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
indecible presencia de presencias...
quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
se despeñó el instante en otro y otro,
dormí sueños de piedra que no sueña
y al cabo de los años como piedras
oí cantar mi sangre encarcelada,
con un rumor de luz el mar cantaba,
una a una cedían las murallas,
todas las puertas se desmoronaban
y el sol entraba a saco por mi frente,
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura,
me arrancaba de mí, me separaba
de mi bruto dormir siglos de piedra
y su magia de espejos revivía
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre.
Octavio Paz, México, 1957
23.9.07
Argolla
Conversación
Este sábado salí, como el resto, a mediodía del consultorio. Mi terapeuta me recomendó leer Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes. Decidí que en ese momento tenía tiempo para irlo a buscar a las librerías. Fui y lo encontré en una de las que se encuentra en la avenida Miguel Ángel de Quevedo, se llama, El Sótano. Vi la cafetería que hay dentro de la librería y pensé, "¿por qué no comer algo y tomar un refresco?". Pedí una chapata y una coca cola y me senté en una mesa al rincón. Abrí mi libro y mientras le daba una mordida a mi chapata lo leía. Frente a mí se sentó una pareja. Ella, esbelta, rubia, no pasaba los veinte años; él, de cabello chino y tez blanca, tenía a lo mucho veintiún cumplidos. No pude evitar, pues estaban a un lado mío y hablaban realmente fuerte, escuchar su conversación. Utilizaré X para referirme a él e Y para ella. X había citado a Y para comentarle por qué estaba tan enojado con ella. X encontró a Y fajándose con su mejor amigo en una fiesta que X organizó en su casa. Eso le dolió profundamente. Pero, ¿por qué? La razón que X daba era que el otro era su mejor amigo y sintió "gacho" ver cómo, en su casa, él e Y se demostraban "amor", sobre todo, porque Y y X habían sido novios en algún momento. Y le trataba de explicar que fue sin ninguna intención de lastimarlo, que ni uno ni otro querían que X sintiera dolor por la escena. X, en tono evasivo, decía que no se "clavaría" en ello y que cada quien es libre de hacer lo que quiera. (Por supuesto que tras este discurso yo leía: "Y me sigue gustando y estoy enojado porque ya no me pela y sí a mi mejor amigo".) Ella quedó muy contenta al saber que él ya estaba "bien" y podrían seguir siendo "brothers". Porque para Y, X es su mejor amigo. Se fueron y continué leyendo a Barthes.
Personalmente nunca he creído en la amistad post-noviazgo. Nunca dejas de percibir al otro como ese ser especial que fue para ti. El deseo de amistad es distinto al deseo por una pareja. Aunque la relación se haya terminado, considero imposible contemplar a la misma persona que fue tu pareja sin ese deseo --básicamente sexual-- que sentiste durante la relación. Hay, como la pareja citada, quienes piensan que tras un noviazgo cabe la posibilidad de la amistad. X contradecía constantemente esa afirmación.
Cito algo de lo leído: "ABISMARSE: Ataque de anonadamiento que se apodera del sujeto amoroso, por desesperación o plenitud".
Personalmente nunca he creído en la amistad post-noviazgo. Nunca dejas de percibir al otro como ese ser especial que fue para ti. El deseo de amistad es distinto al deseo por una pareja. Aunque la relación se haya terminado, considero imposible contemplar a la misma persona que fue tu pareja sin ese deseo --básicamente sexual-- que sentiste durante la relación. Hay, como la pareja citada, quienes piensan que tras un noviazgo cabe la posibilidad de la amistad. X contradecía constantemente esa afirmación.
Cito algo de lo leído: "ABISMARSE: Ataque de anonadamiento que se apodera del sujeto amoroso, por desesperación o plenitud".
