El presente número de Letras Libres aborda el tema de Los animales y nosotros. Allí se leen textos que van de lo filosófico a lo meramente literario y cultural. Con relación al primero se barajan algunas ideas sobre el papel de los animales con relación a los seres humanos.
El primer texto está compuesto por uno breve y dos entrevistas. El primero lo escribió Élisabeth de Fontenay y se titula "De filósofos y bestias". Es sugerente y polémico. Abre con una cita de Nietzsche: "Como si el hombre hubiera sido la gran idea tras el cerebro de la evolución animal. El hombre no es en absoluto el coronamiento de la creación: cada ser se encuentra junto a él en el mismo grado de perfección". La afirmación es un hachazo contra la concepción jerárquica católica. Por otro lado, es digna de reflexión, ya que las estructuras piramidales han sido peligrosas en la historia de la humanidad.
Los orientales, por ejemplo, tienen una cosmología completamente diferente. Para ellos todos los seres vivos están en un mismo nivel. Cada uno se destaca por diferentes motivos, pero ninguno es superior al resto. Su concepción deriva de la idea de trascendencia que contemplan. Al afirmar la reencarnación, y que ésta incluye a los animales, obliga a un respeto por el resto de la creación. Tal vez la hormiga que aplasté o la vaca que me comí era un pariente mío.
Con Fontenay discrepo en que categóricamente dice que "se sabe desde hace mucho tiempo que no hay una esencia del hombre". Probablemente lo que la autora entiende por esencia es diferente de lo que yo entiendo por esencia. No sólo el hombre sí posee una, sino que todo ser (vivo o no) la lleva consigo. Aunque claro, para mí la esencia es lo que distingue a un objeto de otro. Para Nietzsche esta universalización era imposible y subjetiva, pues un árbol es siempre diferente a otro árbol, por lo que no puede existir algo como la esencia del árbol. La objeción inmediata es que todos entendemos lo que un árbol es, aunque efectivamente, cada uno piense en uno distinto.
Otro de los textos, la entrevista que Humberto Beck le hizo a Peter Singer, es innovador. El filósofo australiano ha desarrollado una teoría sobre la moralidad de los animales. Su tesis es que los animales, al igual que los seres humanos, son capaces de sufrir y, por lo tanto, de tener intereses. Además, afirma que en un nivel biológico no hay jerarquía, todos los seres somos iguales. La liberación de los animales es un eslabón más en la cadena de liberaciones: esclavitud, racismo, sexismo y ahora podríamos llamarlo animalismo.
Aunque comparto la idea de moralidad hacia el resto de la creación, veo debilidad en la argumentación. Los negros oprimidos tuvieron varias voces que defendieron sus derechos como civiles y personas. Las mujeres, igual. ¿Quién es el vocero de los animales? El animal racional. En ese caso, ¿se trata de una autodefensa? No creo que el discurso esté claro.
Finalmente, la otra entrevista, "La moral de las especies", con Frans de Waal, señala el egoísmo de los seres humanos. Él parte de la idea de que en los animales existe empatía, lo cual los introduce automáticamente en la moral. Pretende refutar la idea darwiniana de la moral como un fruto del instinto social. Por lo tanto, si hay empatía y camaradería, hay moral. Lo novedoso de su postura es que para él la moral no es un acto cultural, sino más bien natural. Los animales son capaces de más moral que los humanos gracias a la empatía que entre ellos existe. Habrá que analizar con más detalle este último argumento.
1 comentario:
Muy buen reportaje. Me recordo algo que escuche alguna vez, que nates de Descartes se consideraban a los animales como maquinas, y sus llantos de dolor comoo chirridos similares a los que haria una puerta mal aceitada o una rueda de carreta (Mallebranche).
Creo que mucha gente sigue teniendo el mismo concepto, pero tambien es interesante el oir del estudio psicologico asocia el maltrato a los animales con el maltrato a las personas
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