La semana pasada vi un documental en The History Channel sobre Guerras prehistóricas. Trataba sobre la convivencia y supervivencia de los Neandertales y los Cromagnones. Los primeros habían dominado parte de África, Medio Oriente y el Este de Europa. Los segundos aparecieron tardíamente; sin embargo, despertaron la consciencia antes que los Neandertales. Al final, fueron los segundos los que dominaron y exterminaron --o casi-- a los primeros mencionados.
Uno de los rasgos que mencionaba el narrador como elemento que disparó el desarrollo mental de los Cromagnones fue el lenguaje. Éste les proveía de la capacidad de transmitir ideas claras, organizarse mejor y crear abstracción. El lenguaje, de esta manera, se convirtió en una herramienta fundamental para la supervivencia. Posteriormente, buscaron representar el mundo que veían y de allí las pinturas rupestres. Los dibujos encontrados en las diferentes cuevas muestran el sofisticado nivel intelectual que estas personas --ya podemos decir que los Cromagnones eran tales-- poseían. Me impresiona, por ejemplo, la capacidad para hacer propio el mundo circundante. Los búfalos y demás animales que dibujaban poseen unos trazos ciertamente fieles a la realidad. Ni qué decir de la capacidad para desarrollar otras herramientas, como la pintura.
El lenguaje también dio pie a la mejor comprehensión del mundo. Al venir aparejado con la abstracción, permitió que la idea de la realidad fuera cada vez más profunda. Se entendía mejor el tiempo de cosecha, la caza y la organización política. Esto les permitió crear-se. Había surgido una especie cuyo instinto estaba siendo superado por la razón, subordinado por ésta. Hoy, no hay duda que el instinto es, en ocasiones, olvidado. La razón impera, manda. (A veces me pregunto si la razón no será un instinto.)
Una de las características de los seres humanos es que nos vamos haciendo. Nacemos con todas las características de una persona, pero no somos aún una persona. La definición de hombre es variada, aunque todas coinciden con la aristotélica en que somos "animales racionales". Pues dicha racionalidad ha de ejercerse, ejercitarse a lo largo de la vida. Tener la capacidad para razonar no implica hacerlo correctamente y allí es donde está la fuga por donde en ocasiones, como se dice, somos más animales que racionales.
No niego que física, química y energéticamente nazcamos con el cuerpo de una persona, sea esta hombre o mujer. Sin embargo, dado que el cuerpo sólo es una parte de lo que nos hace seres humanos, no podemos agotar allí nuestro ser. No sólo no podemos por voluntad, no podemos como una privación, como ausencia de potencia. Nuestra naturaleza es dual. Somos animalidad y racionalidad --con todo lo que esta implica--. No es posible escapar a ello. Es intrínseco a nosotros.
Por eso, el hombre se hace hombre sólo a través del ejercicio adecuado de su racionalidad. Ésta no se da por hecho. Aprender a razonar es, no sólo fundamental --que va al fundamento de quienes somos--, sino vital. Quienquiera que se defina a sí mismo como persona ha de buscar esto, de lo contrario niega su propia naturaleza y, por lo tanto, se niega a sí mismo. Razonar correctamente no sólo es aprender lógica; también se ha de buscar desarrollar la virtud. De modo que ser un ser humano es mucho más complejo de lo que en ocasiones nos percatamos. Y pensar que todo inició cuando un Cromagnon se comunicó con otro Cromagnon e incendió la chispa de la consciencia...hace miles de años. El Homo sapiens sapiens había nacido.
1 comentario:
Hiel
Publicar un comentario