21.9.07
Black Holes and Revelations
Además de los deportes, de niño tenía una fascinación por el universo y la naturaleza. Recuerdo haberme quedado horas viendo los libros de Time Life que nuestros padres o abuelos tenían en los libreros que decoraban la sala o el cuarto de tele. Una de las imágenes que más me impactaba era la de un acercamiento a la parte frontal de una tarántula. Podía ver sus ocho ojos, podía contarlos. Me sentía observado y sin embargo, seguro. Es una fotografía realmente buena. Otra sección donde detenía mi atención por horas era el universo. Contemplaba los planetas, sus lunas, el sol, imaginaba el resto de la galaxia, me situaba en la periferia y hacía un esfuerzo por tratar de concebir la inmensidad de lo que nos rodea fuera de la Tierra. Pensaba en más estrellas, más planetas, más galaxias, más mundos, más gente, más sistemas solares, más soles, más infinito. Viajaba por doquier y hasta donde mi imaginación me lo permitía.
El cosmos, como bien hicieron en definir los griegos a todo lo que abarca el sistema natural, está lleno de sopresas y misterios por develar. Los agujeros negros son uno de esos dilemas que de vez en cuando comienzan a establecer sinapsis. ¿Qué diantres son?
De acuerdo con los astrónomos un agujero negro es el colapso de una estrella, cuyo poder gravitacional es tan fuerte que todo, absolutamente todo, queda atrapado por él. Veamos, las estrellas no mueren todas igual. Unas se convierten en supernovas, otras en enanas blancas, en gigantes rojas o estrellas de neutrones. Además, en agujeros negros. Las que adoptan esta muerte generalmente son aquellas cuya masa era inmensa y al morir, se convierten en una masa que atrae a todo hacia sí.
Me encantan estos juegos de la naturaleza. Una estrella, radiante de luz se convierte en un agujero negro, tan poderoso que todo aquello que circunde su perímetro --el cual puede ser de millones de kilómetros, o años luz como correctamente pronunciarían los astrónomos-- es succionado por él. La luz, incluso. Impresionante. La luz ahora celosamente no permite que, una vez muerta, se proyecte otra luz.
Hoy me doy cuenta de que el ser humano es capaz de lo mismo. Me pregunto, cuando uno es succionado por un agujero negro, ¿muere?
20.9.07
Because...
Cuando tenía 8 años a mi papá le ofrecieron una capacitación de dos años en Nueva York. Al principio recuerdo no querer irme de México y dejar a mis amigos para llegar a un lugar donde las únicas personas conocidas serían mis papás, mi hermana y la persona que nos llevamos para que nos ayudara con el quehacer. Evidentemente, no estaba en mis manos esa decisión y partimos en verano. Llegamos en julio de 1985. El calor era intenso y húmedo. En otro momento compartí el vuelo México-Nueva York y lo emocionante que fue. En agosto cumpliría 9 años. Recuerdo que durante un par de semanas dormimos en unas colchonetas en el piso porque la mudanza aún no arribaba. La primera noche en la casa fue caluroso, pues todo estaba alfombrado. Sin embargo, fue en esos días que descubrí mi fascinación por sudar. (Hoy en día mi hermana dice que duermo en mi jugo, porque aunque haga calor tengo, además de las sábanas, un edredón y dos colchas.)
En septiembre entré a la escuela. Me correspondía el tercer grado de primaria. Estudié en Seely Place, una escuela pública que tenía mucho mejor nivel académico que la mayoría de las privadas mexicanas. El dato curioso es que yo no sabía decir nada en inglés que no fuera, "I don't speak English". Fuera de esas palabras, mi vocabulario sajón era nulo. Los primeros meses en la escuela tenía como única actividad sentarme a contemplar todo el salón, repetir mentalmente el abecedario que como cenefa estaba pegado a lo largo de las paredes. Al mismo tiempo, recibía clases de inglés como parte de los servicios de la escuela. La maestra era Mrs. Strongin, quien además de su lengua natal, hablaba español, francés, alemán, italiano y japonés. Yo tomamba mis clases con una compañera japonesa, Sayuki. Resultaba curioso cuando Mrs. Strongin tenía que explicarle algo en su idioma y yo las escuchaba dialogar sin entender absolutamente nada. Supongo que Sayuki pensaba lo mismo cuando parlábamos en castellano.
