17.3.09

Fin del luto

Una costumbre que copié a mi padrino (qepd) fue la de dedicarle un Réquiem a la muerte de alguien querido, admirado o una catástrofe. Así, cuando los ataques terroristas a las Torres gemelas, puse el Réquiem de Fauré. Ante el embrión no-logrado, finalmente, un hijo mío, dediqué no uno, sino dos: el de Berlioz y el de Mozart. Antier terminó el proceso que inició a mediados de enero. Una de las recomendaciones que nos hizo el médico fue tomar ácido fólico para evitar abortos espontáneos.

Quiero agradecer a todas y todos quienes me llamaron, dejaron un comentario en el blog o mandaron un correo ofreciéndome su apoyo. También a los que no lo hicieron porque no sabían qué decir (yo mismo no sabría qué decir ante algo así).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estrujón

Y quienes te abrazamos ¿qué?