Escena 1: Hoy por la mañana me estoy vistiendo para ir a trabajar. Mi hijo, a punto de meterse a la regadera, va a donde estoy y me pregunta: "¿Hoy es tu cumpleaños?" "Sí", le contesto.
Escena 2: Mi hijo me pide que cierre los ojos, lo cual hago y luego me dice: "Ya puedes abrirlos". Cuando lo hago me encuentro con la tarjeta que aquí comparto. "Son dos pasteles, mi nombre dos veces (en amarillo, su color favorito) y dos soles, papá". Mi hijo les dijo a sus mises que hoy yo cumplía años y que quería hacerme una tarjeta. Esto me conmovió como nunca antes algo lo había hecho.
1 comentario:
Continencia
El pudeor es, a final de cuentas, una falta de continencia
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