Aún recuerdo cómo odiaba la tarea de Mrs. Strongin. Era tediosa, aburrida y, en ese momento, la encontraba sin sentido. Repetir veinte veces oraciones en inglés en un cuaderno. Sin lograr ser consciente del momento, repentinamente hablaba inglés perfectamente. Aunque no logro saber si fue a mediados de tercer grado o comenzando cuarto de primaria cuando el inglés realmente se convirtió en mi segunda lengua (o como mi curso se llamaba, English as a Second Language, ESL), sí conservo memoria de la palabra que me hizo darme cuenta que ya tenía la posibilidad de armar oraciones. Fue cuando por primera vez pude utilizar la conjunción casual because. Fue como si verdaderamente hubiera recibido un relámpago de luz. Ahora podía hablar inglés teniendo la capacidad de explicar aquello que decía. Indudablemente esto también está relacionado con mi decisión de estudiar Filosofía. Because es una palabra muy importante para mí, en el idioma que sea, pues ella me permite dar razón de lo que afirmo.
El flujo de emoción que sentí cuando en una oración utilicé because fue como la que cualquier niño siente al ver su película favorita o anotar un gol en un partido. Constantemente recuerdo para mí esa anécdota y cada que lo hago una sonrisa acompaña mi rostro.
Continuamos viviendo en Nueva York hasta junio de 1987. Cuando supe que regresaríamos a México entristecí. Había hecho excelentes amigos, me sentía cómodo en el ambiente donde vivía, había bosque y lagos y fauna donde yo radicaba. Conocí la nieve y el otoño. Me supe querido por mis compañeros y maestras. Practiqué en liga casi todos los deportes: bésibol, basquetbol, soccer, futbol americano. Iba con frecuencia al Yankee Stadium; también estuve en Meadowlands, el estadio de los Gigantes y de los Jets de Nueva York. Lo único que me faltó fue ir al Maddison Square Garden a presenciar un partido de los Knicks. Aprendí inglés como si fuera mi lengua materna --incluso solo hablaba en español frente a mi madre; entre mi padre y mi hermana sólo se hablaba en inglés. Mi mejor infancia se quedó allá. ¿Para qué regresar? Una vez más, la decisión no estuvo en mis manos y desde esa fecha no he vuelto a ese maravilloso lugar. Lo extraño. Sé que algún día regresaré con mi familia y compartiré con ellos mis vivencias.
En septiembre entré a la escuela. Me correspondía el tercer grado de primaria. Estudié en Seely Place, una escuela pública que tenía mucho mejor nivel académico que la mayoría de las privadas mexicanas. El dato curioso es que yo no sabía decir nada en inglés que no fuera, "I don't speak English". Fuera de esas palabras, mi vocabulario sajón era nulo. Los primeros meses en la escuela tenía como única actividad sentarme a contemplar todo el salón, repetir mentalmente el abecedario que como cenefa estaba pegado a lo largo de las paredes. Al mismo tiempo, recibía clases de inglés como parte de los servicios de la escuela. La maestra era Mrs. Strongin, quien además de su lengua natal, hablaba español, francés, alemán, italiano y japonés. Yo tomamba mis clases con una compañera japonesa, Sayuki. Resultaba curioso cuando Mrs. Strongin tenía que explicarle algo en su idioma y yo las escuchaba dialogar sin entender absolutamente nada. Supongo que Sayuki pensaba lo mismo cuando parlábamos en castellano.
Aún recuerdo cómo odiaba la tarea de Mrs. Strongin. Era tediosa, aburrida y, en ese momento, la encontraba sin sentido. Repetir veinte veces oraciones en inglés en un cuaderno. Sin lograr ser consciente del momento, repentinamente hablaba inglés perfectamente. Aunque no logro saber si fue a mediados de tercer grado o comenzando cuarto de primaria cuando el inglés realmente se convirtió en mi segunda lengua (o como mi curso se llamaba, English as a Second Language, ESL), sí conservo memoria de la palabra que me hizo darme cuenta que ya tenía la posibilidad de armar oraciones. Fue cuando por primera vez pude utilizar la conjunción casual because. Fue como si verdaderamente hubiera recibido un relámpago de luz. Ahora podía hablar inglés teniendo la capacidad de explicar aquello que decía. Indudablemente esto también está relacionado con mi decisión de estudiar Filosofía. Because es una palabra muy importante para mí, en el idioma que sea, pues ella me permite dar razón de lo que afirmo.
