20.8.08

Un oro, una persona

El título de esta entrada parece un pleonasmo, pero no lo es. Hoy Guillermo Pérez ganó la medalla de oro en Tae Kwon Do. Es un mexicano y el país está conmocionado, emocionado, eufórico. La gente alardea: "Ganamos un oro...ya era hora". Vi el momento de la coronación del triunfo del compatriota en la cafetería de la universidad donde imparto clases. Tras la finalización del himno nacional --confieso que me congojo cada vez que lo escucho-- la mayoría de las personas que desayunaban allí aplaudieron. Un acto que puedo entender, pero no aprobar.

Mientras me vestía y tendía la cama para salir de mi casa a las 7:30 de la mañana sufrí el combate del mexicano contra el dominicano. Guillermo Pérez ganó por decisión y no por puntos, pues terminaron empatados tras el punto de oro. Sí, me emocioné y me llené de alegría al conocer el veredicto; finalmente, soy un deportista frustrado. Sin embargo, el barullo colectivo que esto ha generado en el país es absurdo.

Los mexicanos no ganamos el oro, lo ganó Guillermo Pérez con su esfuerzo, dedicación, disciplina y coraje. Ninguno de los demás estuvimos allí, en el tatami, enfrentándonos al campeón olímpico y mundial, controlando los nervios y concentrándonos en conectar más patadas de las que nos pudieran conectar a nosotros. No. Algunos pudimos verlo por tele y sí, compartir el gusto por sentir que México aparecerá con una medalla de oro en el medallero olímpico. Pero no ganamos una medalla, la ganó Guillermo Pérez y, eso sí, hemos de reconocerle la mentalidad.

Este enorme logro personal no debe eclipsar la pésima infraestructura mexicana en los deportes. Un oro y un bronce para más de ochenta atletas que llegaron a competir es ridículo, irrisorio. De acuerdo con un estudio económico, al calcular el PIB nacional con el número de atletas que tenemos, al menos debería haber ocho medallas doradas. ¡Qué le vamos a hacer, con una nos mareamos y olvidamos que todo lo demás es un fracaso de la Comisión Nacional del Deporte (Conade)!

¡Bravo Guillermo Pérez!

1 comentario:

Enrique G de la G dijo...

Completamente de acuerdo. Completamente ridículo. Y gran parte es, como dices, la corrupción.