Conaculta. México, 2008.28 págs.
Uno de los recurrentes deseos colectivos es volar. Por alguna razón, todos quisiéramos imitar la naturaleza de las aves –las que vuelan, claro.
¿Quién no ha soñado que vuela, que comienza a correr hasta que la velocidad le permite elevarse del pavimento? Incluso, intentamos «aletear» para tomar absoluto control de nuestra nueva condición.
Verónica Munguía inicia Los niños voladores con la siguiente declaración: Creo que los niños, sin excepción, deberían volar desde los tres hasta los once años. Y, ¿por qué no? ¿Qué tipo de mundo tendríamos si esto fuera posible? ¿De adultos abortaríamos esta idea o, por el contrario, intentaríamos prolongar lo más posible esa condición que sólo es dada a los niños entre los tres y los once años?
Este cuento infantil lleva de la mano a adultos y niños por la posibilidad de volar. El trabajo gráfico estuvo a cargo de Víctor García, quien complementa los pensamientos de Verónica a lo largo de todo el texto con magníficas ilustraciones.
Los niños voladores es una obra que invita a desprenderse de las ataduras convencionales en busca de nuevos horizontes. Si quiere saber cuáles son sus posibilidades, atrévase, abra el libro y ¡vuele!
[Roberto Rivadeneyra. Publicado en Istmo 301, marzo-abril de 2009.]
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