El flujo de emoción que sentí cuando en una oración utilicé because fue como la que cualquier niño siente al ver su película favorita o anotar un gol en un partido. Constantemente recuerdo para mí esa anécdota y cada que lo hago una sonrisa acompaña mi rostro.
Continuamos viviendo en Nueva York hasta junio de 1987. Cuando supe que regresaríamos a México entristecí. Había hecho excelentes amigos, me sentía cómodo en el ambiente donde vivía, había bosque y lagos y fauna donde yo radicaba. Conocí la nieve y el otoño. Me supe querido por mis compañeros y maestras. Practiqué en liga casi todos los deportes: bésibol, basquetbol, soccer, futbol americano. Iba con frecuencia al Yankee Stadium; también estuve en Meadowlands, el estadio de los Gigantes y de los Jets de Nueva York. Lo único que me faltó fue ir al Maddison Square Garden a presenciar un partido de los Knicks. Aprendí inglés como si fuera mi lengua materna --incluso solo hablaba en español frente a mi madre; entre mi padre y mi hermana sólo se hablaba en inglés. Mi mejor infancia se quedó allá. ¿Para qué regresar? Una vez más, la decisión no estuvo en mis manos y desde esa fecha no he vuelto a ese maravilloso lugar. Lo extraño. Sé que algún día regresaré con mi familia y compartiré con ellos mis vivencias.
19.9.07
Llueve mar
Llueve, llueve y continúa lloviendo. Cada gota que cae tiene algo de mar. Yo soy un desierto y como tal ansío agua. Cada vez con más frecuencia llueve todo el día. Huracanes, ciclones, tormentas tropicales o simplemente un chipi chipi. Golpean la tierra, la azotan. Todo es mar. Extiendo los brazos y dejo que su fuerza me sacuda. Abro los ojos. Aún permanezco seco.
18.9.07
El hombre como animal
En mi escritorio tengo un calendario con fotos de perros bóxer. Diraio he de arrancar la hoja correspondiente al día anterior para estar en la fecha correcta. Debajo de cada foto siempre se puede leer alguna frase relacionada o con esta raza o con los perros en general o todos los animales. La que corresponde al fin de semana recién vivido me gustó bastante porque es algo con lo que personalmente comulgo. He aquí el pensamiento: "We can judge the heart of a man by his treatment of animals". Conocer el autor de este aforismo puede resultar sorprendente para algunos. Lo medito un poco y encuentro las conexiones que me llevan a afirmar que efectivamente, él, Kant, en algún momento escribió esto.
17.9.07
Curiosidad
"Lenore tuvo curiosidad por saber qué eran los asteroides, y él se lo explicó lo mejor que pudo. Luego habló de las constelaciones y de la Vía Láctea, y le dijo que ésta constaba de millones de estrellas sueltas. Habló también de la magnitud de los astros, y como habló varias veces de soles o mundos, ella quedó pasmada, y le preguntó si entre ellos había también tierras. ¿Cómo tierras? ¿Qué quería decir? Bien, tierras como aquella sobre la cual ella misma andaba y vivía. Indudablemente, se le respondió. ¿Y había también árboles y animales en aquellas tierras? Eso era muy posible, por lo menos en muchas. ¿Y hombres también? Probablemente, fue la respuesta, ¿por qué había de tener un privilegio la insignificante esfera que la soportaba? Si no hombres en el concepto humano, por lo menos seres racionales y sensibles."
Cuando leí este fragmento inmediatamente recordé mis clases de catecismo. Hubo una vez en la que se nos trataba de explicar quién era Dios. Intrépidamente levanté la mano y pregunté a la maestra: "¿Para los extraterrestres existe el mismo Dios, es decir, hay un solo Dios para todos o este Dios que me enseña sólo aplica para esta religión?" La respuesta que recibí fue que es igual para todos.
