Es imperdonable. Ayer vi el primer tiempo e inicios del segundo del partido entre las selecciones de México y Belice. El marcador al descanso fue un patético 0-0. Vamos, se suponía que México es futbolísticamente superior a Belice. De hecho, los belisianos no tienen canchas donde jugar y practicar profesionalmente el deporte. Entrenan una hora al día porque todos deben regresar a sus trabajos y su partido como local hubieron de jugarlo en EUA porque en su país no hay donde. ¿Cómo es posible, entonces, que el marcador terminara 0-0 tras el primer tiempo? Afortunadamente --y así fue, por fortuna-- Carlos Vela metió un gol con un balón que le cayó al pie. El otro gol ni siquiera lo vi, pues me retiré del restaurante donde miraba el partido sin ganas de seguir viendo jugar a la selección. Fue un partido malo y aburrido. La selección mexicana de futbol no puede jugar así de mal. Pareciera que tenemos que acostumbrarnos a seguir pareciendo buenos, pero en los momentos decisivos, no serlo. El partido de ayer no mostró que México esté 158 arriba de Belice en este deporte.
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