Hoy comí con Memo. Fue una charla agradable, fluida y afortunada. Hace tiempo que queríamos comer e irnos a platicar pero ya fueran mis cierres editoriales o los de él nos impedían concretar el encuentro. Mi revsita acaba de salir (pronto subiré la portada y un breve índice) y la de él también (La Tempestad). Vimos opciones donde podríamos publicar además de las obvias y conocidas. Terminamos y nos despedimos. Él tomó el Metrobús y yo me regresé caminando a la oficina. Me detuve en un Office Max a comprarle un cuaderno a una de mis redactora, pues ayer que convoqué a junta no tenía dónde anotar. Estaba a una cuadra de llegar a mi oficina (4 en punto) cuando me descubrí con las llaves de la oficina en la mano. "¡Qué ansioso y aprehensivo soy!", pensé. Tengo que llegar a escribirlo a mi blog y preguntar si alguno de mis lectores lo ha notado. Espero sus respuestas.
4 comentarios:
estás matando a nuestro blog con estas entradas, mejor sube otra como la de las manos. Le auguro un exitazo!
Ey Roberto, fue, en efecto, lo que viene a ser una charla agradable. Habremos de repetirlo para saborear por completo la felicidad de las señoras que van por el té.
También: La Tempestad no es "mi" revista. Me emplean y yo trabajo allí y soy muy feliz. Sé que no es lo que quisiste decir, pero siempre me preocupo por aclarar ese tipo de cosas, el pequeño lugar que tengo en la vida.
En otros temas, ¿Isolino mató definitivamente su blog? Era totol algo, recuerdo.
No lo maté. Se murió. Necesitaba alimento y no se lo di... ¡ey! ¡Sí lo maté!
Nunca tuve la fortuna de leer el blog isolinesco...seguro era grande y divertido.
Por supuesto que no quise decir eso, sino lo otro.
Apoyo esa idea de mantener una constancia charlera. Siempre es agradable comer con gente inteligente.
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