Cuando leí este fragmento inmediatamente recordé mis clases de catecismo. Hubo una vez en la que se nos trataba de explicar quién era Dios. Intrépidamente levanté la mano y pregunté a la maestra: "¿Para los extraterrestres existe el mismo Dios, es decir, hay un solo Dios para todos o este Dios que me enseña sólo aplica para esta religión?" La respuesta que recibí fue que es igual para todos.
12.9.07
Mother
Mother, do you think they'll drop the bomb?
Mother, do you think they'll like this song?
Mother, do you think they'll try to break my balls?
Ooooowaa Mother, should I build a wall?
Mother, should I run for President?
Mother, should I trust the government?
Mother, will they put me in the firing line?
Ooooowaa Is it just a waste of time?
Hush, my baby. Baby, don't you cry.
Momma's gonna make all of your nightmares come true.
Momma's gonna put all of her fears into you.
Momma's gonna keep you right here under her wing.
She won't let you fly, but she might let you sing.
Momma's gonna keep Baby cozy and warm.
Oooo Babe.
Oooo Babe.
Ooo Babe, of course Momma's gonna help build a wall.
Mother, do you think she's good enough,
For me?
Mother, do you think she's dangerous,
To me?
Mother will she tear your little boy apart?
Ooooowaa Mother, will she break my heart?
Hush, my baby. Baby, don't you cry.
Momma's gonna check out all your girlfriends for you.
Momma won't let anyone dirty get through.
Momma's gonna wait up until you get in.
Momma will always find out where you've been.
Momma's gonna keep Baby healthy and clean.
Oooo Babe.
Oooo Babe.
Ooo Babe, you'll always be Baby to me.
Mother, did it need to be so high?
10.9.07
La puerta
Una foto que tomé la semana pasada con mi celular. Es la puerta de un conjunto departamental que está a media cuadra de mi trabajo. Siempre que paso contemplo los años que sus tablas muestran. Miro cómo la pintura se ha gastado; cómo el tiempo se muestra implacable. Es hermoso. La madera arrugada, la tangibilidad de aquello que San Agustín nunca pudo explicar a pesar de siempre saber lo que era; de lo que obsesionó a Einstein tanto que desarrolló una teoría alrededor de ese mismo concepto. La evidencia de lo que Platón llamó "imagen móvil de la eternidad". La fascinación del tiempo a través de los sentidos. Veo el tiempo diluido en cada veta de la puerta. Tacto lo rugoso y áspero del tiempo. Puedo oler la humedad que pudre por dentro la madera. No lo pruebo, pero seguro tiene el sabor de mil palillos dentales que llevan más de media hora en la boca. Finalmente, escucho la sordera del vacío. Esto es el tiempo.
Olor
Llegué puntualmente a mi trabajo. A las 9 estaba entrando por la puerta, y a las 9 con un minuto prendía mi computadora. (¿Mía?, la que utilizo para trabajar.) Abrí los cajones del escritorio donde está la computadora que llamo mía y por lo cual también comenzaré a apropiarme nominalmente del escritorio. Al hacer esto, abrir mis cajones, comencé a disfrutar de ese exquisito olor a vainilla que uno de ellos exuda. Allí guardo el tabaco para mi pipa que puntualmente fumaré en la tarde. ¡Qué bien huele!
Vaya, ese dulce olor terminó por despertarme en esta mañana de lunes y me recordó lo sabroso de la pipa vespertina. Buen día.
Vaya, ese dulce olor terminó por despertarme en esta mañana de lunes y me recordó lo sabroso de la pipa vespertina. Buen día.
6.9.07
Evolución
El otro día platicaba con mi primo sobre cómo fue que el hombre llegó a adquirir su inteligencia. Fue una charla vía messenger bastante fructífera e interesante. Ahora hago una breve descripción del proceso racional en el ser humano.
