Amaneció lloviendo; presagio un mal día. La tristeza de las nubes me invade; sin embargo, tuve que levantarme para venir a trabajar. Aquí estoy, incómodo. Por la mañana, acompañando las fotografías grises de la mañana, estaba el frío. Con prudencia saqué la ropa adecuada para no padecer frío durante el día --me gusta estar calientito--. Ahora me siento torpe con tanta ropa que limita mis movimientos. En la ciudad odio la lluvia porque atrae y alborota el frío y la suma de ambos factores provoca que tenga que vestirme como oso, lo cual, a su vez, me genera incomodidad. Cuanto más ligero de ropa, mejor.
3 comentarios:
Me he hecho más intolerante en lo que a quejas climatológicas se refiere: no soporto a los alemanes quejándose del calor (unos cuantos días al año arriba de 30º) ni a los mexicanos quejándose de frío (unos cuantos días al año medio friíllos...). ¡Véngase pacá, Chunga, pa' que vea lo que's bueno!
Sabes qué es lo que más me llama la atención de lo que acabo de publicar en esta entrada...que no recuerdo haberme quejado de esto cuando vivía en Nueva York, donde el frío también es de a deveras. Y sí, quiero irme para allá. Tengo que organizar mis finanzas para visitarte unos días con mi familia por allá.
Un abrazo!
La edad chunga, es por la edad
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