Una de las frases más populares y más equivocadas es la que dice que "conoces algo como la palma de tu mano". ¿Qué significa eso? ¿Por qué la palma de mi mano? ¿Por qué no la planta de mi pie, mi rostro o la punta de mi nariz?
Ayer escaneé mi mano izquierda... a ver si así la conozco mejor.
8 comentarios:
UNa vez un profesor pidió a sus alumnos que dibujaran la palma de su mano sin mirarla.
Ninguna mano pintada se acercaba a la real ¿por qué? porque en realidad nadie conoce bien la palma de su mano; en ese caso, menos podemos decir que conocemos a alguien como la palma de nuestra mano.
Es bonito que las personas que más conocemos nos sorprendan de vez en cuando...
difiero de la fresa negra. A según yo, mi querido chunguita, la sentencia tiene su origen en que de algún modo la palma de la mano es la parte del cuerpo que más dice de nosotros y que con mayor facilidad podemos ver (o has visto tu cara con tus propios ojos alguna vez o cada cuándo ves tus plantas de los pies o la punta de la nariz??????)
a riesgo de equivocarme por temerario pienso que es la parte del cuerpo con la que mayor familiaridad tenemos. De ahí la frase, o no?
Aquí empieza la carrera de un gran quiromantico,
El origen de esta frase tan absurda, como la mayoría de los dichos zafios, seguramente será anglosajón. Antes de poner un ejemplo de ello diré que obviamente sería más fácil conocer el anverso de nuestra mano, que su reverso; es decir, que la palma. Es mucho más común ver esa parte (que ni nombre tiene) que la palma.
Aquí va otra frase anglosajona absurda: "ponerse en los zapatos del otro". Si alguien lo hiciera literalmente, en nada cambiaría su pensamiento (pues los zapatos no nos hacen pensar). En cambio, en el castizo "ponerse en el pellejo del otro"...
que ocioso... jajajaja
¡chócalas robert!
tengo entendido que la palma de la mano cambia sus lineas aproximadamente cada 6 meses, sin hacerlo drásticamente.
Pensando detenidamente en lo que has dicho... en "conocer a alguien como la palpa de la propia mano"... creo que sí tiene algo de mucha razón... No conoces bien ni la palma de tu mano ni a ése alguien que crees conocer bien.
No conozco ni mis ojos y con ésos veo... ¿Por qué habría de conocer mejor la palma de mi mano y peor aún... no me conozco yo, cómo podría conocer mejor a alguien más?
Ja... ésos pensares tan míos y tan del pópulo... saludos perversos.
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