En el último álbum de Pink Floyd, Division Bell, viene como parte de "Keep Talking" una introducción que desde que la escuché por primera vez en 1994 me dejó perplejo. Dice: "For millions of years mankind lived just like the animals. Then something happened which unleashed the power of our imagination: we learned to talk". Este ser racional, definido así por Aristóteles long time ago creó un lenguaje que nos ha resultado determinante. De acuerdo con Wittgenstein, el lenguaje es nuestra aproximación a la realidad. Por medio de él hemos de asequir la verdad. Incluso, el idioma que hables desarrollará mejor la capacidad para conocer el mundo. No me resulta extraño que los filósofos más importantes, después de los griegos, sean los alemanes. Una y otra lengua, la griega y la alemana, comparten similitudes que al traducirse en razonamientos no son producto de una simple coincidencia. Ambos pueblos tienen acceso a un vocabulario vastísimo. Todo aquél que hable alemán o tenga nociones de griego concordará conmigo. A pesar de mi gusto por el castellano, mi lengua materna, he de reconocer que tanto el alemán como el griego son lenguas superiores en cuanto a su construcción gramatical, vocabulario y capacidad para expresar emociones y pensamientos. Sin embargo, esta no es una apología del germano y del griego, sino una aproximación a ese primer momento que ahora me permite pensar racionalmente.
Si hoy somos seres humanos, concepto que alberga entre muchas otras características la de racionalidad, ¿qué éramos antes? ¿Humanoides? ¿Homínidos? ¿Simios? Indudablemente no éramos seres humanos porque no poseíamos aún esa capacidad lógica que no sólo nos determina sino que además marca diferencia. En este punto vuelve a surgir el debate heraclíteo-parmenídeo. Antes no éramos humanos pero ahora somos humanos, lo cual se reduce a antes estábamos exentos de racionalidad, mientras que hoy no. Potencia y acto se encuentran en este momento como el árbol en la semilla.
¿Esto fue exclusivo de nosotros o simplemente le ganamos la carrera a las demás especies? Es de suma conocido el dato que así como el resto de los animales desarrollaron alguna característica que les permitiera su sobrevivencia, fuera esta la velocidad, fuerza, tamaño, ferocidad, ponzoñez, el hombre logró la racionalidad. Es nuestra herramienta básica de superviviencia.
Lo que me resulta aún más sorprendente que el simple hecho de haber llegado primero a la meta de la razón es qué fue aquello que la despertó. El mismo lenguaje no es una respuesta que satisfaga mi curiosidad, pues puedo preguntar ¿qué provocó que habláramos? Pink Floyd me acompaña en la duda, pues dicen "...then something happened...". En Odisea 2001 Kubrick nos ofrece otra alternativa. En ella plantea el despertar del hombre --el Amanacer-- a través de la violencia. Es cuando uno de los simios utiliza el hueso de otro animal para golpear a un semejante hasta dejarlo inerte que descubre su capacidad racional. El simio muere para que el hombre nazca.
A mí se me ocurrió --y lo pueden consultar en este mismo blog-- que fue un fenómeno natural lo que desembotó la razón. Específicamente, un eclipse solar; algo tan maravilloso, sorprendente e incomprensible para el primate lo que introdujo la luz en nuestro intelecto. Vuelve a ocurrir el contraste: La oscuridad de un eclipse solar ilumina al hombre. Mientras la naturaleza permanece ennegrecida el primate radia humanidad.
Ante esta disertación es válida la siguiente pregunta: ¿por qué no todos los simios en este momento se están convirtiendo en hombres? La respuesta es dual. Por un lado, porque en su cerebro aún no ha sucedido algo que detone la racionalidad. Por otro, si bien el hombre era una especie de primate, tal desapareció en el momento de la mutación.
Podría continuar reflexionando en voz alta (¿blog escrito?) durante un rato más. Es un misterio que paradójicamente nuestra racionalidad no nos permitirá dilucidar. Entonces tenemos la intuición.
En el último álbum de Pink Floyd, Division Bell, viene como parte de "Keep Talking" una introducción que desde que la escuché por primera vez en 1994 me dejó perplejo. Dice: "For millions of years mankind lived just like the animals. Then something happened which unleashed the power of our imagination: we learned to talk". Este ser racional, definido así por Aristóteles long time ago creó un lenguaje que nos ha resultado determinante. De acuerdo con Wittgenstein, el lenguaje es nuestra aproximación a la realidad. Por medio de él hemos de asequir la verdad. Incluso, el idioma que hables desarrollará mejor la capacidad para conocer el mundo. No me resulta extraño que los filósofos más importantes, después de los griegos, sean los alemanes. Una y otra lengua, la griega y la alemana, comparten similitudes que al traducirse en razonamientos no son producto de una simple coincidencia. Ambos pueblos tienen acceso a un vocabulario vastísimo. Todo aquél que hable alemán o tenga nociones de griego concordará conmigo. A pesar de mi gusto por el castellano, mi lengua materna, he de reconocer que tanto el alemán como el griego son lenguas superiores en cuanto a su construcción gramatical, vocabulario y capacidad para expresar emociones y pensamientos. Sin embargo, esta no es una apología del germano y del griego, sino una aproximación a ese primer momento que ahora me permite pensar racionalmente.
Si hoy somos seres humanos, concepto que alberga entre muchas otras características la de racionalidad, ¿qué éramos antes? ¿Humanoides? ¿Homínidos? ¿Simios? Indudablemente no éramos seres humanos porque no poseíamos aún esa capacidad lógica que no sólo nos determina sino que además marca diferencia. En este punto vuelve a surgir el debate heraclíteo-parmenídeo. Antes no éramos humanos pero ahora somos humanos, lo cual se reduce a antes estábamos exentos de racionalidad, mientras que hoy no. Potencia y acto se encuentran en este momento como el árbol en la semilla.
¿Esto fue exclusivo de nosotros o simplemente le ganamos la carrera a las demás especies? Es de suma conocido el dato que así como el resto de los animales desarrollaron alguna característica que les permitiera su sobrevivencia, fuera esta la velocidad, fuerza, tamaño, ferocidad, ponzoñez, el hombre logró la racionalidad. Es nuestra herramienta básica de superviviencia.
Lo que me resulta aún más sorprendente que el simple hecho de haber llegado primero a la meta de la razón es qué fue aquello que la despertó. El mismo lenguaje no es una respuesta que satisfaga mi curiosidad, pues puedo preguntar ¿qué provocó que habláramos? Pink Floyd me acompaña en la duda, pues dicen "...then something happened...". En Odisea 2001 Kubrick nos ofrece otra alternativa. En ella plantea el despertar del hombre --el Amanacer-- a través de la violencia. Es cuando uno de los simios utiliza el hueso de otro animal para golpear a un semejante hasta dejarlo inerte que descubre su capacidad racional. El simio muere para que el hombre nazca.
A mí se me ocurrió --y lo pueden consultar en este mismo blog-- que fue un fenómeno natural lo que desembotó la razón. Específicamente, un eclipse solar; algo tan maravilloso, sorprendente e incomprensible para el primate lo que introdujo la luz en nuestro intelecto. Vuelve a ocurrir el contraste: La oscuridad de un eclipse solar ilumina al hombre. Mientras la naturaleza permanece ennegrecida el primate radia humanidad.
Ante esta disertación es válida la siguiente pregunta: ¿por qué no todos los simios en este momento se están convirtiendo en hombres? La respuesta es dual. Por un lado, porque en su cerebro aún no ha sucedido algo que detone la racionalidad. Por otro, si bien el hombre era una especie de primate, tal desapareció en el momento de la mutación.
Podría continuar reflexionando en voz alta (¿blog escrito?) durante un rato más. Es un misterio que paradójicamente nuestra racionalidad no nos permitirá dilucidar. Entonces tenemos la intuición.
2.9.07
Fragmentos en la obscuridad
Sola es la soledad de los soles
que solemos sólo salir
de nuestra soledad
que solemos sólo salir
de nuestra soledad
para volverla a encontrar.
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